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La Mesa del Ferrocarril y el histriónico marxismo


Antonio Felipe Rubio
Periodista

➤ La Mesa del Ferrocarril acaba de desperezarse tras el periodo estival coincidente, qué cosas, con los tres meses de gobierno del PSOE; por otro lado, inequívoco inspirador e impulsor de este “fenómeno” reivindicativo con extraordinaria motilidad frente al gobierno del PP y letárgica conducta cuando es el PSOE. En fin, es algo ya conocido en las diferentes etapas en las que Almería ha luchado por conseguir mejoras en las infraestructuras de comunicación y vitales recursos para el mantenimiento y desarrollo de los principales motores socioeconómicos. Tras los foros, plataformas, mesas, etc. siempre existió la sensación de manejos internos y pasteleo a interés de las distintas partes actuantes que, una vez logrado el titular y la foto, despachaban los asuntos con un “equilibrio” del que nadie saliese visiblemente perjudicado practicando el principio del “hoy por ti y mañana por mí”. Ya saben, si el PP afeaba a la Junta de Andalucía, en la siguiente era el PSOE el que afeaba al Gobierno central del PP; por tanto, recreando la escena del dentista, intentemos no hacernos daño.

Concentración organizada por la Mesa del Ferrocarril

La única movilización sincera en defensa de los genuinos intereses de la provincia fue la campaña “Almería sin salidas”. Esta iniciativa fue muy anterior a las exitosas “Teruel existe” o la actual promovida por la Cámara y empresarios de Valencia (Boluda, Roig…) en defensa del Corredor Ferroviario Mediterráneo.
La eclosión de la industria agrícola en Almería, fenómeno sin parangón en su género, jamás gozó de la  decidida colaboración que solucionase con eficacia y estabilidad el problema del agua o las infraestructuras de comunicaciones
“Almería sin salidas” fue una apuesta valiente y pionera al salir de las fronteras provinciales y la naftalina endogámica aireando nuestras enormes dificultades para entrar o salir por carretera, tren y avión. Gracias al presidente de la Cámara de Comercio, José Vallejo, se financió una campaña que informaba a toda España de que con los JJOO de Barcelona, la Expo de Sevilla y las inversiones a punta pala en el resto del país, por el contrario, en Almería los camiones cargados para exportar a Europa tenían que pararse en el puente de Rioja (el único semáforo de toda la N-340). La eclosión de la industria agrícola en Almería, fenómeno sin parangón en su género, jamás gozó de la  decidida colaboración que solucionase con eficacia y estabilidad el problema del agua o las infraestructuras de comunicaciones.
Lo cierto es que con el PSOE en el Gobierno de España; con el PSOE en la Junta de Andalucía; con el PSOE en la Diputación; con el PSOE en el 80% de los pueblos de la provincia; con el PSOE en el Ayuntamiento de Almería… con esta conjunción planetaria, fue cuando Almería peor lo pasó
Ahora se suele decir que el PSOE no permitió El Corte Inglés porque había un ayuntamiento del PP que se colocaría la medalla. El asunto no es tan simple; hay otros intereses bastardos de los que entienden algunos que siempre saben colocarse junto a quienes les den las oportunidades para continuar “defendiendo” los intereses de Almería. Lo cierto es que con el PSOE en el Gobierno de España; con el PSOE en la Junta de Andalucía; con el PSOE en la Diputación; con el PSOE en el 80% de los pueblos de la provincia; con el PSOE en el Ayuntamiento de Almería… con esta conjunción planetaria, fue cuando Almería peor lo pasó: las peores carreteras, retrasos en las autovías, ferrocarril sin inversiones o mejoras (incluida la supresión del Guadix-Almendricos), precios, frecuencias y enlaces aéreos infames…  y todo esto aconteció -no lo olviden-  con el PSOE en todas y cada una de las instituciones posibles, y con mayoría absoluta.

Si hay algo que lamento de todo esto es la falsedad de algunos actores movidos por la prebenda que provee el sectarismo y, en otros casos, por pervertir la buena memoria y honorabilidad que otorgaron brillantes dirigentes a la Cámara de Comercio, como lo hizo Pepe Vallejo (un señor de Huelva que defendió como nadie a Almería) con la campaña “Almería sin salidas” y, ahora, cuando todo está pergeñado, se reúnen para encontrar los “mayores beneficios para la llegada del AVE a Almería”.
Lo que viene a Almería no es un AVE, es un tren de altas prestaciones; o sea, un Alvia
Hay que suponer que los mayores beneficios serán los mismos que defendían, entre otras y denodadamente, la doble vía irrenunciable en todo el trayecto y el bypass para evitar el traslado a Huércal de Almería. Pues nada; que se anuncia para el día 14 de noviembre el cambio de la estación a Huércal y aquí nadie se corta las venas. Ahora todo se concentra en el mantra “encontrar lo mejor para la llegada del AVE a Almería”, y lo tienen jodido porque, entre otras consideraciones, lo que viene a Almería no es un AVE, es un tren de altas prestaciones; o sea, un Alvia. Entre un Alvia y un AVE dicen los aviesos interesados que no hay prácticamente diferencia en velocidad, comodidad… pero el accidente de Angrois (Santiago de Compostela) jamás se habría producido si en lugar de un Alvia hubiese sido un AVE. La diferencia en medidas de control y seguridad también marcan la diferencia.

Ahora, cuando no tenemos claro el modelo de acceso ferroviario a la capital y si habrá o no conexión con el puerto, los parlamentarios de Podemos e IU en Sevilla piden una línea férrea con el Poniente y la reapertura de la Guadix-Almendricos, la que cerró el PSOE. Ya puestos, recuperen el “compromiso” de Chaves para la Facultad de Medicina para Almería… y otra en Jaén… y otra en Huelva. Estas cosas vienen de dos en dos, como los huevos duros del histriónico marxismo. 

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