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La herencia de Javier Arenas en el PP de Andalucía

Pepe Fernández 
Periodista 

La derecha andaluza, el PP, ha empezado a notar en su interior los efectos de su amarga victoria frente a la izquierda en marzo de 2012, hace nueve meses. Pasó lo que tenía que pasar si las encuestas se equivocaban en el parto 25 de marzo. Si Javier Arenas no lograba presidir la Junta, todo el tinglado soñado y prometido se les venía abajo en y por Andalucía. Los peores vaticinios, criticas constructivas que Arenas no escuchó nunca, se confirmaron. El líder debe estar al servicio del partido, al margen de apetencias personales, no al revés. Y durante años el PP andaluz jugó a una sola carta, la de su indiscutido presidente. Brillante como líder, pero incapaz de conformar buenos equipos, apostar por los mejores. Tarea más compleja para él conforme pasan los años, dejando a muchos camaradas – hombres y mujeres- malheridos o abandonados en las cunetas del tiempo de ascenso. Ahora se los empieza a encontrar al bajar las escaleras que fue subiendo.

Arenas y Zoido
Arenas, del que dicen que ha pasado una mala racha emocional tras la victoria histórica, también tuvo que improvisar qué hacer tras el 25M, desagradablemente sorprendido por la pérdida de casi medio millón de electores de Rajoy solo cuatro meses antes y la estrepitosa derrota de las encuestas amigas y enemigas. Una gran depresión política y anímica invadió a quienes en el PP-A tenían la responsabilidad de levantar nuevamente al partido, especialmente en unos momentos especialmente críticos para todos. Todos se contagiaron de las dolencias del líder. Llegaron a parecer un pollo sin cabeza, lo describe gráficamente un cuadro malagueño del PP.

Fue cuando Arenas se reúne con Mariano Rajoy y hablan del presente y del futuro. (¿Un ministerio, una gran empresa pública?) El líder regional le cuenta sus planes sucesorios en Andalucía al presidente nacional, contando con Juan Ignacio Zoido, su amigo y ahijado en la política como mascarón de proa. Sevilla es la clave para ganar Andalucía, repite machaconamente el politico de Olvera. Arenas cree en ese momento que puede ejecutar la jugada perfecta, en plan Manolo Chaves, pero mejorándola: ponerle a Zoído al lado, como comisario, a Antonio Sanz, el segundo gran damnificado político del PP-A el 25M. Rajoy, cuentan, ejerce en este tema como gallego. Arenas sale del encuentro en Moncloa y no sabe si el presidente había subido o bajado por sus tesis sucesorias.

Lo cierto es que cuando Arenas llama a Zoído a contarle sus planes respecto a la sucesión y el alcalde de Sevilla se entera que estará Antonio Sanz en el despacho de San Fernando, este se niega en redondo a acudir y veta expresamente la presencia del todavía entonces número dos del partido. Se sabría, tiempo después, que Zoído estaba más conectado de lo que suponía Arenas con María Dolores Cospedal, quien, inicialmente, era partidaria de que el sucesor fuese José Antonio Nieto, alcalde de Córdoba, el primer alcalde que logra la alcaldía cordobesa en las urnas para la derecha, en el histórico feudo de Julio Anguita. Un gran mérito.

Cospedal “tragó” disimuladamente con Zoido porque ya había hablado con él y ambos se conocían a fondo tras una intensa Semana Santa entre pasos de palio, mantillas y palcos sevillanos. Pero por lo que no estaba dispuesta a pasar la Secretaria General del partido era por la continuidad en el mismo cargo de Antonio Sanz, al que todos hacen responsable del pasado, como fiel ejecutor del “manual Arenas”.


Oh, es él, Zoido alcalde.
El conocimiento por parte de la militancia del PP de estos cambios, ordenados digitalmente desde arriba y sin posibilidad de debate interno, desconcertó a la mayoría. Sobre todo al conocerse que el elegido era el actual alcalde de Sevilla y que compatibilizaría ambos cargos: Presidente del PP-A y Alcalde de la detestada y envidiada Sevilla, quizás por ser la sede institucional de la Junta de Andalucía.

Los encontronazos del nuevo presidente -tras un congreso regional donde hubo sus más y sus menos- con la provincia de Málaga se han convertido en la primera demostración de la falta de liderazgo del hombre que eligió Arenas para que ocupase vicariamente su sillón de tantos años.

