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Colega del año

Javier Salvador
Director de Teleprensa

Premiar a una persona por promover la tolerancia, el respeto y la igualdad real hacia el colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales está bien. Vamos, que hay premios de todos los colores -los hay que son devueltos públicamente-, pero que esos valores se personifiquen en el alcalde de Almería ya me cuesta creerlo, sobre todo si hablamos de un tipo que tira de censura contra los medios de comunicación que no le hacen las palmas, y si me dicen que es por el hecho de tener a un gay como asesor de un concejal que debía estar en su casa -pues hablamos de un tipo que fue condenado por conducir borracho-, pues qué quieren que les diga, que hace un poco de ruido.

Pero vamos a poner las cosas en orden. Si no me equivoco, el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez, el colega del año, es del PP, y precisamente el Partido Popular ya ha insinuado -otros dicen que hasta asegurado a la Conferencia Episcopal- que una de las cosas que caerán si llegan al poder son precisamente los avances de ese colectivo de gays, bisexuales y transexuales, como el matrimonio que en España se les reconoce legalmente o la posibilidad de tener hijos.

Verán, me parece muy bien que le den un premio, pero espero que la oposición investigue si hay alguna subvención, ayuda o participación generosa en alguna actividad de este colectivo que sea reciente y que pueda justificar este premio. Porque, la verdad, me cuesta mucho llamar colega al alcalde de Almería, aunque bueno, lo es del colectivo de gays, bisexuales y transexuales, y me consta que la gran mayoría de ellos no comparte la idoneidad de ese premio.

Pero me refería al asunto de las subvenciones, ayudas o participaciones desinteresadas en actividades de la organización que da el colectivo, porque igual pillamos otra del tipo a la del asunto de la transparencia.

Por si no se acuerdan, hace unos días salía un informe en el que Almería quedaba a la altura de Alicante, Castellón, la propia Comunidad Valenciana y alguna que otra perla de los últimos meses. La historia que cuenta el colega del año es que él no paga porque le premien. Es decir, venía a contar que ese estudio de transparencia o anticorruptelas lo realizan fundaciones que cobran por ello.

La verdad es que no fueron muy rápidos contestando, pero la Fundación en cuestión dejó al alcalde de Almería a la altura de cualquier dirigente del PP de Valencia imputado en el caso Gürtel, porque claramente le acusaron de faltar a la verdad, es decir, que ellos no cobran por esa tarea.

Claro que esto es lo mismo que las banderas azules de las playas, que si uno las tiene y otro no, el que carece de ellas es un manta, pero cuando se sufre en propias carnes, como pasó en Almería o en Níjar, la historia va de que pasan de pagar por banderitas de colores. Y ahí es cuando todos nos creemos que las escobas de plata, oro, platino y diamantes de la ciudad se las dan al concejal de turno por lo limpia que está la ciudad. De hecho, se supone, por la progresión de los metales, que cada año mejoramos, pero suponemos que los jueces de ese premio no pasan del despacho del concejal que sí puede que cada año esté más limpio.

La verdad, hoy que toca el debate del estado de Almería podría hablar de todo esto un poco, porque al final, auguro, que poca chicha va a tener el encuentro, salvo que será el primer cara a cara entre el colega del año y su contrincante en las elecciones.
(Publicado en teleprensa.es)

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