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El paraíso de los charlatanes

Iván Gómez
Jefe de Local de Diario de Almería

La política es el paraíso de los charlatanes. Lo decía el escritor irlandés George Bernard Shaw en el pasado siglo, pero desgraciadamente la célebre frase cobra sentido casi a diario. El diputado más polémico de la provincia, posiblemente también el de la democracia en nuestro país, el guadalajareño Rafael Hernando, quien casi llega a las manos en un enfrentamiento con Rubalcaba en 2005, quien recientemente llamó “ácrata pijo” a un juez, quien hace un par de años atacó a Javier Bardem al calificar sus palabras de “frivolidades de un millonario residente en Miami”, quien afirmó sobre la número dos del PSOE que a “Valenciano le molan los dedos de los condenados por acoso sexual”…  ha originado una nueva polémica con sus palabras sobre la desnutrición de los niños andaluces. Precisamente ayer un estudio de la Fundación Adecco confirmaba que la profesión de político por primera vez aparece entre las menos deseadas por los pequeños de nuestra comunidad autónoma y no es de extrañar porque absorben la información del entorno que los rodea (colegio, hogar, televisión, amigos) y ya están familiarizados con el desprestigio de una casta en caída libre por razonamientos espontáneos y tan desacertados como el de Rafael Hernando, uno de los pesos pesados del PP de Almería que alcanzó la portavocía y coordinación de la Comunicación de los populares en la etapa de José María Aznar.

Rafael Hernando
Ya en su día dijo que “íbamos para California, pero con el bipartito parecemos Etiopía”, en relación a la aprobación del Decreto contra la Exclusión Social en Andalucía, y en los últimos días ha vuelto a atizar a la Junta con reproches sobre los niños desnutridos culpando a sus padres sin atender a las posibles causas de su pobreza como, por ejemplo, podría ser el desempleo, se olvida que ya hay un 20% de hogares con todos los miembros en paro. “Yo aquí en Almería no conozco ninguno” aseguró sin cortarse un pelo, después de todo tipo de críticas a la nueva normativa de la Junta por su “demagogia política”. Posiblemente haya algo de demagogia en las medidas de la administración andaluza, e incluso a la hora de vender las que no llegan a ejecutarse, pero mientras un sólo ciudadano sin recursos pueda darle de comer a sus hijos será tan acertada como necesaria. Incomprensible es también el aluvión de críticas que ha recibido de los dos partidos del gobierno andaluz y de la Delegación Provincial de Bienestar Social, Igualdad y Salud que echó mano a los datos. La Junta recuerda que hay cerca de 900 menores de entre 3 y 12 años que gracias al decreto podrán tener tres comidas diarias. Pero no hacía falta entrar en su juego.

Decía Winston Churchill que la política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez. A Hernando lo han querido, matar políticamente hablando, en un sinfín de ocasiones pero nunca llega su hora. De hecho cada vez cobra más fuerza en un partido que ha ido soltando lastre en los últimos años y apartando a los barones de la época de Aznar como Acebes, Zaplana, Trillo, por no hablar de los que se fueron voluntariamente como Álvarez Cascos. Sin importar las innumerables vida de Hernando, el PSOE de Almería ha vuelto a cargar contra el adjunto al portavoz del PP en el Congreso y su secretario general, José Luis Sánchez Teruel, asegura que “no tiene ni idea de lo que pasa en la provincia, desconoce el drama social que están viviendo muchas familias”. Izquierda Unida también ha atacado al diputado popular, mientras que en su defensa salió su compañera de bancada, Carmen Navarro, guerreando con los ERE y el dinero que podría haber servido para alimentar a esos niños desnutridos. Todos se olvidaron del “a palabras necias, oídos sordos” y entraron en su juego rebajando un peldaño más la credibilidad de los ciudadanos en su casta. Una dinánica de agitar y echar más leña al fuego, buscando una confrontación que a nadie beneficia, con la que justificar el escaño. La política es el paraíso de los charlatanes.

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos,
hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”

Groucho Marx

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