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Por un mundo más digno

Pedro Mena Enciso
Profesor
                
Hace unos días un gran intelectual contemporáneo, el economista  José Luis Sampedro, recibió  la Orden de las Artes y las Letras de España. Se hace justicia porque hablamos de una voz libre, que siempre actuó con valentía, sin intereses personales y desde fuera de la política para denunciar los males sociales a través de su  pensamiento. Me hago eco de sus palabras censurando el sistema económico mundial porque tiene sus bases en un “desarrollo sostenible absolutamente insostenible”. Habría que luchar por "un desarrollo que en vez de buscar más buscara ser mejores". "Es asombroso que la Humanidad todavía no sepa vivir en paz, que palabras como 'competitividad' sean las que mandan frente a palabras como 'convivencia".

Estas frases lo dicen todo porque reflejan la realidad de un Siglo donde todavía el 80% de la población malvive con el 20% de los recursos. En realidad, las grandes manifestaciones revolucionarias que se están produciendo en los países musulmanes suponen un grito ante la injusticia y la indignidad. Por otra parte, es importante que sobrevivan librepensadores como José Luis Sampedro en un mundo donde los intelectuales se encuentran arrinconados, poco valorados, silenciados por la ola de vulgaridad y mediocridad que nos invade. Periódicos, radio y televisión están concediendo cada vez más y más audiencia a los que menos se dedican a cultivar las ciencias y las letras. Personajes sin escrúpulos, con mínimos valores morales y dedicados a contar o inventar historias sobre su vida íntima monopolizan muchos espacios en la prensa. Además están muy bien remunerados y no tienen pudor para satisfacer morbos, para servir incluso de carnaza a determinada audiencia. En esto tiene mucho que ver la prensa que, con el pretexto de conseguir más público, recurre a ese modo de hacer superficial, soez y sensacionalista.

Es verdad, como decía Julián Marías, que un país se caracteriza por las personas a las que concede prestigio y, por ello, debemos reflexionar para evitar que  los verdaderos  intelectuales sean sustituidos por individuos vacíos, pseudo-cultos, cuasi-intelectuales. Para evitar estos riesgos, los medios de comunicación tienen que volver su mirada hacia los grandes científicos y humanistas con que cuenta nuestro país, para destacar su labor y procurar que su voz permanezca siempre viva y exigente con el poder público.

Reflexionando con el autor de “Sonrisa Etrusca”  hemos de trabajar por un sistema económico más humano y solidario, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos. En este sentido, si nos fijamos en regiones del planeta como Africa Subsahariana, nos sonrojamos cuando vemos cómo las cifras oficiales nos indican que el número de personas que vive en extrema pobreza casi se ha duplicado de 164 millones en 1981 a 314 millones en la actualidad. Así, esa África profunda, sigue siendo la zona de mayor mortalidad del mundo donde además luchan por seguir vivos el 67% de las personas infectadas por SIDA en el mundo, de las cuales el 58% son mujeres. En definitiva, es verdad lo que encierra la campaña “África Cuestión de Vida, Cuestión Debida” porque no podemos seguir aceptando las dos caras de la moneda con una cruz permanente para millones de seres humanos que no tienen derechos fundamentales inalienables como la dignidad que hace posible la vida.

Está claro, queridos lectores, que tenemos que cambiar nuestro estilo de vida buscando referentes morales como José Luis Sampedro para  comprometernos en la lucha por los derechos humanos.

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