Juan Torrijos
Periodista
El TSJA le ha arreado un sopapo morrocotudo al ayuntamiento de Roquetas de Mar, y por ende a su alcalde, Gabriel Amat. Según el tribunal, la ampliación del Auditorio es ilegal. ¿Y ahora qué, don Gabriel? La sentencia llega tarde, demasiado tarde. Estamos hablando de una obra que se acabó hace ocho o nueve años. ¿Qué nos está diciendo el tribunal? ¿Quizás que hay que derribar la ampliación del centro? Si no se derriba lo construido ilegalmente, ¿para qué nos sirve la sentencia? ¿Sólo para la satisfacción del partido (Psoe) que puso la denuncia? ¿No creen ustedes que nos cuesta un paperío a los ciudadanos la justicia (esa que ahora nos quiere hacer pagar un poco más el ínclito Gallardón) para que al final no sirva para nada?
Hace unos días nos contaba La Voz de Almería que hay cientos, miles de sentencias, en nuestra provincia que no se han ejecutado. Y ahora nos llega la del Auditorio, con la vitola de que tampoco se va a hacer nada por su ejecución. ¿Va a ser capaz el Partido Socialista de Roquetas de pedir la ejecución de la misma, y si ella lleva la demolición de la ampliación y la nueva adjudicación, que con todas las consecuencias se haga? No lo creo. Entonces, ¿para qué pusieron la denuncia, si son conscientes de que cuando llega esa sentencia no se va a llevar a cabo?
Somos un país de risa. Dicen que a partir de ahora la responsabilidad va a recaer en los políticos y en sus haciendas particulares. No creo que les preocupe mucho. Ya se encargarán ellos de llenar esas haciendas. Oportunidades, estoy seguro, no les faltarán. Y como el ciudadano no castiga con su voto la corrupción... a vivir.
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