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Canta, muñeca

José Fernández
Periodista

En su página web, el Parlamento de Andalucía explica a las andaluzas y andaluces lo siguiente: “Corresponde también al Parlamento ejercer un control continuado sobre la acción del Gobierno. Para ello cuenta con una serie de instrumentos tales como las preguntas dirigidas al Gobierno para demandar una respuesta sobre actuaciones concretas. Son el mecanismo idóneo para que los diputados conozcan la situación en que se encuentra un determinado asunto”.

María Jesús Montero
Pero de lo dicho a lo hecho siempre dista un trecho. Por ejemplo, nuestra consejera de Salud, la socialista María Jesús Montero, acaba de demostrar que ella no sólo está por encima de la informática y de la etimología, sino también de las formas de cortesía parlamentaria. La otra tarde, la parlamentaria popular almeriense Rosalía Espinosa le planteó en el Parlamento una serie de preguntas demandando respuestas concretas sobre el estado de los servicios sanitarios en Almería. Grave error de la señora Espinosa, que debió pensar que las preguntas eran un mecanismo idóneo para que los diputados conozcan la situación en que se encuentra determinado asunto. En realidad, lo que estaba haciendo la parlamentaria popular era un tercer grado. De hecho, la señora consejera dijo que no le iba a responder, porque las preguntas de la popular “parecían un interrogatorio”.

Hemos llegado a tal punto de estupendismo que cualquier cosa que no sea el aplauso o el lametazo es ya equiparable al maltrato. Eso sí, me llena de curiosidad saber qué no habría dicho la señora Montero si alguna pregunta parlamentaria suya hubiera recibido como respuesta semejante chorreo de displicencia. 

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