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Arturo Pino más parece un comisario político que director de la Alcazaba

Juan Torrijos
Periodista

Es una pena, querido don Arturo, que a solo tres días de su nombramiento como director del primer monumento de la provincia se haya convertido en noticia, y no de las buenas. Deje que hablen los políticos (que les gusta), usted a trabajar por el monumento, que para eso le han nombrado director. Y por su bien se lo digo. Puede tener el apoyo de sus jefes políticos, pero mucho me temo que alguno ya se ha arrepentido de su nombramiento.

Arturo Pino y Alfredo Valdivia

Sus mensajes, sus posturas dadas a conocer al final se vuelven en contra de ellos, y no vaya a creer que lo soportan bien, más bien todo lo contrario. Pueden tapar sus vergüenzas y sus equivocaciones, y vaya si lo hacen, pero no están por la labor de tapar las de sus colaboradores si las mismas les pueden llegar a perjudicar, y usted hasta ahora es sólo eso, un colaborador al que ellos han ofrecido la dirección de la Alcazaba. Creo, si no es militante del Partido Socialista, que se apunte lo más urgente que pueda, que pase a ser un compañero socialista más al que tengan que defender con uñas y dientes desde el partido y la Junta, de lo contrario calle, guarde silencio, mande los mensajes en la red a freír espárragos y defienda y gestione el monumento. Tampoco se asocie mañana mismo a los Amigos de la Alcazaba, se vería mucho el plumero, perdón, el interés mostrado.

"Su llegada a la dirección de la Alcazaba fue recibida con esperanza; no queremos pensar que su nombramiento ha sido un error"

Lo que tiene que reconocer, don Arturo Pino, es que no ha entrado usted con buen pie en el cargo de director de la Alcazaba. No debe muy estar acostumbrado a las luchas políticas que se viven en el entorno al monumento, y a la primera de cambio: ¡Puñetas!, “la gamba”. Está muy bien lo de defender a los trabajadores a sus ordenes, pero no ha estado muy afortunado, a ellos nadie les criticaba, pero si quería defender a sus señoritos políticos (que entiendo que lo intente, está en tu santo derecho a hacerlo) poniendo a los trabajadores en medio de la polémica con los Amigos, se le ha encasquillado la escopeta y la bala se le ha ido por la culata.

¡Lástima! Su llegada a la dirección del recinto fue recibida con esperanza, con la ilusión que siempre aporta una cara nueva. No queremos pensar que ha sido un error su nombramiento, deseamos poder seguir esperando en usted y de usted a ese director capaz de luchar para poner a la Alcazaba en el lugar que se merece: en las manos de los almerienses.