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El maestro Juan Bueso cerró la puerta de la clase vacía

Miguel Ángel Blanco Martín
Periodista

Fue en el último día del curso 2002/2003, la despedida personal del maestro, Juan Bueso Lázaro (Melilla, 1940). Un momento especial, íntimo, sin testigos. Al margen de los homenajes, de las despedidas de los padres, de sus alumnos, de sus compañeros. Fue el momento de la despedida interior, ante la clase vacía, llena de memoria, de vivencias. Juan Bueso recorrió con la mirada el aula, los pequeños pupitres y los objetos vivos que marcan las huellas de una vida dedicada a la enseñanza. Después, Juan Bueso cerró la puerta del aula vacía y con lágrimas en los ojos, que nadie veía, salió del colegio público ‘Blas Infante’ de Sevilla y se fue a su casa entre los ruidos de la ciudad. Todo eso y las razones de su itinerario personal por la enseñanza y mucho más, lo explica Juan Bueso Lázaro en su libro ’Cerré la puerta’ (Sevilla, 2010), una guía completa del compromiso de este maestro almeriense ante la vida.

El libro se inicia con un breve texto ilustrativo del espíritu del autor: “Es igual el lugar, lo importante es lo vivido, pero el sitio condiciona la existencia”. El prólogo es de Ángeles López Ruiz, también maestra y esposa/compañera del autor. Y no es un prólogo cualquiera, porque la vida de Juan Bueso no se entiende sin Ángeles López, y viceversa. Ambos firmes, en su compromiso vital por la enseñanza y ante la realidad. Un compromiso que continúa abierto hasta nuestros días mientras les quede un soplo de vida.

‘Cerré la puerta’ responde al concepto literario de memorias/vivencias, un género en el que la clave está en lo que trasciende de lo personal, en lo que se proyecta como único y se configura como universal. Juan Bueso Lázaro tiene su trayectoria entre la infancia en Melilla, su juventud y madurez en Almería (con raíces familiares en Abrucena) y la recta final en Gines (Sevilla) donde reside, en conexión con sus señas de identidad almeriense. El itinerario del autor transita por su infancia, el encuentro con Almería, sus estudios, su visión de la ciudad y de la provincia, la descripción de un paisaje que va íntimamente ligado a las vivencias y que sólo se entiende desde la personalidad del autor que se va forjando día a día. Por la vida de Juan Bueso pasa también la memoria sobre Abrucena, Dalías, Berja y el encuentro con Ángeles López. Y este momento configura ya el itinerario del resto de su vida personal, que Juan Bueso denomina ‘Un proyecto de vida juntos’.

Con el maestro Juan Bueso Lázaro viajan más de cuarenta años dedicado a la enseñanza, primero en el Colegio La Salle de Almería (con el tiempo descubriría que el colegio La Salle no le tuvo dado de alta en la Seguridad Social durante cinco años) y después en varios colegios públicos de Sevilla. La trayectoria del maestro se inserta en el compromiso de ayudar a los más necesitados. Por eso, ante el asombro de muchos compañeros, llega a elegir en un concurso de traslado el colegio público de un barrio marginal sevillano (una actitud en la que también está Ángeles López). Explica su decisión de pedir el colegio público ‘Josefa Amor y Rico’ (conocido popularmente como ‘La Pepa’), reiterando su petición ante la sorpresa del presidente del tribunal que pensaba que Juan Bueso se equivocaba al pedir ese colegio. Y Juan Bueso no se equivocaba: “Para mí siempre la educación fue un reto a favor de los más desfavorecidos”. Y a eso une su formación docente, en proyectos, seminarios y cursos de formación, “siempre consideré  que como educador era indispensable mi propia formación permanente”.

El compromiso es total, no una cuestión en temas puntuales. Juan Bueso y Ángeles López están unidos en su testimonio religioso, de compromiso cristiano, en cursos de teología, en una afirmación personal sobre el Evangelio y menciones a la Madre Teresa de Calcuta. Con el tiempo, y ante la realidad institucional de la Iglesia Católica y desde el desencanto por la realidad ‘oficial’ del catolicismo, Juan Bueso evoluciona hacia lo que puede denominarse ‘agnosticismo cristiano’. Por eso escribe: “No creo en las religiones que añaden más dolor que el que la naturaleza humana, la vida lleva consigo. Pero sí creo que tiene que haber una respuesta a sus interrogantes que desde los tiempos más remotos el ser humano busca por naturaleza”.

También comparece en estas memorias su compromiso con las ideas de democracia, su trabajo en UGT y el socialismo, tras descubrir en su juventud la verdad de la ‘España oficial’ y la ‘España oculta’. La Transición exige despejar dudas y Juan Bueso aporta abiertamente su grano de arena a la construcción de la democracia.

Por el camino de Juan Bueso pasan muchos nombres, las referencias a sus hijos, siempre presentes e insustituibles. Y sus otros hijos, las niñas y los niños de las aulas por donde pasó, cada uno con su historia marginal a cuesta. “Quince años he trabajado en la enseñanza pública: han sido profesionalmente los mejores años de mi vida”.

Llegó en 2003 la jubilación y nada de retirarse a descansar. Otros proyectos y compromisos permanecen. Y de nuevo Ángeles López en la complicidad vital, “ella dice que no, que la vida y la lucha por un mundo más justo no puede tener ‘descansos’, queda mucho por hacer. Hay muchos millones de niños y niñas en el mundo sin escuela, por poner un botón de muestra”.

Hay un profundo sentido del amor ante la vida en la trayectoria de Juan Bueso, un concepto que él sitúa como guía. Y todo esto sin pedir nada a cambio.

1 comentario:

  1. Anónimo3/1/12 03:28

    Este libro fue escrito cuando el autor "creía saber la respuesta de todas las preguntas"; pero en un par de años le "han cambiado todas las preguntas" y no tiene más remedio que encontrar las nuevas respuestas. He hablado con él y está de acuerdo conmigo en que deberá de ponerse a trabajar de inmediato para encontrar la respuesta a las referidas nuevas preguntas. Y está dispuesto a ello. "Anónimo"

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