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Retos almerienses para un curso convulso

Miguel Cárceles
Periodista / Ideal
 
La actualidad varía por momentos. Y todos los focos están puestos en Fráncfort, en Bruselas, en Berlín, en París, en Atenas o en Madrid. La crisis del Euro y, por traslación, la de la arquitectura institucional europea, tiene todas las papeletas de ser el tema que centre las portadas de los periódicos de todo el país. No obstante, Almería entra en el nuevo curso político, pese a la inestabilidad económica y la convulsión política, con grandes retos que tendrán que enfrentarse con unas políticas de austeridad cuya última palabra -el cumplimiento del déficit podría obligar a nuevos recortes- parece no haberse dicho.
 
El principal de todos estos retos reside en la creación de empleo y su retroalimentación en una activación del consumo y una mejoría de la economía. Con una cuarta parte de la población en situación de desempleo (según la Encuesta de Población Activa) la Junta quiere poner en marcha un plan especial de trabajo medioambiental y de rehabilitación de viviendas y centros escolares que genere en torno a 11.000 empleos. De esos, por población, a Almería le corresponderían aproximadamente un millar. Es una acción aislada, aún en proceso de diseño. Pero el Gobierno central también apunta al empleo como objetivo primordial. Con ese argumento se produjo la nueva reforma laboral. Y, de forma reiterativa, lo ha remarcado como su principal objetivo e incluso como su «política social» básica.
 
No obstante, en Almería, una provincia ultraperiférica y con una orografía que dificulta el acceso, las infraestructuras continúan siendo un caballo de batalla. Especialmente dos: la Línea de Alta Velocidad (LAV) a Murcia y la conclusión de la Autovía del Mediterráneo en Granada para permitir un viaje por carretera competitivo y cómodo con Málaga y Algeciras. Ambas son para Fomento -lo indicó la propia ministra del ramo, Ana Pastor- una prioridad absoluta. Y si bien en el caso de la autovía se hicieron anuncios de próximas obras, en el caso de la LAV ferroviaria, la práctica culminación de los cuatro tramos que han estado en obras en los últimos años reclama 'más madera' para no retrasar el histórico proyecto de conexión con el Levante peninsular por tren.
 
Fomento anunció un nuevo plan de infraestructuras que vuelva a colocar cronogramas adaptados a la nueva realidad. Mientras tanto, la culminación de este macroproyecto sigue sin fechas. No las dio en su momento el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y tampoco lo hace ahora el popular de Mariano Rajoy. Mientras tanto, la fecha de culminación que marcan los Presupuestos Generales del Estado sigue corriendo. La última escrita -que no confirmada por los ministros-, la de 2016.
 
Si bien el proyecto sigue adelante, con ritmo indeterminado, el que está completamente en el aire para el nuevo curso político es el del soterramiento de las vías en su entrada a la capital. En los últimos presupuestos, apenas 50.000 euros se destinaron a este gran proyecto, ya mayor de edad, que el Ayuntamiento ha decidido trocear. Lo único que de momento sigue adelante es la urbanización de la playa de vías, del Cable Inglés hasta la Estación. Fomento y Consistorio confían en firmar el convenio en pocas semanas. Pero del resto... sólo unas declaraciones del alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador (PP), afirmando que Fomento «no está en condiciones de aportar 250 millones de euros para una obra, ni aquí ni en Vladivostok». Y con el plan ferroviario de la capital en el aire, sin que se haya trasladado a la ciudadanía cuáles son los planes del Consistorio, la Junta quiere reunir a Ministerio y Ayuntamiento para tomar decisiones. La herida de las vías amenaza con sangrar, políticamente, este otoño.
 
Con la Junta también tendrá que negociar el Ayuntamiento, en las próximas semanas o meses, qué se hace con la Plaza Vieja. El pacto era el de cofinanciar el proyecto. Pero con las cosas como están, la Junta animó al Ayuntamiento a que diera el paso y ejecutara la amenaza del alcalde: adelantar el dinero de la obra y pasarle después la factura. Tras la huida hacia adelante del Gobierno municipal, ahora el Consistorio pide negociar un convenio que ponga en negro sobre blanco un plan de pagos por parte de la Junta de Andalucía.
 
Las arcas municipales de Almería están, inicialmente, saneadas. Sin embargo, de la agenda se han caído decenas de proyectos. Entre ellos, el del Palacio de Congresos o el del soterramiento del tráfico en Carretera de Ronda. Los ingresos no son los de antes. Así las cosas, el acceso al núcleo urbano de la capital por el Levante -la prolongación de la AL-11, la autovía del aeropuerto, hacia El Toyo- ha encallado en las expropiaciones. El listado de terrenos necesarios se aprobó en la anterior Corporación, igual que el proyecto de obra. Pero el Consistorio, dos años después, aún no ha dado un paso adelante para la ejecución de una vía que dé fluidez al tránsito de barrios tan populosos como El Alquián, Retamar o El Toyo.
 
Ya en el Poniente, además de infraestructuras tan básicas como la variante de Roquetas de Mar -una vía que debería de dar fluidez al denso tráfico de la carretera de Alicún hasta Playa Serena- se esperan soluciones definitivas, y no provisionales, a las crecidas de la Balsa del Sapo. Tanto Junta como Estado afirman estar trabajando en ello. Mientras tanto, la población rural ejidense espera menos disensiones y más trabajos para eliminar de raíz un problema enquistado.
 
Todos estos temas -y otros como la Autovía del Almanzora, el desarrollo de la red de distribución del gas argelino por la provincia o la ejecución de obras como el Hospital Materno Infantil o los nuevos juzgados de Huércal Overa- se verán, no obstante, determinados por la política económica. Un lastre de tamañas dimensiones augura un nuevo 'curso' político agitado.

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