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El Pingurucho de Los Coloraos


Gonzalo Hernández Guarch
Arquitecto, urbanista y escritor

El Pingurucho de Los Coloraos, una denominación que demuestra la cercanía entre el pueblo y este monumento neoclásico, siempre ha sido un importante referente a los héroes por la libertad que fueron fusilados por los absolutistas, un monumento que conmemora la memoria de los mártires, y que pretende mantener viva no solo su memoria, sino sobre todo demostrar que la lucha por las libertades debe ser la base de la democracia.

El Pingurucho de Los Coloraos

Almería así lo entendió, y gracias a ciudadanos ejemplares como don Juan Pérez, aquel extraordinario jurista, se consiguió al final. El déspota iletrado de Fernando VII, uno de los peores reyes de la historia, convencido de lo que su antepasado había afirmado -“El estado soy yo”-, implantó una represión brutal contra los liberales, y en definitiva contra todos los que no aceptaban rendirle pleitesía sin discutirle su gobierno basado en la tiranía, la corrupción y la politica sugerida por la camarilla que le rodeaba. Los que intentaron hacerle frente lo pagaron muy caro, aunque al final la historia puso a cada uno en su lugar.
La Plaza Vieja, la plaza del Ayuntamiento, no es el lugar adecuado. La plaza y el monumento no mantienen un diálogo sereno sino por el contrario una violenta pugna
Hasta ahí casi todo el mundo está de acuerdo. El desacuerdo llega cuando se habla de la ubicación del monumento existente en la capital de Almería. En mi opinión, tal vez muy subjetiva y condicionada por mi profesión como arquitecto y urbanista, el pingurucho no está donde debería. La Plaza Vieja, la plaza del Ayuntamiento, no es el lugar adecuado. La plaza y el monumento no mantienen un diálogo sereno sino por el contrario una violenta pugna.

Las dimensiones de la plaza quedan empequeñecidas por la importancia y la fuerza visual del Pingurucho. Las dimensiones del monumento no guardan una correlación con la arquitectura de la plaza. Es más que evidente que se encuentra fuera de escala, y ello, de una parte destruye el ambiente urbano, y de otra impide el disfrute sereno de la contemplación del pingurucho.

Se ha debatido hasta la saciedad si se debería trasladar o no. Mi opinión sería que con el traslado a otro lugar más adecuado -probablemente el más adecuado- como lo es el inicio desde el puerto de la Rambla de Almería, donde lo disfrutaría todo el mundo, nos proporcionaría dos interesantes espacios.
La magnífica rambla que tiene Almería, de la que todos nos sentimos orgullosos, requiere de un monumento con fuerza y con sentido, y no es otro que el Pingurucho de los Coloraos
La magnífica rambla que ahora tiene Almería, de la que todos los almerienses nos sentimos orgullosos, requiere de un monumento con fuerza y con sentido. Sustituir el monolito que se colocó en su día, a falta de un verdadero monumento histórico, que resulta que existe, y que no es otro que el Pingurucho de los Coloraos, en el cruce de mayor tráfico de vehículos y probablemente de personas de la capital, sería una iniciativa acertada.

El monumento a la libertad en un punto de gran visibilidad demostraría el sentimiento de cercanía y afecto que los ciudadanos de Almería tienen hacia aquellos que lucharon por ella, y al tiempo, la Plaza del Ayuntamiento recuperaría la serenidad de una arquitectura puramente almeriense, y todos podríamos ver como por milagro, esa preciosa y recoleta plaza crecería como por arte de magia, transformándose en un espacio de disfrute y coloquio, en la que solo debería existir, como mucho, una fuente.

Todo en la vida requiere un criterio de proporcionalidad, los espacios públicos también. Nadie pretende ocultar el monumento a las libertades y a sus mártires, todo lo contrario. Tendré que decir que poseo una cierta experiencia sobre estos asuntos, y recordaré por ejemplo que la iniciativa de colocar a don Nicolás Salmerón en la Puerta Purchena, a pie de plaza, al mismo nivel que los viandantes, como un ciudadano más que fuera arriba y abajo ensimismado en sus asuntos, poniendo a aquel extraordinario político en contacto de nuevo con su gente, partió de mi, y por supuesto de la comprensión del entonces alcalde y su teniente de alcalde, que comprendieron de inmediato lo que yo proponía. Al final, un acierto.
Es importante poner a la Libertad donde tiene que estar, en el mismo baricentro de la ciudad, y no arrinconarla por una falsa nostalgia o un sentimiento localista
Ahora, tal vez más que nunca, es importante poner a la Libertad donde tiene que estar, en el mismo baricentro de la ciudad, y no arrinconarla por una falsa nostalgia o un sentimiento localista. El monumento a Los Coloraos es muy interesante visualmente, posee un simbolismo muy profundo y acertado, solo requiere el espacio suficiente en su entorno para poder verlo y disfrutarlo como se merece, en sus verdaderas proporciones. La Rambla cumple con creces con ese requisito, y adelanto ya que merecerá la pena poder disfrutarlo en su emplazamiento y al tiempo volver a recuperar la preciosa y recoleta Plaza Vieja.

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