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Los pueblos del Levante se enfrentan al desastre


Carmen López 
Periodista / La Voz de Almería 

El panorama de los pueblos del levante afectados por la gota fría no deja de ser desolador. Aunque se ha hecho mucho trabajo estos tres últimos días, la retirada del agua y del lodo ha dejado al descubierto la realidad más cruda: decenas de carreteras inutilizables, problemas con el suministro de agua, viviendas destruidas y anegadas, comercios que tienen que echar el cierre y calles que recuerdan más a los años 50 que al siglo XXI.

Así han dejado las inundaciones una carretera
de Huércal-Overa
En Cuevas del Almanzora, los técnicos pasaron ayer todo el día de visita por las pedanías del municipio y el ayuntamiento fue un ir y venir de personas que querían saber qué pasos dar para solucionar sus particulares situaciones o para dejar constancia de nuevos problemas que sumar a la lista de las consecuencias de la riada. Según el concejal de Obras, José de Haro, tratan de recuperar la normalidad, pero “hay mucho daño material y va a hacer falta mucho dinero para puentes, carreteras y caminos. Nos hará falta ayuda”, explicaba.

En Pulpí, el lunes ha sido para “sacar barro y escombro”. Juan Pedro García, su alcalde, afirmaba que lo prioritario es “atender a todas las personas con viviendas damnificadas”. Los trabajos en las casas se han comenzado, de hecho, en la parte alta del pueblo, donde algunos vecinos “lo han perdido absolutamente todo”. Lo siguiente será limpiar las calles cubiertas de lodo. La casa consistorial aún no está abierta, porque continúan con los trabajos de limpieza y quedaba aún mucho barro por sacar, así que el centro de operaciones se ha montado en la oficina de la Policía Local y Protección Civil, y son muchos los vecinos que se han acercado hasta estos puntos para pedir información, pero también ayuda.

En Vera se han habilitado tres oficinas de atención a los damnificados, una en el ayuntamiento, otra el en restaurante Dalí de Pueblo Laguna y, el tercero, en Puerto Rey, en el hotel Reina. Operarios municipales, de la diputación y ejército de tierra están con la faena de retirar barro y los muchos enseres que la riada sacó a la calle o dejó inservibles en sótanos y apartamentos. Ya se ha iniciado también la retirada  de los vehículos que sufrieron daños y que habían quedado empotrados en farolas, fachadas o palmeras. Pero sigue habiendo muchísimo que hacer.

Los afectados de la localidad de Huércal-Overa se acercaron a lo largo de todo el día hasta el ayuntamiento, que ya está abierto, para solicitar información. Los colegios han regresado a la normalidad e, incluso, se ha celebrado el habitual mercado ambulante de los lunes. Domingo Fernández señalaba que están “tratando de volver a la normalidad” y celebraba que la Junta de Andalucía hubiera incorporado sus máquinas al trabajo.

En Zurgena hay numerosos accesos dañados y se trabaja para arreglar los caminos y carreteras. Según el alcalde, Francisco Ramos, la prioridad es “que no quede ninguna vivienda aislada”. También allí los vecinos recogen información información en el ayuntamiento y comunican daños en puntos concretos de la localidad. “Nuestros mayores problemas son las comunicaciones y el agua”, algo en lo que coincide con el resto de municipios.

La situación en Antas no está mucho mejor, pero “hay pocas viviendas afectadas”. Tienen un puente dañado y otro ha desaparecido. Otros dos puentes más permanecían cerrados al tráfico también por precaución, según la alcaldesa, Isabel Belmonte, que apuntaba que tienen que salir del pueblo por Los Gallardos.

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