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La revancha socialista

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Después de librar la enésima batalla en Andalucía, el PSOE tiene que contar los muertos políticos y, lo más importante, no perderle la cara a los que han quedado malheridos. Estos, precisamente, son los más peligrosos; los que se lamen mutuamente sus heridas. Unidos en el dolor y apartados del poder, permanecen tocados pero no hundidos. La célula almeriense del PSOE provincial pretende regenerar el tejido que urdió con notable éxito. Ahora, conocidas las hostilidades, la lucha será más radical y a cara de perro.

No olvidemos que Martín Soler, Diego Asensio… y Cía. esperaban una oportunidad como esta para salir reforzados después de una acomodada travesía del desierto. Pizarro siempre ha mostrado debilidad por Martín Soler; no en vano, al margen de la amistad íntima que se profesan, han sido complementarios y colaboradores necesarios en todas las componendas y famosas martingalas políticas -y no políticas- que han venido protagonizando. Ahí está la famosa y ominosa reunión de Antequera en la que el tándem Pizarro-Soler pretendió la perversión de los resultados electorales a cambio de “desbloquear los temas que estaban bloqueados: Corte Inglés en La Salle, soterramiento… y algunos asuntos judiciales”.

Recuérdese que Pizarro fomentó la figura de Martín Soler para presidente de la Junta de Andalucía y, ambos, no cejan en el empeño de derribar como sea a Griñán para controlar, a su estilo, el PSOE regional y, con el concurso de Zarrías, también coger cacho del PSOE nacional.

La estrategia política se fundamenta en la depredación felina: atacan con el concurso de la oportunidad, la sorpresa y seleccionando la debilidad de sus víctimas. Griñán, cada día más débil, descubre sus flancos y, cuando llegue el Día D (las elecciones municipales), se podrían desencadenar acontecimientos mucho más encarnizados que la escaramuza previa ya ha presagiado.

Mucha atención, por tanto, a los próximos movimientos de Martín Soler. La jugada actual es más ambiciosa y de largo recorrido y, al no existir una corriente crítica o una alternativa consolidada, el camino continúa expedito y el miedo a las represalias todavía está en los huesos de los escarmentados… que no son pocos.
(www.noticiasdealmeria.com)

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