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Incompetentes

Celso Ortiz
Profesor de la UAL

Para los gobernantes incompetentes la situación ideal es que el poder que rige en las instituciones se halle repartido entre distintas formaciones políticas. O sea, que para un alcalde del Partido Popular es un alivio que el gobierno de la comunidad autónoma a la que pertenece su municipio esté gobernada por el partido socialista, y viceversa. Lo mismo se puede decir con respecto a los dirigentes de una Comunidad Autónoma con respecto al Gobierno del Estado.

'Se cae a pedazos'
Las diferencias, a veces, son una ventaja. Como la línea divisoria del reparto de funciones no está definida con absoluta claridad, es norma colocarse una medalla cuando el viento sopla a favor, y culpabilizar al contrario cuando se producen marejadas. Y así andamos, dando bandazos y sin levantar cabeza. Los problemas, que los solucione el otro.

Así se producen situaciones que permanecen estancadas echando balones fuera y, como siempre, son los ciudadanos que pagan impuestos para que estos señores cobren una nómina a cambio de que resuelvan problemas los que se sienten estafados.

Es cierto que hay materias sobre las que se comprende que partidos de distinta ideología no se pongan de acuerdo a la hora de llevar a cabo un proyecto. Pero hay cuestiones que para nada se ven afectadas por condicionantes ideológicos y la única razón que existe para que no se solucionen se debe a la manifiesta incompetencia de los políticos que nos gobiernan, hábiles para el recurso fácil de cruzarse improperios, e inútiles para ponerse de acuerdo a la hora de arrimar el hombro.

Sea de quien sea la culpa- yo por mi parte no salvo a nadie- Almería está sufriendo daños imperdonables en algo que nada tiene que ver con las esencias de los partidos y me refiero al maltrato del escaso patrimonio que le queda a esta ciudad tras los estragos del desarrollismo del pasado siglo.

Después del desencuentro para salvar obstáculos y acelerar las obras de la sede del Ayuntamiento en la Plaza Vieja, pancarta incluida, vemos el magnífico edificio de la Estación cayéndose a pedazos. Nunca entendí su abandono y el traslado del servicio que prestaba a ese barracón que se construyó a su vera. Cuánto mejor habría sido adaptar sus instalaciones a los nuevos tiempos. Ahora andan jugando al ping-pong con uno de los edificios más singulares de Almería porque no hay dinero para su rehabilitación.

Eso sí, para pagar asesores que ilustren sobre la manera de responsabilizar al contrario, que no falte.
(Diario de Almería)

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