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Tres Reyes: Demetrio Carmona montó el viaje a Madrid en el que se cerró el trato de los dinares


Antonia Sánchez Villanueva
Subdirectora de La Voz de Almería

Era una fecha muy próxima a la última Nochebuena.  A las cinco de la madrugada, el empresario Manuel Rodríguez, poseedor de varios millones de dinares iraquíes en papel moneda, tiene una cita con Demetrio Carmona, el por entonces abogado jefe del Estado en Almería, un señor de muy buena posición que unos días antes le había presentado a unos ‘amigos muy importantes’ de Madrid que le proponían comprar los billetes. Demetrio y él han quedado para viajar a la capital de España, donde ese mismo día podía quedar cerrado el -a priori- interesante negocio. Manuel llega unos minutos antes a la dirección [un portal de apartamentos de Aguadulce] y, en el frío de la madrugada de diciembre, encuentra esperando a un hombre alto al que apenas ha visto fugazmente en una cita anterior.

La Voz de hoy
- Buenos días. Usted es Manuel, ¿no? Estoy esperando a Demetrio. Soy Angel Morales. Voy con ustedes a Madrid.

En ese momento, puntualidad británica, aparece Demetrio Carmona.

- Manuel, Angel es un amigo mío que va también a Madrid. ¿No te importa?

El viaje, en el coche de Manuel Rodríguez, transcurre, a tan tempranas horas, sin mucha conversación. Paran a desayunar en el conocido bar Casa Pepe de Despeñaperros y el resto del trayecto discurre entre generalidades. Cuando se aproximan a Madrid, comienzan las llamadas telefónicas. Las realiza el tal Morales, según todo apunta, a quienes les están esperando en la capital de España. “Ahí me dí cuenta de que estaba totalmente involucrado en el asunto”.

A pesar de la insistencia de Manuel de dirigirse a la dirección de Madrid que ellos les dijeran (“yo me desenvuelvo bien allí”), los otros no terminan de concretar nada y, al final, quedan a las afueras, en un pequeño hotel del punto kilométrico 16 de la Carretera de Andalucía.

A la reunión acuden los dos ‘hombres importantes’ de la primera reunión, unos tales Nacho Flores y Luis Miguel Graña, “gente que le resuelve cosas raras al Gobierno”, según lo que recuerda el empresario que le dijeron.

El negocio consistía en buscar compradores para los dinares iraquíes adquiridos por Rodríguez junto a un socio en los años 95 y 96. A ese encuentro de Madrid, al que le citó Demetrio Carmona, iban, teóricamente, a cerrar el trato porque ya habían encontrado compradores. Era un señuelo, como se demostró luego.

Hasta ese momento, las dos reuniones que se habían celebrado en Almería habían sido cortas, telegráficas, con un punto de misterio. “Algo no terminaba de encajar”, asegura Rodríguez. Entonces, ¿por qué continuaba adelante? “La presencia de Demetrio Carmona era la que le daba veracidad a la situación”, subraya.

En aquel hotel a 16 kilómetros de Madrid hablan de un precio (no desvela cuánto) y de una comisión por su mediación. Inicialmente, un 8 %. El empresario les conmina a que consigan un precio superior y eleva el porcentaje al 10 %.
El tal Nacho Flores se aparta momentáneamente, parece hablar por teléfono, y regresa al momento: 

- Hecho.

Apretón de manos. Aparentemente, el trato está cerrado. Pero antes debían pasar por Madrid para firmar un documento notarial. Tampoco en ese trance, los ‘hombres importantes’ parecen desenvolverse demasiado bien. Llamadas telefónicas, nada concreto. Finalmente, Manuel Rodríguez les lleva a un notario conocido suyo que ejerce en la capital. “Firmamos un documento a nombre de uno de ellos [el tal Luis Miguel Graña] para que hiciera contactos previos sobre los dinares, pero nada comprometido, no un poder real”. “De todas formas, en cuanto saltó el tema, lo revocamos”, asegura.

