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Mi bandera es el gallardete de Almería

Javier Salvador
Editor de Teleprensa


Una bandera no es un invento que cualquiera con aspiraciones políticas se puede sacar de debajo de la manga. La enseña propia de una tierra tiene que ser un elemento de unión y orgullo para aquellos a los que representa, pero no puede ser un invento de cuatro colegas que pase por un pleno de una Diputación para que los ex compañeros de partido lo aprueben con su mayoría absoluta.

El movimiento de almeriensistas, nacionalistas o independentistas de Almería es una historia que huele a pepé por los cuatro costados. Sólo hay que recordar que el mismo alcalde sustituto de la ciudad y muchos otros, siempre del mismo entorno político, son los que han ido deslizando de vez en cuando, en programas de radio y en su prensa amiga, la supuesta importancia que tomaba ese movimiento, las simpatías que les despertaba y esa gracia que les hacía.

Si finalmente se aprueba, ésta será la bandera de la provincia

Pero, claro, si te pones a mirar las fotos de quiénes son los que están en la jugada, primero te encuentras a Pedro Asensio, ex concejal del PP y uno de los tipos grises de las tripas del partido. A su alrededor están personas que en cualquier convocatoria electoral te vas a encontrar como apoderado o interventor del mismo partido, y si sigues deshaciendo la madeja a cada paso lo ves más claro.

La historia de la nueva bandera de la Diputación de Almería es el germen de un lío de índole política que no responde a otra teoría distinta de aquella del divide y vencerás. ¿Por qué no le preguntamos a esos políticos locales qué les parecería una provincia independiente, fuera de Andalucía? Les encantaría, y de hecho eso es lo que promueven los chicos de la bandera.

Claro que siempre dirán que no es lo mismo que apoyar la independencia en Cataluña porque no quieren a una Almería fuera de España, pero sí al margen de Andalucía. También dirán que hay que recordar que Almería votó no al estatuto de autonomía, pero no puedes utilizar ese argumento aquí y luego decir que tú tienes derecho, desde aquí, a decidir qué modelo necesita Cataluña, porque entonces habrá que preguntarles a los Cádiz, Huelva o Sevilla si Almería es Andalucía o se conforman con una comunidad más pequeña.

Estos neoestudiosos de las banderas que nos han salido en Almería se han pasado por alto un hecho de especial importancia y es que la actual enseña de la capital, de la que se copia para hacer la de la provincia, pues lo único que cambia es el escudo, tiene una antigüedad que apenas llega a los 20 años. Importante para una tierra de más de 1000 años de historia reciente, porque ésta no era sólo la ciudad que el rey Jairán hizo grande, sino que antes de ello fue el Portus Magnus de Roma por estos lugares. 

En años de Juan Megino, siendo alcalde por el PP y antes de sus andanzas con Gial como partido bisagra formado por descontentos de los populares, se inventó lo de la cruz colorada tal y como la conocemos hoy. Por aquellos años surgió el problema de que la verdadera bandera de Almería, que era un gallardete con la cruz de San Jordi, no estaba registrada en ninguna parte y cuando iniciaron los trámites para oficializar la enseña les dijeron que no se podía porque otras ciudades ya tenían registrado el banderín o gallardete como estandarte local.

Aquella bandera que vagamente recuerdo verla colgada en los mástiles del viejo Club de Mar que se ubicaba frente a la iglesia de San Roque, en Pescadería, tenía un algo especial, una elegancia propia que la hacía distinta y le daba, esa sí, un hecho diferencial como gonfalón de la ciudad. En el escudo del club náutico aún se conserva esa bandera tal cual era originariamente. Pero hablamos de la ciudad, de la capital, no de la provincia.

Hoy todos los pueblos o casi todos tienen su propio pabellón, pero la guerra de trapitos que han emprendido un grupo de llamémosles pijoindependentistas almerienses tiene otras connotaciones que distan mucho de un sentimiento de tierra, honor o patria. Y la verdad, con la de cosas que hay por hacer en esta provincia andaluza, andar ahora con historias de cruzados pues no es muy normal ni productivo.