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Recogepelotas, tocapelotas y pelotas en Albox

Francisco Granero Granados
Exalcalde de Albox

El abuso tácito de un cargo es el peor síntoma del espíritu totalitario de quien lo ocupa. A estos “singulares“ personajes del “arréstese”, “requísese”,”exprópiese”, cuando toman el cargo (porque a éstos no les gusta que se lo den) hay que temerles; o, cuando menos, los albojenses tendríamos que andar preocupados.

Viene todo esto a que no sólo se conforman con “arrestar” o “requisar” pelotas a nuestros menores, sino que además se permiten ¿aconsejar? al otrora jefe del Parque de Bomberos que vaya pensando en la jubilación, porque él y sólo él ha tomado la decisión de cerrar el Parque. Ni el pleno de la Corporación ni siquiera la Junta de Gobierno. Y esto se lo dice a un funcionario del Ayuntamiento. Ya me dirán ustedes este “estilo” a quienes nos puede recordar.

Francisco Torrecillas, alcalde de Albox, el día de su toma de posesión

RECOGEPELOTAS
Ningún alcalde, ni siquiera los que lo eran nombrados Por la Gracia de Dios, podían arrestar, confiscar o requisar pelotas. Sólo una ordenanza municipal en vigor a lo sumo podría establecer sanciones por el uso indebido o alteración de la convivencia y libertad de los vecinos. Al privar de un bien particular, usted como poco ha cometido un abuso de autoridad. Se ha librado de una posible denuncia por parte del ciudadano afectado. Y es que a los cargos como usted lo que les pide el cuerpo no es el ejercicio de la “autoritas” sino el del “poder”. Su ignorancia ha traspasado con creces los límites del atrevimiento.

Si faltaba algo más para arreglar el ridículo y bochorno que hemos pasado los albojenses, trata de arreglar el “asunto” haciendo responsables de la situación a nuestros adolescentes, después de haber recluido a nuestros menores en sus casas. Intenta usted sacar una “pata”, para meter las dos. Culpa a nuestros jóvenes ahora de los “pelotazos”. Pues sepa que en lo tocante a pelotazos, debe mirar mucho más cerca, que nuestros jóvenes donde los dan es exclusivamente en el pabellón y en el campo de fútbol.

TOCAPELOTAS
En sus Relatos se acuerda de mí, Yo, que llevo años fuera de la competencia. Me hace pensar dos cosas. De una parte, que todos estos años en los que tuve la honra de presidir nuestra corporación, así como en mis años en el Senado, ha sufrido lo indecible. De otra, debo pensar que su inconmensurable “ego” le estaba pidiendo unos minutos de gloria a mi costa. Pues bien, ya se los voy dando.

Hace alusión a mí en los medios con evidente mala fe, en un lenguaje que intenta ser subliminal, relacionando su éxito en un asunto de Cespa en el que usted no ha tenido ni arte ni parte, pues ni siquiera era miembro de la corporación, cuando hace años se presenta el contencioso en el Juzgado. Pero esto es lo menos relevante, a América le apuntamos un nuevo descubridor y va que chuta.

Lo preocupante es el mensaje que artera, burda y toscamente, exhibe porque en cuestiones de hipérboles, anáforas, pleonasmos, sinécdoques y demás anda usted algo “cortito”, nada reprochable y cosa bien entendible, dado que su fuerte es la física. No la cuántica, ni siquiera la nuclear, no. La otra. La educación física.

Y sí. A Granero lo puede usted citar con Cespa. La relación fue bien transparente. Convoqué Concurso Abierto y Libre publicado en los boletines correspondientes y vinieron a concursar las empresas del país más importantes. Para la limpieza de dependencias municipales, centros públicos y limpieza viaria. Claro que esto de los contratos y concursos libres y abiertos, a usted le debe sonar algo extraño, perteneciendo ya a “la gran familia”. En ella, los contratos en su mayor parte eran con carácter de Urgencia y Procedimiento Negociado.

PELOTAS
Dice el diccionario de la Real Academia: “Adulador, servil….”. En cuanto a lisonjas, nada podemos decir en el caso que nos ocupa. De momento… En cuanto a servilismo, allá cada cual con sus conclusiones. Veamos. No hace muchos días, al que llaman como poco “desestabilizador” tiene la “ocurrencia” de solicitar información de algún expediente a la alcaldía sobre cuestiones al parecer poco claras. Y el alcalde, tan locuaz a veces y lenguaraz en alguna ocasión, tiene la obligación impuesta, en toda circunstancia, de enmudecer y hacerse invisible cuando “la familia” le rodea.

Porque la familia de Torrecillas es la familia del “silencio”, no la de Alberto Closas. Es la del “no sabe, no contesta”. Y Torrecillas hace mutis por el foro. Véase, si no, como en horas veinticuatro igual aparece en los fiordos escandinavos o en Castilla al pie de la fosa de algún noble castellano. Se ausenta para “servir” y encarga a su Teniente de Alcalde dar el No a los documentos que legalmente puede exigir la oposición. El sórdido silencio de su actitud seguro que merece un calificativo.

Recordará conmigo el Sr. Torrecillas, porque los dos hemos servido a la patria, lo que decía nuestra cartilla militar, al final: “¿Valor? Se le supone”. Hoy, en su cartilla rezaría: “¿Cobardía? Manifiesta“. Claro que me refiero a la política. No a la otra, que no pongo en duda. Faltaría más.