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El brote verde de la verdad

Rosario Soto
Portavoz del PP de Andalucía
 
El principio de un escándalo mayúsculo y con varias ramificaciones, fue advertido por el PP cuando estalló el escándalo de los EREs. Los hechos nos están dando la razón. El PSOE intentó ceñir el escándalo a "cuatro golfos" (Manuel Chaves) y cercó las responsabilidades exclusivamente en el director general de Trabajo, hoy fuera del cargo e imputado, Javier Guerrero. Sin embargo, al día de hoy, los imputados son 16, los intrusos 59 y el cerco se amplia: ya está imputado el ex consejero de Empleo, Antonio Fernández que se benefició de uno de los ERES.

La realidad, no por esconderla, deja de tener su peso y su evidencia. Los esfuerzos socialistas por ocultarla son inútiles: cada vez que comparecen para dar explicaciones, entrelíneas, se autoinculpan involuntariamente y las responsabilidades políticas emergen. Así, el consejero de Empleo, Manuel Recio, dijo que "ni temía ni dejaba de temer" por las responsabilidades de sus antecesores. Dicho y hecho: el ex consejero Fernández tendrá que dar muchas explicaciones a la Justicia. La titular de Presidencia, Mar Moreno, afirmó que, como había discrepancias con la Intervención General de la Junta de Andalucía, se adoptó una decisión "técnico-política". En definitiva, decisión política desoyendo las graves advertencias de la Intervención en sus informes sobre los EREs de 2005, 2006 y 2007. Y de guinda del pastel, la hoy consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, intentó inmolarse en un acto de nobleza política -defender a Griñán, entonces titular de Economía y máximo responsable de la Intervención General- al sostener que "Nunca le comenté a Griñán los informes de la Intervención". Esta confesión de quien era entonces viceconsejera de Economía revela otra verdad: que el Gobierno de la Junta conocía los graves reparos de la Intervención General al procedimiento de los EREs.

La conclusión es obvia: la verdad no tiene matices y su brote verde aflora. Un capítulo de los EREs empieza a cerrarse: el de la responsabilidad política de Griñán como consejero ayer y como presidente hoy. Y otros capítulos se abren: en el horizonte flota la posible financiación ilegal del PSOE. Pero esta es otra historia. La nuestra, la del futuro de Andalucía, no es la que empozoña los Eres socialistas. La nuestra, la historia del futuro de Andalucía, es la del cambio político, que restituya a nuestra tierra su dignidad y a sus trabajadores, empresas y parados sus legítimos derechos. Esa historia ya ha empezado. La está protagonizando la sociedad andaluza que nos empuja, con su ilusión y su esperanza, a tomar las riendas del Gobierno andaluz para enderezar su rumbo.

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