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The Andalusian Government

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Es un hecho nuestra ibérica secular deficiencia en el conocimiento del inglés. Los que nos manejamos en la lengua de Shakespeare lo imprescindible para no pasar hambre en el extranjero no podemos profundizar en transcripciones semánticas, ortografía y composición gramatical confusa que altera el orden de los sustantivos y los adjetivos. Hasta ahora, como diría la inolvidable ministra de ZP, los “anglicanismos” (barbarismos, anglicismos, tecnicismos…) referidos a la mente o cerebro los bien define “brainstorm”; algo que, en aproximación literal, se traduciría como “tormenta cerebral” y que se interpreta como “reunión para alumbrar una idea brillante”. Y ésta sí es una perfecta acepción cuando se aplica a las novedosas medidas y ocurrencias que evacúa la Junta de Andalucía. 


El problema surge cuando aparecen nuevas acepciones cogidas de oído como la publicada sobre el curso de “mainless fulness” que los funcionarios pueden practicar en sus 2,5 horas no presenciales. Tras una apresurada exégesis de la frase, el resultado podría ser “plena ausencia mental”; nada más inapropiado para definir la capacidad intelectual del funcionariado, aunque hay clamorosas excepciones. Después del cachondeo que ha suscitado el curso entendido como de “meditación budista”, el portavoz del Gobierno andaluz, Juan Carlos Blanco, se ha apresurado a aclarar y corregir: “No es mainless fulness, es maindfulness”. Y, además, añade que “eso no es meditación budista. Son técnicas de relajación y concentración que se utilizan habitualmente en el ámbito laboral”.

Parece mentira que ahora nos sorprendamos de esta técnica tan habitual en nuestro ámbito laboral. Todos los taxistas, celadores salidos de guardia, torneros-fresadores, carpinteros, pescadores, agricultores, pasantes de bufete, comerciales a comisión… Todos estamos acostumbrados a esta técnica “tan habitual en el ámbito laboral”. ¡Hay que joderse!

Profundizando en la ocurrencia de la Junta, el portavoz tampoco acierta en el concepto del susodicho “mindfulness”. El anglicismo surge de la palabra “Sati” (idioma pali, variedad del sánscrito) y obedece a las enseñanzas de Buda, que aplicó este concepto del verbo “sarati” que significa recordar o rememorar. Una de las definiciones más coincidentes -¡agárrense!- es la siguiente: “Sati o maindfulness es la capacidad humana básica de poder estar en el presente y de recordarnos que estamos en el presente. Es decir, que estamos en el aquí y en el ahora”.

Hay que reconocer que la Junta no conoce límites para el descaro y la cursilada cuando se propone defender argumentos que sustenten su proselitismo. De la paguica, los cursos de formación, la firma de jornales… hemos pasado al refinamiento del reencuentro con el Yo mediante la psique que fluye en el tejido espacio temporal que busca acomodo en la realidad del momento presente. Estamos a un paso de que la Junta reformule el Big Bang o la gravitación universal. Ya fue acertado el sobrenombre de Susana “Superstar”.

Conste que no critico las técnicas de relajación y concentración que se hacen necesarias cuando existen disfunciones psicosomáticas o por convicción propia a seguir disciplinas beneficiosas y de diferente naturaleza. Cada uno es libre de practicar yoga o, en su defecto, pegarse cuatro lapos. Otra cosa es decretar alambicadas ocurrencias para escarnio del contribuyente, el parado, el trabajador exhausto, el setecientoeurista…que asisten atónitos al pretendido reflejo de esta Arcadia ocurrente y derrochadora.

Afortunadamente, el “socio” de gobierno, Juan Marín, aclara que las 2,5 horas no presenciales “evidentemente han de ser productivas”. Hay que esperar a conocer el procedimiento empleado por C´s para detectar la productividad de un funcionario en su casa. Una vez resuelto este enigma, el viaje tripulado a Urano estará disponible para verano.     

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