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Democracia directa también


Félix
de la Fuente Pascual

De los 19 países de todo el mundo que aprueban el examen de democracia, es decir que tienen una nota media de 8 sobre 10, exceptuados los muy pequeños, España se encuentra en el último lugar con el número 19, según la calificación del The Economist Intelligence Unit (EIU). Pero ¿es esto acaso un consuelo? ¿Es acaso un consuelo que estemos por delante de Francia, Portugal, Italia y de los EE. UU.? ¿Quiere esto decir que tenemos medianamente resueltos los graves problemas sociales?

Democracias plenas

Prescindiendo de que este informe no tiene en consideración los graves problemas del paro, sueldos-miseria, corrupción, despilfarro, desigualdades sociales…etc., España aprueba solamente en 2 de los cinco criterios que aplica el EIU. Aprueba en procesos electorales y grado de pluralismo del sistema de partidosy en el criterio número cinco - las libertades civiles y personales-, pero suspende en cuanto al funcionamiento del gobierno y las Administraciones, a la participación ciudadana en política y a la cultura democrática de cada país.

Por tanto, hay tres de los cinco aspectos fundamentalísimosde la democracia en la que España suspende. Voy a fijarme solamente en los dos últimos suspensos: la participación ciudadanay la cultura democrática. Y al respecto habría que preguntarse, por qué no participa el ciudadano español en la vida pública. ¿Es solo porque no quiere o porque no le dejan?

No te metas en política” este es uno de los consejos más frecuentes que dan los padres a sus hijos.Otro de los tópicos más oídos es también “Yo no quiero saber nada de política”. Ambas frases, además de ser propias de una dictadura (efectivamente, en una dictadura los padres tienen miedo por sus hijos y los gobernantes no quieren que nadie les ponga el menor reparo o les haga la menor crítica), nos están demostrando que a los gobernantes actuales les va muy bien que estos tópicos sigan vivos, para tener ellos todo el poder en sus manos.

Por otro lado, en cultura democrática creo que los españoles dejamos mucho que desear. Todavía no hemos superado el maniqueísmo de buenos y malos, de derechas y de izquierdas, de catalanoparlantes y de hispanoparlantes, de vencedores y vencidos. La mayoría delos españoles pasamos de estos enfrenamientos, pero hay sectores interesados en fomentarlo.  Felizmente ya no se habla de practicantes y no practicantes en el campo religioso.  Pero si el grado de democracia se mide por el grado de respeto a las minorías, creo que nuestra democracia está en mantillas. Cuando nos sentimos dentro de una minoría, reivindicamos nuestros derechos, pero nos olvidamos de que dentro de nuestras minorías hay otras subminorías que merecen respeto en cuanto personas que son. El rodillo de “hago lo que quiero porque somos mayoría” no solamente se da en los parlamentos. Se da también en los partidos políticos, en las grandes poblaciones e incluso en los pueblos más pequeños

Democracia, palabra que viene del griego, significa “gobierno del pueblo” y no “gobierno de los partidos políticos”.  Va siendo hora de que el pueblo deje de verse obligado a actuar únicamente a través de los partidos políticos. Incluso en al ámbito judicial no siempre es obligatorio recurrir a un abogado y en este caso somos nosotros los que lo elegimos, porque nosotros lo pagamos. No es el colegio de abogados el que nos lo impone.

No siempre son los ciudadanos los que no quieren intervenir directamente en política. Son los partidos políticos los que tienen copado el monopolio de la política. Y si en economía están prohibidos los monopolios, también en política deberían estarlo. Mientras tanto, no utilicemos la palabra democracia, hablemos de partitocracia.

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