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Un debate que refleja el estado de la política almeriense

Eugenio Narbaiza
Periodista

Ha pasado el Debate del Estado de la Ciudad, un magnífico escaparate para que los contendientes políticos nos enseñaran a los ciudadanos su capacidad política y sus deberes acabados y preparados de cara a unas inmediatas elecciones. Pero el resultado ha sido decepcionante. No voy a entrar en si Luis Rogelio es el culpable de que no esté El Corte Inglés en la ciudad de Almería o en el tema del Mercado Central. Solamente, me gustaría preguntarme si los ciudadanos somos conscientes de la clase política que tenemos y de su mediocridad dependiente y adoradora de un buen sueldo, olvidándose del porqué están en las instituciones.

Pensar que Juan Carlos Usero va a ser rival para el actual alcalde de la capital parece una broma de mal gusto, y esto es preocupante, no solo para las siglas del partido de Usero, sino también para el ciudadano, porque quien no se sienta cercano al planteamiento político del PP se queda huérfano ante la falta de capacidad del candidato del otro gran partido en la contienda electoral. Porque todo su discurso es defender a un régimen establecido, por mero interés partidista, en vez de preocuparse y analizar la verdadera situación de la ciudad, que, por otro lado, aunque ha mejorado mucho, tiene graves deficiencias que la hacen sustancialmente mejorable.

El debate resultó decepcionante, al igual que decepcionante está resultando el comportamiento de algunos representantes de los partidos políticos hacia la ciudadanía haciendo que ésta no solamente desconfíe, sino que "pase" de las actuaciones de los representantes políticos. Esta situación, que se ve cada vez más, debería de hacer reflexionar a los partidos sobre el papel que están jugando hacia los votantes, puesto que en la presente legislatura estamos viendo cómo la política provincial se está degradando de una manera preocupante. Casos como el de El Ejido, además de indignación, causan impotencia y ganas de bajarse del carro.

Ahora, leemos que el PSOE se quiere sumar al sumario de la Operación Poniente, por saber hasta qué punto alguno de sus dirigentes podría estar inmerso en el mismo. Realmente esto es subrealista, teniendo en cuenta que, hasta la fecha, este partido no ha hecho nada por cambiar la situación irregular e ilógica que se está produciendo en la segunda ciudad de la provincia y ha alentado algunas de las preocupantes situaciones, tal y como se desprenden de algunas operaciones llevadas a cabo con el partido de Enciso para intentar destruir a su verdadero rival, al PP.

Uno, que es de fuera y lleva muchos años en el mundo de la información política, realmente se queda asombrado con lo que viene sucediendo en la política almeriense. Porque ésta es una provincia pujante, es una provincia con futuro por la capacidad de sus habitantes y es una provncia que ha sido y debe ser un elemento importante en la locomotora del desarrollo de Andalucía, pero todavía no alcanzo a entender cómo por el mero hecho de sobrevivir en el poder político no tienen los escrúpulos que se tienen que tener para hacer de Almería una de las provincias más dinámicas, impidiendo, por no sé que razones, que se acaben las buenas comunicaciones, que no lleguen las infraestructuras necesarias, que la agricultura, cuyo futuro es negro y muy negro en los actuales planteamientos, no busque una salida en políticas transformadoras y de reconversión sectorial.

De verdad, dan ganas de protestar, de decir que esto no es posible, que hay que empezar a cambiar las cosas.

Con esto no quiero decir que el PP lo haga bien, porque tampoco esta haciendo del todo bien las cosas, pero es importante tener partidos como los dos principales en una posición de favorecer a su provincia y a la ciudadanía y no en lo que estamos viendo y viviendo en la provincia de Almería. La verdad, o cambiamos esta dinámica o estamos apañados, porque sin una clase política fuerte, pujante, formada, decidida a dar lo mejor de sí para la provincia, no tenemos nada que hacer. El debate del estado de la ciudad refleja precisamente eso, un partido en el gobierno fuerte, que hace cosas, una oposición desorientada viendo el final del régimen y que pone a un candidato que lanza un discurso autista, alejado de la realidad, y unos ciudadanos que, preocupados por lo dificil que está resultando el día a día, están decepcionados y pasan de ellos, porque, además, no ven que las cosas cambien.

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