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El exceso de "Hubris" del señor Amat

Juan José Romero Muñoz
Miembro de la Plataforma de Afectados por la Reparcelación de la Salinas

El señor Gabriel Amat es alcalde de Roquetas desde el año 1995. Son ya 16 años, cuatro legislaturas y muchos compromisos adquiridos, por supuesto con la ciudad de la que es alcalde y para con sus ciudadanos, pero también con todos los actores que rodean el entorno de un ayuntamiento de una ciudad como Roquetas de Mar: promotores, empresarios, constructores, empleados públicos, agentes sociales, etc.

El modelo de ciudad que ha imperado en estas últimas cuatro legislaturas se ha basado en dos pilares fundamentalmente: el inmobiliario, con grandes urbanizaciones como los sectores 37 de Playa Serena y los sectores 1, 4, 6 y 44 de Aguadulce; y el sector turístico, con grandes complejos hoteleros, a pie de playa y discutiblemente productivos en la actualidad. No cabe duda que el desarrollo de este modelo de ciudad tiene que llevar en paralelo un conjunto de obras civiles, urbanización, comercio y servicios para que el conjunto vaya equilibrándose con respecto al crecimiento poblacional y urbanístico.

Pero este tipo de crecimiento no ha sido exclusivo de Roquetas de Mar, ni tan siquiera de las poblaciones de la costa mediterránea. Véanse las macrourbanizaciones de Seseña en Toledo, los ensanches de Alcorcón y algunos sectores en San Sebastián de los Reyes en Madrid, Catarroja en Valencia o parque Venecia y Arcosur en Zaragoza, por no mencionar los de Andalucía. Pero, ¿verdaderamente existe ese crecimiento armónico y equilibrado de los binomios viviendas-población, urbanización-servicios?

Roquetas cuenta actualmente con 4.000 viviendas cerradas, algunos sectores con graves problemas como el sector 37 de Playa Serena, que ha pasado de encontrase en un régimen de compensación (iniciativa privada) a cooperación (iniciativa pública) y convertirse el ayuntamiento en promotor urbanístico del sector, tal como le otorga la LOUA. Y además, y si los ciudadanos no lo remediamos, a esto le vamos a unir un nuevo sector como el de Las Salinas con 19 manzanas hoteleras y 8.000 viviendas, a desarrollar en los próximos años. Por tanto, en poco tiempo, vamos a concentrar en el municipio de Roquetas de Mar más de 12.000 viviendas y una cantidad ingente de “posibles” plazas hoteleras.

Y ahora, con una crisis económica galopante donde a muchas familias les da escasamente para comer, una crisis financiera que está dejando en entredicho la viabilidad de muchas cajas de ahorros y bancos españoles, la pregunta del millón, Sr. Amat: ¿quién paga estos excesos inmobiliarios?, ¿los propietarios de los terrenos de Las Salinas?, ¿los agricultores de la autovía?, ¿los propietarios que tienen que ceder sus casas para la construcción de la ciudad deportiva y del hospital?, ¿o los paga alguna de las empresas que compraron terreno hace un par de años y ya han cedido o vendido los terrenos a otras sociedades distintas?

¿A quién beneficia que en un sector como el de Las Salinas se inicie un proyecto de reparcelación en estos momentos de crisis? ¿A los pequeños propietarios con invernaderos, casas y actividades agrícolas que tienen que pagar una media de 600.000 € por hectárea? ¿A las empresas promotoras y constructoras con 4.000 viviendas cerradas, y sin crédito bancario para la financiación de estos proyectos?

Desde esta plataforma creemos que este proyecto solo beneficia a una persona, al Sr. Amat, a su exceso de orgullo, a una exagerada confianza en sí mismo, a un desprecio por los consejos de quienes les rodean (el pueblo de Roquetas) y alejamiento progresivo de la realidad actual.

Sr. Amat, tiene usted el síndrome de Hubris. El historiador Ian Kershaw definió este síndrome como la “arrogancia presuntuosa que corteja al desastre”, pero, como decían los antiguos griegos, para el remedio de Hubris está Némesis, que le devolverá a la cruda realidad a través de su fracaso. El problema es que su fracaso lo vamos a pagar todos los ciudadanos.

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