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Ni ayudas, ni becas, ni mamandurrias

Mar Verdejo
Ingeniero-paisajista

¡Qué titulares nos están dando!: “Conspiración europea contra España”, “Se tienen que terminar los subsidios, las subvenciones y las mamandurrias”, “La discapacidad no puede significar una ‘merma de derechos en una sociedad avanzada y progresista’, “Italia y Francia dicen que España miente”... No va a ser necesario leer en las vacaciones las novelas llamadas “best seller”, tan de moda, que hay sobre conspiraciones internacionales, construcción de catedrales medievales o intrigas palaciegas, y que nos ayudan a evadirnos en nuestro rincón vacacional. Tan sólo hay que leer las noticias con distancia, para no avergonzarnos, y disfrutar de este espectáculo que nos están interpretando.

Cualquier argumento es bueno para este verano, y en esta trama “pseudopolítica” deben de conseguir mantenernos en vilo, apelando sin escrúpulos a motivos éticos, como, por ejemplo, cercenar el derecho a la mujer a decidir sobre su maternidad, y a decidir con leyes un escenario más dantesco, con más sufrimiento, y más oscuro aún si cabe. Con contundencia Javier Esparza, en El País, dice: “Nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento”. En un sin sentido, se dejan sin ayudas a las personas dependientes cuyas necesidades han sido motivadas por la edad o el destino, ya que el Estado ya no se hará cargo, y la OMS (Organización Mundial para la Salud) alerta: “ Las normas más restrictivas llevan a prácticas más inseguras”, refiriéndose a las leyes que regulan el aborto. ¿Qué es esta doble moral y vida de algunos de los sectores de la sociedad que hacen estas medidas tan radicales? Van en contra de todo, y contra todos y todas: mujeres, educación y sanidad públicas, energías renovables, autónomos, funcionarios, inmigrantes, personas dependientes, medioambiente, e incluso contra la cultura. Es una buena táctica, así nos tienen alerta. Pero, ojos, que a estas alturas de la novela ya no nos extraña ver aeropuertos sin aviones, autovías sin vehículos o bibliotecas sin libros. Vamos asimilando todo, con una rapidez pasmosa con esta serie de ataques y situaciones que hace unos meses nos hubieran parecido increíbles, de tiempos lejanos, de fotos en blanco y negro. Decía M. L. King: “El mundo está a oscuras, no por tanto mal que hacen los malos como por el bien que dejan de hacer los buenos”.

En algún sitio está el problema, el foco real, la resolución de esta novela densa y que ya se está haciendo larguísima, llena de conspiraciones, feminicidios, y cilicios. Página tras página los protagonistas siguen mamando del bote, eso sí. Enredando con estrategias para que no veamos el qué: ¿que son incapaces de resolver este entuerto en el que nos han metido o se trata de algo más bélico?

Han empezado los Juegos Olímpicos en Londres, otro foco deportivo para despistarnos, pero esta vez sí que deberíamos de disfrutar de nuestros atletas, animarlos y ver todo el esfuerzo que conlleva ser en nuestro país un deportista de élite, porque cuando vuelvan ya no tendrán ayudas, ni becas, ni mamandurrias.

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