Periodista
Creo que no hace falta ir abriendo gansos en canal para adivinar el futuro estudiando sus vísceras. Una de las principales diferencias entre los nigromantes romanos y los columnistas actuales es la revista de prensa, que no sólo te permite escrutar la actualidad, sino establecer una proyección más o menos fiable para el futuro. Y la verdad es que si yo fuera presidente del Gobierno, andaría decorando las paredes de la Moncloa de color hormiga, porque el horizonte venidero es francamente penoso. Y es que lo peor que puede perder un Gobierno no son los votos, sino el respeto. Ya nadie muestra a Zapatero el mínimo nivel de consideración exigible a la dignidad de su cargo. Con la economía nacional técnicamente intervenida y situada en la duda razonable de la operación rescate, el señor Zapatero ha de encajar que un reducido grupo de privilegiados profesionales revienten el puente de millones de conciudadanos secuestrando el espacio aéreo de España.
Cuando hay gente que hace algo así es porque se siente o bien lo suficientemente fuerte como para el órdago o bien porque sabe que al otro lado de la mesa tiene a un tolili al que se le caen las cartas de las manos. Son, a mi juicio, síntomas inequívocos de fin de ciclo político y del encefalograma plano de un Gobierno absolutamente desbordado, pues no parece probable que este bochornoso episodio del transporte aéreo se hubiera podido dar contra un Gobierno fuerte y solvente. De remate, y para coronar el pastelón con una guinda de alianza de civilizaciones, el siempre amigable vecino marroquí anuncia “marchas de rescate” sobre Ceuta y Melilla. ¿Hay alguien que respete a Zapatero?
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