La Berlinale agrícola

Antonio Lao

Director de Diario de Almería

La Berlinale coincide cada año con Fruit Logistica. Si la primera es una cita obligada para el cine a nivel mundial, la segunda es el edén del empresario agrícola. Cuando llegas a Berlín en febrero, en el aire se respira olor a celuloide y a sus estrellas, aunque, eso sí, con un buen aderezo de hortalizas y verduras del mundo. En ese "totum revolutum" que es la capital de Europa, Almería se posiciona como líder en cultivo de hortalizas, tratando de mantener una posición a la que aspiran demasiados, más de los que podríamos pensar.

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Pues bien, para consolidar mercados y aspirar a ampliarlos, el sector toma "La Messe" con lo que tiene, con sus mejores galas y con productos que aún hoy sorprenden y permanecen en la vanguardia. Pero no es oro todo lo que reluce. Aquí, el "más tonto hace relojes" y a poco que te descuides te pasan por la derecha o por la izquierda, cogen la posición y no la recuperas jamás.

Si importante es cultivar, poseer las mejores ratios en consumo de agua o innovación, lo es más conocer que hacen tus competidores. Fruit es un escaparate enorme, en el que se presentan las últimas novedades en tecnología, investigación y genética. Si eres de los primeros en conocer, ganas cuerpo en su aplicación, generas ingresos y estás a la última. Y ya se sabe que, cuando tomas delantera, cuando lideras, los demás no tienen más remedio que seguirte. Y de estos últimos, como de los subcampeones en el deporte, no se acuerda nadie.

El pabellón 18 sigue siendo el de Almería y Andalucía, aunque no se bien por qué razón hemos perdido presencia en beneficio de otras comunidades autónomas y otras empresas. La creencia, errónea bajo mi punto de vista, de que sólo con Madrid es suficiente, le ha dado alas a aquellos que creen a pies juntillas que Alemania es la locomotora de Europa y que aquí se genera todo lo que luego se proyecta al resto de la vetusta Europa.

La agricultura de Almería es capaz de generar dos mil millones de euros para nuestra tierra y Alemania es nuestro principal cliente. Bajo estas premisas, tiene poco sentido abandonar una fuente ingente de riqueza e imagen y apostar por lo nuestro, que está bien, cuando no deja de ser aquello que ya conocemos, "manejero" que diría un castizo.

Ahuecar el ala de donde de verdad se compite, en la creencia de que sólo nuestras estrellas son las que brillan, nos encamina como las malas películas, a proyectarnos en cines de segunda, si somos capaces de distribuirlas. Y eso, no siempre se logra.