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Un gallardero, presidente del Central Español de Uruguay

Pablo Laynez
Diario de Almería
 
La madre patria dejó muchos vástagos una vez que en ella comenzó a ponerse el sol tras el reinado de Felipe II. Uruguay, uno de los países del fructífero Río de la Plata y donde viven gran cantidad de españoles, recoge orgullosa el legado que le dejó la que un día fue su metrópoli. Así, en el campeonato uruguayo de fútbol, al igual que en otros deportes, nos encontramos con equipos cuyos apellidos hacen referencia a España o Galicia, como en sudamérica también se denomina a todo lo procedente de la Península Ibérica.

Precisamente en Montevideo hay un conjunto que luce tanto en su nombre como en su camiseta galones españoles y que, curiosamente, está presidido por un almeriense. Baltasar García, nacido en Los Gallardos un 11 de febrero de 1945, tuvo que emigrar a Uruguay cuando era chico “como tantas otras familias”. Su padre, de Bédar, y su madre, también de Los Gallardos, decidieron abandonar España e ir a hacer las Américas. Y así fue. Baltasar, hoy en día ganadero industrial, formó una familia, montó su fábrica de piensos y, propuesto por su hermano y otros directivos que ayudaron al nacimiento del Central Español, pasó a presidir el equipo del barrio de Palermo en la capital charrúa.

“Ya desde pequeño me gustaba mucho el fútbol. Recuerdo que cuando iba a casa del primo de mi padre, Diego Rodríguez [famoso futbolista uruguayo de décadas anteriores], veía las fotos y me emocionaba”, comenta sin un ápice de acento almeriense y sí con el característico tono uruguayo: “El Central es una de las instituciones más antiguas del país. En 1905 teníamos grandes jugadores que quedaron campeones olímpicos y Rodríguez Andrade y Rijo, que participaron en el famoso Maracanazo [el Mundial que Uruguay le ganó a Brasil en Maracaná y que fue una tragedia nacional] en 1950 también jugaban en Central. Hoy tenemos un complejo deportivo muy importante con más de doscientos jóvenes jugadores”, afirma orgulloso.
 
Baltasar García
Estatutariamente, en la directiva del Central tiene que haber españoles. Ahora mismo está Baltasar como presidente “y tres directivos más”. “Hay también algunos socios del equipo que son de Almería: los hermanos Baraza”. Pese a la creencia popular de que en sudamérica se rechaza todo lo que proceda de España, “para nosotros es un orgullo” llamarse Central Español y tener como segunda indumentaria la camiseta con la que la Selección Española volvió a ser una potencia mundial tras el gol de Iniesta. Precisamente, Baltasar sólo tiene grandes recuerdos de aquel 11 de julio de 2010: “Lo vi en mi casa porque lo retransmitieron por la televisión. Fue un día muy alegre. Me siento muy español y muy uruguayo. Siempre he estado muy ligado a las cosas españolas de aquí. Los españoles estamos muy bien integrados”.

De Los Gallardos guarda recuerdos, cientos de recuerdos. Asegura que viene cada poco tiempo a Almería y que sus hijos han conocido la tierra en la que vio la luz por primera vez. “Siempre tengo ganas de ir” insiste en varias ocasiones. “A mis hijos les hablo mucho de Almería, le cuento historias de nuestra tierra, les digo cuáles son las comidas tradicionales españolas, las costumbres... La verdad es que siento añoranza y ganas de volver”, reitera con esas ces convertidas en eses tan características del acento sudamericano.

Después de muchos años dando alegrías a sus barras mansas, el Central bajó esta temporada a Segunda, “al igual que le ha pasado al Almería”, apunta. “Espero que volvamos a conseguir el ascenso este año los dos”. Palabra de gallardero, de almeriense, de uruguayo.
Un club histórico
 
Central Español de Uruguay
¡¡Aguante Central!! Con ese grito de guerra animan los aficionados del Central Español a su equipo, el tercero más importante de la liga uruguaya tras los clásicos Peñarol y Danubio. El club presidio por Baltasar García podría pasar desapercibido entre los cientos que hay en una de las competiciones sudamericanas más importantes, si no fuera por dos detalles: primero porque es el único equipo charrúa que ascendió desde Primera B y la temporada siguiente ganó la Copa Uruguaya de Primera, y segundo y más emotivo para nuestro país porque además de tener un presidente almeriense, el club decidió poner la camiseta con la que España ganó la final del pasado Mundial ante Holanda [de color azulona] como su segunda indumentaria. Para que no haya lugar a dudas, los jugadores del Central también lucen con orgullo el escudo de la Selección en su pecho.

