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Trueba busca a Lennon en Almería

José Antonio Martínez Soler
Periodista

La bondad tiene mala prensa. Pero no es así en la peli, emocionante y tierna, de David Trueba. Vivir con los ojos cerrados es genial. No os la perdáis. Claro que no soy objetivo. “Ni lo pretendiera”, como diría Camarón. Está rodada en el Parque Natural de Cabo de Gata, en los campos de Níjar (donde nació mi abuela Dolores), en los desiertos de Tabernas (donde nació mi padre), en el Teatro Cervantes (en cuyo gallinero me hinché de pipas) y retrata la época en la que yo conocí personalmente a John Lennon.

Cartel de la película
Además, David Trueba me cae bien. Le leo y le sigo.  Iba, pues, predispuesto a ser benévolo en mis críticas. Sin embargo, la película me pellizcó el corazón. Me ganó desde el principio. La felicidad, la bondad, la amistad, la generosidad y la ternura brotaban, como si nada, del mismo estiércol. Es una pequeña/gran Odisea, un road movie (la vida es el camino) en busca de John Lennon, la Itaca de un pobre profesor de inglés. Pobre y solo, sí, pero con un gran corazón. Javier Cámara lo borda.

Y es un reportaje, minucioso hasta el detalle más insignificante, de la España más mísera y siniestra de los años 60. Quizás se regodea en exceso con imágenes monótonas y eternas dentro del coche. Claro que la peli trata de un viaje hacia el Cabo de Gata en Almería. El diálogo salva las escenas, de casi foto fija, del interior del vehículo.

El retrato de la época es insuperable. Todo es cutre y miserable salvo la vida interior de los protagonistas. También sale el malo/malísimo de la película. Ya lo verán. Mi madre diría, con su lenguaje particular, que ese hombre es deshonrrible

Por encima de unas vidas perras, vulgares, de apariencia despreciable, Trueba hace brillar una descomunal belleza interior. Es como si surgieran gotas frescas de rocío por encima de la mierda seca. Gentes destrozadas, inadaptadas, incomprendidas y golpeadas por la vida (como la infancia del propio Lennon) crecen y crecen y se agigantan a medida que avanza la película.

Son héroes de la calle, de la vida cotidiana, que nos rodean por doquier. Y apenas les vemos. ¿Alguien sabe cómo se llama y qué siente la limpiadora del suelo donde se redactan los Telediarios? Pasan por nuestro lado y ni las vemos. El encanto de la peli de Trueba es que nos manda parar y fijarnos en esas personas invisibles que nos rodean.

Me pareció genial. Una película contracorriente que me hizo un poco más feliz. Como le gustaría decir al propio David, sales del cine sientiéndote una mejor persona de la que eras antes de entrar a la sala.  Y eso, creo yo, no tiene precio. Por eso la recomiendo vivamente.

Esto fue lo que escribió David Trueba en su “Blog del Rodaje”:

“También hemos grabado a los locutores de radio que se oyen a lo largo de la película. Hace tiempo, por mi amigo el historiador Gabriel Jackson, conocí al periodista José Antonio Martínez Soler en cuya casa se queda a pasar unos días cuando visita Madrid. En realidad era como si le conociera de tantos años de verle presentando las noticias. Lo que no sabía es que era de Almería y al contarle que iba a rodar una película allí, se desataron las anécdotas y coincidencias. Porque José Antonio, de joven, había trabajado por 125 la jornada, como extra en la película de Richard Lester protagonizada por Lennon.

Al día siguiente me envió esta foto, disfrazado de su personaje, con las trazas de un soldado de la II Guerra Mundial.
Imagen
Por eso, a la hora de meter las voces que se escucharán de fondo, me permití el guiño de llamarle y José Antonio acudió generoso y con una eficacia de locutor profesional. Ahora ya puede decir que es uno de los pocos que trabajó en ambas películas: la de Lester en 1966 y en Vivir es fácil, 47 años después”.

Esta fue mi réplica:

“Gracias, David, por publicar mi foto en el blog y por incluir mi voz en tu película. Lo que voy a presumir… No soy generoso sino presumido. Y en ambas pelis trabajé encantado … y por vanidad. Mi ego ya está por las nubes. Dicen que “el halago debilita”. ¡Qué va! A mi me da alas.

Solo una pequeña corrección: yo creo que en la peli de John Lennon yo iba vestido de sargento del ejercito imperial británico (por 125 pesetas al día) y no, como dices, de simple soldado (mira la foto). Soldado raso fue mi máximo rango en el ejército español, en tiempos del ominoso dictador, y ahí cobré menos que en el de Richard Lester.

Suerte en el Festival de San Sebastián y un fuerte abrazo. José A. Martínez Soler”

De joven, trabajé como extra en más de una docena de películas rodadas en Almería (Lawrence de Arabia, entre ellas). Nunca hasta hoy había salido mi nombre proyectado en los créditos de la gran pantalla (sólo en los de la pequeña de TVE). Por eso, me encantó ver mi nombre en el penúltimo lugar de los agradecimientos de David Trueba. ¡Ahí queda eso! En la gran pantalla.

Gracias, David. Tu peli me ha hecho un poco más feliz y, quizas, mejor persona. Y no solo por satisfacer mi vanidad (que, como sabes, es insaciable) sino, más bien, por transmitirnos que hay más gente buena y peleona por el mundo de lo que parece.  Gente que lucha y que no se rinde a la primera de cambio.  Tu peli nos reconcilia un poco más con la condición humana. Enhorabuena y gracias.

Desde luego, el cine es algo maravilloso. Cuando veo películas como ésta de David Trueba, comprendo aquel verso de Rafael Alberti:

“Nací, respetadme, con el cine”.

Qué razón tenía el poeta.

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