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Almería preparada y bonita para el resto del mundo


Alfonso G. Martínez
Diplomado en Empresariales por la UAL
Director de Administración de Fincas Martínez-Reina

Hoy el futuro de nuestra provincia es estremecedor. Una economía en crecimiento en los últimos años, que se ha basado en el sector inmobiliario y en la agricultura, potenciados por la mano de obra barata de la inmigración, acompañada de un crédito financiero que descompensaba la relación futura entre trabajo y capital en el sector empresarial, nos traslada actualmente a una necesidad de transformación del modelo económico. Seguimos siendo una provincia donde el turismo costero, al igual que el de las zonas interiores, se ha olvidado, con ejemplos como Mojácar, Vera, el propio Zapillo o Retamar, por nombrar algunos.
El puerto deportivo de Aguadulce es uno de esos puertos que realmente no están adaptados a las necesidades del turismo que hoy en día demandan nuestros vecinos europeos. Retamar es una de esas zonas en donde no ha se realizado una estrategia de publicidad adecuada para explotar las nuevas instalaciones (golf, hoteles, zonas verdes, playa, etc.). “No sabemos vender lo que tenemos a los demás” y es algo que debemos cambiar, es una necesidad que en nuestro subconsciente todos conocemos e incluso hemos comentado alguna vez con un palabras llenas de impotencia, sintiendo que lo podríamos hacer mejor.
La política actual de la provincia de Almería debería empezar preocupándose por tener unas comunicaciones, tanto terrestres como aéreas, decentes, de una capital de provincia de un estado europeo. Comunicaciones y accesos que potenciarían junto a una estrategia de marketing y publicidad correctas a un sector servicios que tanto necesitamos durante este ajuste económico que padecemos. No podemos permitir unas carreteras que parecen propias de zonas en vías de desarrollo más que de un país europeo, o un aeropuerto donde volar a cualquier sitio, excepto Londres, te cuesta una fortuna; un tren que, como describe una de nuestros mayores críticos, Pepe Céspedes, con su toque de humor, puedes ver cualquier película siete veces seguidas a lo largo del trayecto Almería-Madrid.
En  cambio la agricultura debe de encontrar su sitio mediante una ayuda a la modernización y así ser la cabeza de Europa para cubrir las nuevas necesidades del consumidor europeo, como el cultivo ecológico entre otros, y buscar una especialización para aumentar su competitividad, competitividad que no puede ser luchar contra el cultivo de productos de Marruecos.
El sector pesquero debe mostrarse como un sector moderno y de productos de calidad, para que en Almería, al igual que se ha conseguido en otras provincias andaluzas, tengamos un valor añadido con este sector.
El sector inmobiliario debe de potenciar el alquiler de temporada en esas miles de casas vacías y tan cercanas a sitios con un carácter turístico enorme y de gran valor.
Nuestra empresa por excelencia almeriense, “nuestra cooperativa de crédito”, la cual se supone que es de todos los almerienses y a la que nos “obligan” a hacernos cooperativistas al pedir ciertos créditos, es decir, Cajamar, debe de volver a comprometerse con nuestra tierra y con los almerienses y esa renovación de compromiso debe llevarla a mirar más por la ayuda al desarrollo económico de nuestra provincia que por su cuenta de resultados a corto plazo.
Almería debe reaccionar mirando al futuro, ya que si no lo hacemos veremos cómo otras provincias Españolas irán asumiendo la reestructuración económico-financiera con más facilidad. Todos sabemos cuál es nuestro gráfico DAFO (debilidades y amenazas frente a fortalezas y oportunidades). Ahora solo tenemos que dirigir nuestros esfuerzos para el cambio del motor económico de la provincia.
El esfuerzo político, empresarial y de todos los almerienses debe ser volver a creer en una Almería que todavía puede crecer mucho y de manera sostenible. Debemos reinvertir, tanto desde la administración pública como por las entidades financieras y empresas, en nuestra nueva economía. Hemos recorrido el camino fácil de la construcción. Ya hemos visto las consecuencias de la especulación. Ahora toca un camino más difícil mediante la modernización y la competitividad, una vez más, de nuestra agricultura, acompañada del inminente desarrollo de nuestro sector servicios (de la mano de los demás sectores) invirtiendo en una “Almería preparada y bonita para el resto del mundo”.

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