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Viento en la proa

Rebeca Gómez
Concejala de Desarrollo Económico, Empleo y Comercio de Almería

No es la primera vez que Zapatero es obligado a rectificar o le rectifican. Ha ocurrido con Almunia, con Merkel, con Obama, con el Banco de España, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y tantos otros. Esta semana ha sido en China, el país con la tercera renta per cápita más alta del mundo. En aras de disipar cualquier atisbo de duda sobre la solvencia de nuestra economía, Zapatero ha decidido cortejar al gigante chino. Y pedir, ahora que los mercados no nos terminan de devolver la confianza perdida.

Pero sea el jet lag, sea el lagarto, Zapatero no se ha aclarado. Tras afirmar en Pekin que “España ya ha hecho sus deberes” y descartar que vaya a tomar nuevas medidas, se ha aventurado a asegurar que el gobierno chino dispone de suficientes fondos para sufragar el 60% de lo que el Banco de España pide a las entidades españolas, asegurando que el China Investment Corporation (CIC), el fondo soberano de riqueza de este país asiático, invertirá en nuestras Cajas nada menos que 9.300 millones de dólares, el doble de lo que gasta el Estado anualmente en sanidad. Pero lo cierto es que CIC negó ayer a Efe que haya decidido realizar esa inversión en el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros españolas. Un funcionario del CIC aseguró que "lo estamos considerando y no lo hemos decidido todavía", y que "mi jefe nunca mencionó esa cifra. No es cierto que se hablara de esa cantidad ni sabemos de donde sale".

Necesitamos ayuda, es cierto. Pero antes necesitamos dimensionar. Planificar y dimensionar. Y actuar con criterio, con rigor, no a golpes de efecto. El Zapatero errante vende las bonanzas de nuestra economía como si fuese a pedir una hipoteca con la tasación de un amiguete irresponsable. Como si los inversores necesitaran escuchar los pareceres de un presidente cuya gestión ha quedado en entredicho en medio mundo por titubeante, errática y marketiniana.

 Ayer el Gobierno español se vio obligado a admitir el error, pero se adentró algo más en el enredo afirmando que sí habrá inversiones en deuda y cajas, no por parte del CIC, sino de otros fondos chinos, y que serán "importantes". Eso sí, tuvieron la cautela de no precisar el importe, aunque sí que sería previsiblemente menor del anunciado un día antes. En sus declaraciones de ayer, Zapatero insistía.

Lejos de corregir el rumbo de sus palabras, argumentó peligrosamente y aseguró que hay dos líneas, una la de los fondos, ya desmentida, y otra la del Gobierno chino, que según Zapatero es la que hay que seguir, pues es éste –presumiendo y dando por hecho la presión que este tipo de Gobierno sabe ejercer en su régimen dictatorial en todos los componentes económicos- será el que al final doblegue cualquier fondo y, por lo tanto, hoy sin atreverse a cuantificar, sigue manteniendo el compromiso que ha arrancado de los chinos para España., sumándose así al criterio de la gestión autoritaria con la que el gobierno chino podría avalar de esta forma su metedura de pata.

Zapatero propuso a los chinos que además participaran en la privatización del 49% de Aena, y que invirtieran en infraestructuras de alta velocidad. Y en contraprestación, se comprometió a ser "el camino" de China hacia el mercado latinoamericano y a mediar en las relaciones comerciales entre el país asiático y la UE. Los brotes se le agotaron antes de madurar. Fueron sus muchos asesores quienes le debieron hacer pronunciar a Zapatero frases poco oportunas. Recordó que el 41% de los jóvenes españoles tienen educación superior, pero no que el 52% de ellos no encuentran empleo. Y obvió mencionar los derechos humanos, y preguntar dónde van a parar todos los activistas detenidos día a día, e interesarse por la detención del artista chino Ai Weiwei.

Al ser preguntado por ello, Zapatero se limitó a decir que ese no era el motivo de su visita. Por si fuera poco, justo el día en que se cumplían 99 años del terrible naufragio del Titanic, a Zapatero se le ocurrió comparar a España con un “transatlántico poderoso que va a seguir navegando con fortaleza”. Dios quiera que España no corra la misma suerte que el buque cuyos armadores atribuyeron similares bonanzas días antes de su hundimiento. Quizás la superstición se ha apoderado de los chinos, quizás no. En este ambiente, mi amigo Rafael encontraría alguna similitud con Gila.

1 comentario:

  1. Sólo un detalle, China no es la ternera economía en renta per cápta del mundo. Ya quisieran...

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