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Javier García Padilla, un almeriense al pie del Gurugú

Antonio Torres
Director de RTVA

El monte Gurugú esta a menos de una hora de avión desde Almería. Cientos de personas sueñan con saltar la valla de Melilla. Se reparten las tareas: buscar comida agua y sobrevivir. Javier García Padilla (Almería, 1978) trabaja desde 2002 para Informativos Telecinco. Antes lo hizo en Canal 28 de Almería. "Hace ya 10 años que subí por primera vez al Gurugú", recuerda, "cuando aún no era noticia de portada que decenas de subsaharianos malvivieran en las entrañas de un monte esperando entrar en España. Era la miseria golpeando a las puertas de Europa y nadie contestaba. Apenas unos cuantos periodistas subíamos de vez en cuando con comida y mantas. A cambio escuchábamos sus dramas y con suerte nos lo publicaban, pero nunca fueron primera página. Aquello no era un problema, era una anécdota de frío y hambre que a nadie le importaba".

Javi García, junto a la valla
Astan Traore se ha convertido, el pasado miércoles, en la segunda mujer que consigue saltar la valla de Melilla desde Marruecos, después de que a principios de año lo lograra una menor. Astan está embarazada de 10 semanas. Al llegar al Hospital Comarcal para ser examinada, su mirada parecía triste y distante, aunque, al preguntarle si era feliz, ha esbozado una sonrisa afirmativa.

Quien firma este artículo vivió en el Gurugú una de las experiencias periodísticas más duras, en el umbral del nuevo siglo, con Canal Sur Televisión. Permanece en la memoria el instante cuando mis compañeros Francisco Flores (actualmente desarrolla su trabajo profesional en Lima), Federico Ríos, Francisco Herrerías (en Interalmería) y Javier García reunimos unos euros para un joven que le acababan de inmovilizar una pierna con una escayola sustraída por sus compañeros en un hospital. Era informático, y cayó de la escalera en el salto a la valla. Pretendía reunirse con sus familiares en París.

En los tenderetes había decenas de zapatillas, vaqueros y hasta latas grandes de tomate vacías, y que hacían de improvisadas baterías musicales para el "ocio", en un campamento que albergarba sueños y profesionales de todo tipo. Meses después llegaron los colegas del Telediario de TVE y anunciaron que era la primera vez que una televisión acudía hasta allí. Una vez más, el centralismo no miraba más allá de su entorno.

"Recuerdo las hogueras, las ollas desahuciadas y decenas de escaleras de madera preparadas para saltar la valla. La frontera de Melilla medía entonces seis metros; hoy mide nueve, pero no necesitan nada. La desesperación ya es bastante alta. Hace ya 10 años que subí por primera vez al Gurugú y aún no he bajado de aquella montaña donde la desesperación duerme cada noche abrazada a la esperanza", rememora García Padilla.

Javi García tiene en la retina decenas de historias positivas: "Siguiendo la pista de una serie de autobuses en los que Marruecos deportaba inmigrantes en la frontera de Argelia, acabé hospedándome en un pequeño hotel en mitad de la nada, sin un duro y sin que aceptaran tarjetas de crédito. No había donde sacar dinero ni tenía a quien recurrir. Y cuando ya no sabía qué hacer, un camarero del hotel se ofreció a darme los más de 200 euros que necesitaba para pagar con la única condición de que le diera mi palabra de que al volver a España le haría una transferencia bancaria por la misma cantidad que él me dejaba. Y así lo hice. Nunca lo olvidaré".

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