Manuel Rodríguez no aceptó la propuesta que le hicieron de irse todos juntos a celebrar el acuerdo. “A nosotros nos quedan 600 kilómetros de vuelta a Almería, no es cuestión, lo celebraremos cuando esté todo terminado”, cuenta que les dijo. La celebración nunca llegaría.

Unos días más tarde, el 27 de diciembre, le citan nuevamente, a las ocho de la tarde, en el Gran Hotel Almería. Manuel acude con uno de sus hijos. Allí es donde le dicen que para recibir el pago debe abrir una cuenta en Suiza (dice que se ofrecen ellos a aperturarla) y, además, viajar con ambos hasta ese país. Cuando la transferencia estuviera hecha, Manuel debía dar la orden desde Suiza para entregar los dinares en Almería a una persona designada. Manuel no accede y pone sobre la mesa sus condiciones: la transferencia se haría a través de su oficina bancaria de siempre porque no había “nada que esconder”.

Después hubo casi un mes de silencio, roto por una llamada de Demetrio Carmona para comunicarle que “algo raro ocurre con la operación, que sus amigos le han dicho que se aparte de la misma”. Fue el 24 del pasado mes de enero. Un día después, Angel Morales le llama para citarle en una cafetería de Aguadulce. En el último momento, le cambian el lugar de la cita por la gasolinera al norte de Aguadulce junto a la salida de la autovía. Allí aparecen Nacho Flores y un tal capitán Cuenca (José Antonio Mateos), quienes se identifican como agentes del CNI, enseñando de forma rápida unas placas. Lo que pasó a continuación es el relato de una presunta coacción al empresario (le exigieron 200.000 euros) que dio lugar a una denuncia formal de este y al inicio de la investigación del caso ‘Tres Reyes’, que ha destapado a un presunto grupo criminal de extorsión.
* Este relato de hechos está basado en la denuncia que obra en el sumario judicial y en el testimonio del propio Manuel Rodríguez.


“Todo era un cuento, no tenían contactos,
buscaban la extorsión pura y dura”

Antes de que el presunto trato de los dinares llegase a su desenlace, el empresario al que se lo propusieron tuvo sospechas. “No parecían tener mucha idea”, opina de los que entonces se presentaban como ‘gente importante, cercana al Gobierno’ y luego se autoidentificaron como agentes [falsos] del servicio de inteligencia. “Todo fue un pretexto, ni tenían contactos para vender los dinares ni nada de nada, iban buscando la extorsión pura y dura”, señala.

Según su relato y según también los documentos que obran en la investigación judicial, en todos los encuentros estuvo presente Demetrio Carmona, salvo en el último. Fue el que se desarrolló el 25 de enero de este año, viernes para más señas, en la gasolinera al norte de Aguadulce, cercana a la autovía y a un edificio de oficinas. Fue allí, en ese momento, cuando, rotas las teóricas negociaciones para la venta de los dinares, al empresario le exigieron la entrega de 200.000 euros en dos horas. Si no, lo llevarían a Madrid “en el coche con las luces”.

¿Con qué argumento? Decían que tener dinares iraquíes es ilegal y que todos los propietarios estaban detenidos. Y si él no lo estaba era “por deferencia a Demetrio Carmona”. “Yo no veo que haya causa, esto es legal. Yo conozco al jefe de ustedes [les dio un nombre], llámenlo y díganle que soy yo”, les replicó Manuel  Rodríguez, sin perder la calma. Hicieron el paripé: “No, tenemos órdenes, se ha montado una buena por este asunto, en dos horas nos tiene que dar el dinero”, fue su respuesta.
(Publicado en La Voz de Almería. Autorizada su reproducción)

3 comentarios:

  1. Hay que preguntar a Juan Canton por que dijo que no sabía nada de la negociación. Manuel, no se lo cer nadie. Esto es todo?

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  2. Pero si Demetrio le dijo al final que no se fiaba de ellos como era el jefe, no crees antonia que tienes muchas ganas de darle publicidad a Demetrio para que lo linchen, por las ordenes del que te paga la publicidad, muy etica Antonia.

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  3. Antonia, se les ve a uds en la Voz el plumero, hay muchos intereses en este caso, y me parece que a su periódico le interesa que la orquesta toque solo una canción del repertorio.

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