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PSOE: Ni Pedro ni Susana

Francisco Espinosa
Afiliado del PSOE de El Ejido

En este momento de incertidumbre en el PSOE, consecuencia de la profunda crisis y fractura interna producida en el bochornoso Comité Federal del pasado mes de octubre, resulta inquietante e increíble la apatía y desidia calculada de la gestora, que retrasa injustificadamente la convocatoria de las primarias y el Congreso Extraordinario. Después de casi cuarenta años de militancia en el PSOE, aún no he podido salir del estupor de ver como un grupo de dirigentes regionales (los “barones/a”), encabezados por la secretaria general de Andalucía, Susana Díaz, articularon una operación para, de una manera lamentable, descabezar al “asalto” el partido. Y menos puede entenderse hoy, que transcurridos tres meses desde aquel bochornoso Comité, la gestora impuesta por la “baronía”, dado su carácter de órgano “ortopédico” y excepcional de dirección del PSOE, no haya convocado aún las primarias, ni el Congreso.

Pedro Sánchez y Susana Díaz

No es comprensible el temor y el menosprecio que la gestora –que ha rebasado ampliamente el límite de su legitimidad y de sus funciones propias-, y sus mentores están mostrando hacia los militantes de este partido, que son los únicos que pueden reparar la terrible “avería” que un grupo de dirigentes le causaron. Desde octubre, el PSOE deambula, descabezado y aturdido, en el escenario político nacional, sin valorar que la cosa puede complicarse todavía más si el presidente Rajoy, de manera unilateral, decidiera convocar en 2017 nuevas elecciones generales.

En esta situación, la gestora sigue retrasando algo que debiera ser inaplazable, como son las primarias y el Congreso, necesarios para dotar al PSOE del líder y del proyecto renovado que urgentemente necesita. Dicen algunos de la gestora y de su entorno que ahora es tiempo para la reflexión y el debate. Pero éste, o no se está produciendo, o si produce se hace de espaldas y sin participación de la militancia y en cenáculos de cuadros dirigentes vinculados a la gestora.

Todo abona la tesis de que la gestora sólo piensa en el interés de sus promotores y, singularmente, en interés de los designios de Susana Díaz, dándole tiempo para que madure su candidatura a la Secretaría General, procurándole el máximo de apoyos políticos internos y reduciendo o cercenando los de cualquier otro posible candidato/a alternativo/a.

"No podrá reparar la “avería” del PSOE, ni producir su relanzamiento político, ningún dirigente directamente implicado en la mayor crisis y fractura del partido de la democracia"

Ante esta tesitura, como militante veterano, pienso sinceramente que no podrá reparar la “avería” del PSOE, ni producir su relanzamiento político, ningún dirigente directamente implicado en la mayor crisis y fractura del partido de la democracia. Difícilmente podrá sofocar el pavoroso incendio del Comité de octubre ningún pirómano de aquellas fechas. En esta situación de fractura y honda división del partido, pienso que ni Pedro Sánchez ni Susana Díaz están en condiciones de articular un proyecto regenerador y de cohesión política interna, capaz de cerrar las heridas y las trincheras abiertas en el infausto Comité Federal.

Así que, por responsabilidad política personal, ambos debieran de abstenerse de concurrir a las primarias y asumir aquello de “estar a la cola y no en la cabeza”. El uno, Pedro, porque –aunque resultó ser la víctima política del “asalto” a la Ejecutiva Federal- no fue capaz de canalizar su indudable caudal político de dirigente cercano a la militancia y con firmeza en sus convicciones políticas de izquierdas, para producir entre los cuadros dirigentes regionales y en las resoluciones del Comité Federal un esquema de negociación postelectoral más flexible y ajustado a la realidad política resultante en cada una de las dos últimas elecciones generales. No tuvo la habilidad política necesaria para superar su situación de “preso” enjaulado por las condiciones imposibles y contradictorias salidas del C. Federal, impuestas desde la “baronía” territorial.

En definitiva, no supo salir, ni maniobrar convenientemente y a tiempo, para escapar del callejón sin salida en el que entró con el consabido: “no es no”. La otra, Susana, por haber orquestado y dirigido, desde la elección de Sánchez como secretario general en las primarias de 2014 (al servicio del cual se puso a trabajar a los cuadros dirigentes de la organización de Andalucía), un disimulado plan para condicionar, limitar y controlar la acción del secretario general, como si de un poder delegado de ella se tratara.

"Tras la postulación de Pedro Sánchez como candidato del PSOE su labor se vio desautorizada por dirigentes y cargos institucionales, singularmente desde Andalucía"

De alguna manera, pareció –si en realidad no fue así- que el nuevo secretario general debiera actuar como si se tratara de algo provisional y “en funciones”, a la espera de un momento mejor para relevarlo. Tras la postulación de Pedro Sánchez como candidato del PSOE a las elecciones generales de diciembre de 2015, la labor del SG se vio continuamente -con mayor o menor intensidad-, puesta en cuestión y desautorizada por un sinfín de dirigentes y cargos institucionales de la geografía española, singularmente desde la comunidad de Andalucía.

Han sido muchos, desde la propia organización del PSOE, los que socavaron la autoridad y la credibilidad del SG ante los medios de comunicación y ante el resto de fuerzas políticas nacionales. Un coro de voces críticas de dirigentes regionales del PSOE, quebraron permanentemente la autoridad y la voz propia del secretario general. Llegando nuestros adversarios políticos a decir a Sánchez: “primero póngase usted de acuerdo con sus barones/a antes de negociar con los demás”. Fue la comidilla y el escarnio en las tertulias radiofónicas y televisivas.

La participación final de Susana en el Comité Federal del bochorno y el oprobio político fue fundamental en sus resultados. Para ello, además se utilizó un argumentario truculento e interesado atribuyendo a Sánchez la pésima tendencia electoral del PSOE en los últimos años, ocultando interesadamente que las raíces y las causas del retroceso venía de atrás, cuando aún faltaba en el escenario político nacional Podemos, al final de la legislatura de ZP (movimiento del 15-M) y de los resultados del candidato Rubalcaba (todavía sin concurrir Podemos, ni las “mareas”), que pasaron de 169 a 110 diputados (pérdida de 59 diputados= -35%).

Pero estaba claro que el plan a ejecutar era descabezar el partido, aún a costa de perjudicar su credibilidad y su prestigio centenario. Por todo ello, termino reiterando mi opinión: para regenerar y recuperar el PSOE son necesarios líderes capaces de recomponer y “coser” lo que irresponsablemente y conscientemente se destruyó el uno de octubre de 2016. Se necesitan personas de un perfil similar al de nuestro candidato en la Comunidad de Madrid, el independiente Ángel Gabilondo, con capacidad y credibilidad, cosa que en estos momentos no tienen ni Pedro, ni Susana.