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El caso Vox en El Ejido y la ‘rebelión de los catetos’


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤➤El Ejido es uno de los municipios de España donde la fuerza de Vox se ha puesto de manifiesto de forma más contundente. En las elecciones de Andalucía de 2018 consiguió ser primera fuerza con 7.377 votos (29,51 por ciento). En las elecciones generales de abril de este año, un listón tan elevado no solo bajó, sino que subió, alcanzando los 9.272 votos y un porcentaje superior al 30 por ciento.

Juan José Bonilla, el expedientado líder de Vox en El Ejido (Loa) 

Con estos dos precedentes, el éxito de Vox en El Ejido en las elecciones locales estaba asegurado, independientemente de quiénes fueran las personas que el partido eligiera para confeccionar las listas. El mérito de Vox en El Ejido es achacable única y exclusivamente al partido y no a los nombres de sus candidatos.
Juan José Bonilla López, candidato ejidense a la alcaldía, y sus compañeros de candidatura no han sido capaces, el pasado 26-M, de mantener el número de votos de Vox de las elecciones precedentes
Juan José Bonilla López, candidato ejidense a la alcaldía, y sus compañeros de candidatura no han sido capaces, el pasado 26-M, de mantener el número de votos de las elecciones precedentes. No consiguieron mantenerse como primera fuerza política y perdieron más de 2.800 votos respecto a las elecciones generales. No obstante, obtuvieron un muy buen resultado con cerca del 15 por ciento de los votos y siete concejales, dos menos que el Partido Popular.

Con un resultado tan cuantioso, a Bonilla y compañía se les ha subido el santo al cielo y han querido hacer de Vox-El Ejido un territorio privado en el que los siete titulares de las actas de concejales son los dueños y señores del reino. Hasta tal punto se han crecido que han osado desafiar al partido que los ha aupado al poder haciendo caso omiso a las órdenes recibidas para elegir diputado provincial por la circunscripción de Berja a un concejal de Adra, Juan José Ibáñez Salmerón, y no al autopostulado, el propio Bonilla.
Bonilla tiene dos opciones: situarse en la Diputación como un diputado rebelde o tomar su acta de diputado provincial y ponerla a disposición del partido
El episodio vivido en los últimos días en El Ejido no es un caso inédito en la historia reciente de las Diputaciones. En 1983, en Granada, estalló la llamada ‘rebelión de los catetos’: los concejales del PSOE se rebelaron contra la imposición de la ejecutiva regional y eligieron a un presidente distinto al sugerido por Borbolla. Fueron expulsados del PSOE de inmediato. No obstante, los rebeldes mantuvieron sus cargos durante los cuatro años.

La inmediata respuesta dada por Vox en  El Ejido es la propia de un partido que cree que debe de ser tomado ya en serio y ello a pesar de que esta respuesta haya sido tan tibia, pues no son Juan José Bonilla y Rosa María Martín los únicos autores del acto de rebeldía, sino también los otros cinco concejales. Se supone que si Vox no ha actuado de forma más drástica ha sido únicamente por el deseo de no hacer añicos el grupo que tiene la mayor representación de Vox en la provincia.

Bonilla tiene dos opciones: situarse en la Diputación como un diputado rebelde o tomar su acta de diputado provincial y ponerla a disposición del partido que le ha hecho concejal. Él verá qué es lo que procede hacer.

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