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El Algarrobico

Lenox Napier
Un mojaquero británico

La cuestión del hotel El Algarrobico debía de haber sido resuelta en este septiembre pasado. Pero, como de costumbre, y a la sorpresa de nadie, no ha sido así. Es un edificio feo, levantado en la costa (que no tendría mucho sentido en levantárselo en el interior, ¿a que sí?). El hotel tiene veinte plantas de altura y tiene -o tendrá, o tendría-, 411 habitaciones. Si alguna vez se abre, traerá  empleo a Carboneras, la ciudad cercana de poco encanto, famosa por su central eléctrica sucia (mucho más fea que el hotel) y su imposiblemente gran estadio deportivo que el Ayuntamiento no puede permitirse el lujo de abrir.

El Algarrobico
El hotel es sólo una parte de una urbanización proyectada más grande, con restaurantes y bares y tiendas de recuerdos, todos ellos destinados a divertir a los turistas que llenarían El Algarrobico desde el día que se abriese, presumiblemente alrededor del año 2008 si no fuese parado dos años antes por un política desconsiderada desde la lejana Madrid llamada Cristina Narbona, en aquel momento ministra de Medio Ambiente del PSOE.

El hotel estaba casi terminado cuando la orden de paralización llegó en 2006. El constructor, Azata del Sol, dijo y dice que tenía toda la documentación correcta. Los ecologistas (como Ecologistas en Acción, Greenpeace y la excéntrica Salvemos Mojácar), que lograron detener el proyecto, dicen que es un parque natural y allí no se puede construir. Al igual que con los famosos  300.000 hogares 'ilegales' en Andalucía, no se dijo nada hasta el último momento.

Ahora, nueve años más tarde, todavía no hay respuesta. O, más bien, hay demasiadas decisiones de los tribunales, algunos a favor y otros en contra. Gane quien gane, el público perderá. Si se trata de una victoria para Azata del Sol, ellos entonces van a reclamar daños masivos para reparar el edificio, devastado tanto por el tiempo como por varios ataques de los vándalos, ecologistas y cazadores de recuerdos. Además, después de todos los acontecimientos, ¿sería posible que los turistas vayan a querer permanecer allí con tanta mala publicidad? Quizás los de Azata ya no quieren ganar, así que devuélvelos  su inversión, además de sus costes de abogados, los intereses, la pérdida de ingresos y lo que sea. Una bonita suma.

Si ganan los ecologistas, entonces tendría que ser demolido y toda la zona reconstruida, de alguna manera, como un trozo inocua de acantilado costero. ¿Cuánto costaría eso? El precio de un par de hospitales, o un par de kilómetros más del AVE, sin duda. Y, en una región con un 35% de desempleo y pocas oportunidades de ingresos alternativos más allá del turismo, ¿qué tal la pérdida de empleos?