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Lo que un centro comercial de Almería esconde

Javier Salvador
Editor de Teleprensa

La Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJA ha dictado sentencia por la que 'tumba' el centro comercial de Torrecárdenas. En concreto, ha 'tumbado'  el proyecto de reparcelación del sector, basado en el convenio urbanístico firmado entre Bogaris Retail y el Ayuntamiento hace una década. Reproducimos a continuación el artículo de Javier Salvador, editor de Teleprensa: 


Primera y última (virtual) piedras

Hace algo más de 20 años, cuando una empresa gallega llegó a Almería para promover el primer centro comercial importante de la capital, la gente se quedaba maravillada del yate que el promotor atracó en el puerto de la ciudad, frente al edificio de la autoridad portuaria, para demostrar que había poderío económico suficiente como para respaldar una operación que no sólo implicaba lo que hoy es el centro comercial Mediterráneo, sino lo que hoy hay construido a derecha e izquierda de la avenida del mismo nombre y prácticamente desde la rotonda del actual cuartel de la Policía Local, que era más o menos donde terminaba la Almería urbanizada. Se ponían las primeras piedras de lo que nacía para convertirse en una alternativa al centro histórico. Ni se imaginan los ríos de tinta que se escribieron sobre presuntas corruptelas, malestar del pequeño comercio y demás reacciones colaterales a los movimientos de tales magnitudes de dinero.

Hoy todo es igual, salvo en el asunto de la opulencia. Ahora los Passat CC sustituyen  a los suntuosos Mercedes y no hay yates. Mejor una escapadita cinco estrellas con palco y partido de Champion. Pero lo importante es no dejar rastro.

Un centro comercial es la punta de lanza para llevar a cabo un desarrollo urbanístico completo en una enorme bolsa de suelo y Bogaris es una empresa especializada en este tipo de desarrollos. Actualmente los lleva a cabo en León o Galicia, concursa para otro en Valencia y alguno más que creo me dejo en el tintero. Quiero decir con ello que el revés que se le ha dado desde el TSJA no es nuevo para ellos, aunque sí que puede que les coma un poco de su paciencia porque, a fin de cuentas, buena parte de su trabajo es gestionar una buena relación con los responsables municipales que tienen que hacer legal la modificación que requiere un plan como los que ellos proponen. Y ahí es donde se ha fallado.

El problema de estas cosas es que cuando ellos empezaron a mover su centro comercial en Almería el boom inmobiliario tenía el precio del suelo por las nubes y, peor aún, los pequeños propietarios que aún quedaban en la zona ya tenían camino aprendido. Incluso apostaría que algunas de esas fincas fueron compradas a sus dueños de toda la vida un año o unos meses antes por otros que, a lo mejor, se enteraron casualmente de que ahí podría hacerse en el futuro próximo un centro comercial.

A los promotores tipo Bogaris estas cosas les traen sin cuidado porque, a fin de cuentas, su trabajo es poner el proyecto en marcha y hacer una especie de llave en mano para esas marcas que, siempre, quieren instalarse en este tipo áreas y por lo que pagan precios con los que podríamos asustarnos. El resto es revalorizar suelo urbanizando y vendiendo parcelas con enormes dotaciones de metros a construir, eso que llaman techo y que los compradores convierten en euros. 

Los Bogaris de turno saben que tienen unos costes de inicio importantes y que las contingencias judiciales están dentro del programa, pero claro, lo que no suele estar tan a la orden del día es que esos que tenían que garantizar que todo iría sobre ruedas, normalmente el alcalde y el de urbanismo de turno -concejala en el caso de Granada- no estén ya en el cargo, porque puede que los que estén ahora no tengan tan claro que dentro de la herencia que les corresponde tienen que comerse un marrón como el que viene de camino.

El Centro Comercial La Locomotora puede que no llegue en hora y no por la sentencia del TSJA, sino porque ahora van a tener que enganchar uno o dos vagones más al convoy, por lo pronto el de los demandantes. Y no va a ser barato subirlos al tren. Ahora bien ¿quiénes son esos propietarios y desde cuando son dueños del suelo? ¿Cuánto ha gastado hasta ahora Bogaris en este proyecto y en qué conceptos?

Igual, ahora sí, tocaría montar una comisión de investigación en el Ayuntamiento de Almería. ¿por qué no? A fin de cuentas la oposición suma mayoría absoluta. Pero tendremos que descubrir si Ciudadanos, y en particular el Ciudadanos de Miguel Cazorla, es oposición o sencillamente toma posiciones en el río revuelto de Bogaris.