Zoido no ha sido capaz de apagar el incendio y dialogar en privado con los malagueños. Y en esa conversación no deberá hablar de juegos florales y de lo bonita que está Málaga, no. Deberá hablar de reparto puro y duro de poder interno en el partido, pactar el futuro porque el presente es desolador. Que la última encuesta del IESA pueda estar muy cocinada, quizás sea cierto. Pero marca una grave tendencia para la derecha, en este caso cuesta abajo y sin freno.

“Algunos en el partido no se dan cuenta, pero la gente nos ha cogido miedo con tanto recortes y subidas en tan poco tiempo, es una locura” asegura un dirigente provincial del partido en Sevilla.

Zoido, que hace solo tres meses fue a Málaga a un acto del diario Sur, cantó por verdiales, ha visto como sus palabras y su buenismo conciliador de aquel día no fueron suficientemente comprendidos por sus compañeros del partido allí presentes.

Hoy mismo Elías Bendodo, presidente del PP Málaga y Paco de la Torre, el alcalde de la ciudad -que no deja pasar una a su colega sevillano- han disentido públicamente del mensajero de Zoído, José Luis Sanz, cuando anunció ayer que no se elegirá candidato del PP-A a la Junta hasta 2015. El también presidente de la Diputación de Málaga, Bendodo, ha discrepado públicamente sobre tan largo plazo, de la misma forma que ha hecho de la Torre. El alcalde ha ido más allá al proclamar, con cierta guasa, que si es Zoído el candidato estará encantado y le “ayudararemos todos” a que pueda cumplir con su doble responsabilidad, como alcalde y como candidato.

Este ha sido el último desencuentro público entre la cúpula regional del PP-A y la del PP de Málaga, pero no el primero. Han sido unos cuantos chispazos ya desde la polémica entorno a las prioridades de los metros de Málaga, Granada y Sevilla, que ha logrado que cuaje una inquietante imagen de crisis latente de la presidencia regional de la organización con la provincia, Málaga, que mantuvo sus expectativas electorales y los mejores resultados de la comunidad para el PP.

Antonio Sanz, cuña de Arenas
Pero a Zoído no solo le aprieta el calzado cuando traspasa el municipio sevillano de La Roda de Andalucía, limite provincial con Málaga. Por Cádiz se le ha colado como presidente provincial Antonio Sanz, vuelta autorizada -¿ordenada quizás?- por Arenas, en una operación que muchos interpretan en el partido como situar a alguien de confianza contrastada por el ex líder andaluz Arenas cerca de Zoído para fiscalizar sus movimientos internos. Parece que la relación entre Arenas y el alcalde de Sevilla empieza a parecerse a la que mantienen Manolo Chaves y su sucesor Pepe Griñán.

Pero, ¿por qué Zoído no quiere sentarse a nombrar candidato a la Junta ahora, o lo que es lo mismo, repartir poder territorial con el Oriente?

El poco original “ahora no toca” no parece respuesta seria a esta pregunta razonada por muchos cuadros del PP de un tiempo a esta parte, tras comprobar cómo ha bajado fuelle el PP, que sigue viviendo de las rentas del caso EREs y pare usted de contar (para colmo la jueza Alaya ha sido apartada definitivamente del caso por enfermedad y la instrucción parece que se dilata). Zoído, más que liderar el partido y ser oposición al PSOE-IU en Andalucía, ha caído en la trampa de convertirse en delegado oficioso del gobierno y ser el defensor de las medidas de Rajoy ante los andaluces.

Zoído sabe que si ahora se elige candidato esa china le va a tocar a él, con el riesgo de perder la Junta y la alcaldía. Pero parece que es la consigna de Arenas, que Zoido se queme en las próximas candelas electorales cuando Griñán disuelva y convoque. El primero en secundar la consigna fue Gabriel Amat, presidente de Almería, necesitado de que haya un líder fuerte al que pueda agarrarse en tiempos para él de zozobra y miedo judicial. En El Ejido, en el congreso provincial, Amat pidió a Zoido que fuese el candidato. Y así fueron cayendo peticiones similares, todas dirigidas a comprometer a Zoido. Pero ahí sigue enrocado, como Rubalcaba con las primarias del PSOE.

El presidente del partido se resiste como gato panza arriba para evitar proclamar ahora un candidato, aunque su preferido para el puesto no está en el Oriente andaluz, más bien al norte de Sevilla y más cerca de Castilla La Mancha. En el Oriente solo hay una mujer capaz de asumir el reto con ciertas garantías de éxito, es malagueña y nació en Sevilla. ¿Sería esa la síntesis, el eje Málaga-Sevilla, que defendió Zoido en el acto del diario Sur del 25 de septiembre pasado? Puestas como están las cosas, al menos debería pensarlo.

1 comentario:

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