El nombre del equipo proviene del Cementerio Central, una vez que el club vio la luz por la fusión del Solís de Bochas y el Soriano Polideportivo de Palermo, barrio donde juega. Su primer terreno de juego estaba en Punta Carretas, a la que muchos jugadores e hinchas iban en lancha.

Entre 1913 y 1920, el Central fue capaz de hacerse con dos subcampeonatos de la Copa Uruguaya. En 1922 demostró su prestigio y fundó la Federación Uruguaya de Fútbol junto a Peñarol y otros clubes. Los conjuntos charrúas de aquella época se comprometieron con los conjuntos disidentes argentinos, principalmente los de Avellaneda, Racing e Independiente, para que jugaran en su Federación.

Tras quedar tercero en el uruguayo de 1938, fue el primer club chico que ganó el Torneo Competencia Local, campeonato de preparación que obtuvo en 1944. Desde 1954 hasta 1961 militó en Primera B, nuestra Segunda División, hasta que en 1971 iba a cambiar su anterior denominación para pasar a llamarse Central Español, su actual nombre. En ese año, el hermano mayor de Baltasar García y algunos dirigentes más de los clubes Central y Colectividad Española decidieron fusionarse y nació un nuevo equipo y glorioso equipo cuyo apellido hace referencia a nuestro país.

En 1983 consiguió el ascenso a Primera y en 1984 levantó la Copa Uruguaya, hazaña que hasta hoy en día nadie ha sido capaz de igualar y que engrandece la ya de por sí importante leyenda del Central. Tanto en 1995 como en el último apertura, el club de Baltasar García logró un meritorio quinto puesto. Pero este año ha descendido a Primera B porque en la liga uruguaya el sistema está basado en los puntos acumulados y al Central le ha faltado regularidad. El objetivo, como no puede ser de otra manera, será volver a la máxima categoría en la nueva temporada. ¡¡Aguante Central!!
 
Un nuevo amigo
 
Me ha costado remover Roma con Santiago, pero lo he conseguido y estoy orgulloso de dar a conocer en Almería a Baltasar, uno de tantos almerienses cuya familia tuvo que emigrar a Uruguay por la Guerra Civil y cuya historia se ha desvinculado de Los Gallardos, su pueblo natal. Sus peripecias en este país del sur de América podrían ser igual que las de cualquier emigrante español, pero su amor al fútbol, a Almería y a España no lo han querido. Y es que Baltasar se convirtió en presidente del Central Español, un equipo que alardea con honor el nombre y los colores de la que un día fue la madre patria. En cuanto me enteré por la prensa nacional de que un almeriense era presidente de un club foráneo dije: "¡Éste es mi tema!". Sabía que dar con él iba a ser casi un milagro, pero lo conseguí. Y todo gracias a la amabilidad de la gente humilde y que entiende que éste es nuestro trabajo. Más de un deportista almeriense, al que se le ha subido el éxito a la cabeza y reniega de sus inicios, debía de aprender. Me hice con su móvil y probé. Comunicando primero... una señorita uruguaya a la que apenas entiendo después... sin línea a la tercera... Estaba ya a punto de desistir cuando un profundo acento charrúa me dijo: "¿Hola?". La verdad es que me esperaba una voz algo más españolizada, pero ya se sabe que uno no es de donde nace, sino de donde pace. Aunque no estaba a su lado para verlo, sé yo que a Baltasar casi se le cae alguna lágrima cuando escuchó mi desgarbado pero orgulloso acento almeriense. En ese momento, estoy seguro de que se le vinieron a la mente las imágenes de los amigos que aún guarda en su pueblo. Desde que le dije de hacer el reportaje, este uruguayo de Los Gallardos se ha volcado conmigo. Con amabilidad exquisita, le ha contado a Diario de Almería su historia y ha quedado emplazado a visitar nuestra redacción cuando venga a su casa. Sé que he ganado un amigo y eso no se hace todos los días.

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