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Impuesto Roa o cómo robar al ciudadano

Rafael López Martínez

La normativa municipal que ha entrado en vigor este mismo mes podría explicarse de muchos modos, de muchas maneras, pero creo que la mejor, que la más indicada, es hacerlo desde el punto de vista real de la ciudadanía. Sí, del trabajador que usa su coche para ir a su puesto de trabajo, del empresario con empleados o no en nómina que por un lado pierde productividad en su empresa y, por el otro, beneficios. Vamos con los siguientes supuestos:

Supuesto 1 : Soy un trabajador del centro con vehículo propio. Cada dos horas tengo que cambiar no solo de sitio el coche, sino que encima me hacen cambiarlo de zona. Pierdo, en una jornada laboral de 8 horas, entre 1 y 2 en buscar aparcamiento. Además, pierdo 10 € al día de mi sueldo en ir a trabajar.

Supuesto 2: Soy un empresario de la zona centro. Cada dos horas tengo que dejar a mis empleados  que salgan a cambiar el coche de zona. Además, los clientes que vienen al centro, muchos de ellos, se van al Alcampo o barrios periféricos a comprar porque les es más fácil comprar y más barato, ya que en el centro pagan un impuesto de ORA solo por ir. Tengo que hacer promociones de parking gratis o bajar mis precios, baja el consumo y bajan mis ingresos.

Supuesto 3: Soy un empresario autónomo sin empleados y, cada vez que tengo que cambiar el coche  de sitio, tengo que cerrar mi negocio X tiempo. Durante ese tiempo tal vez he perdido el 15% de la recaudación del día. Si le sumo los 10 € diarios que pierdo en tickets, tengo que aumentar precios o irme a otro barrio a vender.

En todos estos supuestos, además si intentamos ir al centro en transporte público, al no haber un carril bus/taxi que garantice los horarios correctos de llegada y la circulación fluida, le añadimos el trasiego de coches a un lado y a otro buscando aparcamiento. Además, el factor psicológico de los conductores que se “pelean” por un estacionamiento influye en la manera de conducir y de actuar, siendo esta más peligrosa para el peatón y para todos en general.

Resultado: Baja el consumo en el centro de Almería, crece la crispación ciudadana, merma los  ingresos tanto de trabajadores como de empresas de las zonas afectadas, grava con un impuesto ir a comprar al centro, aumenta el tráfico en la zona centro y con esto, no nos olvidemos, se crea más contaminación acústica y empeora la calidad del aire (perjudica la salud). Vamos, que no solo no vale para nada, sino que además perjudica claramente a los barrios del centro.

Todo esto es sencillo y  fácil de entender para todos los ciudadanos de Almería, pero no para los políticos que han redactado y votado la normativa municipal.

Sinceramente, todo esto tiene un afán recaudador en un periodo de crisis económica en las familias almerienses azotadas por una tasa de desempleo de las mas altas de España.

Además, no se presentan alternativas más eficientes y que darían empleo a la capital como son:

- Líneas de bus urbano radiales y circulares con posibilidad de transbordo entre ellas mediante el abono de transporte citado.

- Abono transporte mensual.

- Alquiler de bicis mediante abono con puntos de recogida y dejada de bicis.

- Creación de carriles-bici coherentes y seguros conectados desde el centro de Almería con los barrios periféricos.

Y mientras no se aporta nada parecido, la pregunta que hay en la calle y que nadie sabe responder es: ¿Qué pretenden con esto?

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