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La joya de la corona

Emilio Ruiz

El Consejo Económico y Social (CES) –que es un órgano consultivo del Gobierno para la toma de decisiones que afectan a los distintos sectores que conforman la sociedad española- acaba de sacar a la luz su Memoria sobre la situación socieconómica y laboral de España en 2015. En la misma se dice que el País Vasco se sitúa a la cabeza de España en gasto sanitario por habitante, mientras Andalucía ocupa el último lugar. A la vez que la comunidad autónoma presidida por Íñigo Urkullu gasta 1.584 euros por habitante, la presidida por Susana Díaz gasta 1.007 euros. El gasto medio en España es de 1.232 euros por habitante. Cataluña gasta 1.127 euros y Madrid, 1.132.

Andalucia gasta en Salud 1.007 euros al año por habitante

El Partido Popular no cree que el reducido gasto sanitario en Andalucía se deba a la eficiencia en la gestión, como dice el Partido Socialista. Carmen Crespo, la portavoz de los ‘populares’ en el Parlamento de Andalucía, considera que los problemas derivados de las ‘cicateras’ inversiones en sanidad son numerosos. Uno de ellos es el de las prolongadas listas de espera, y, para solucionarlo, ha pedido la creación de un grupo de trabajo parlamentario para que estudie y aclare lo que considera un maquillaje de las listas. “Todo indica –piensa la exalcaldesa de Adra- que la Junta está cogiendo atajos para no cumplir con el Decreto de Garantías de Tiempos de Espera”.

La Junta de Andalucía considera que el gasto sanitario por habitante/año de ‘tan solo’ 1.007 euros no hay que valorarlo como un dato negativo, sino precisamente lo contrario. Es tan eficiente la gestión, dicen en la Junta, que, con el menor coste, Andalucía es la región española con la cartera de servicios sanitarios más amplia y la más garantista en derechos. Además, añaden, en 2015 y en 2016 el crecimiento del presupuesto por habitante en sanidad es superior a la media nacional. Este año, un 4,8 % más que el año pasado.

Sería temerario por mi parte establecer pautas comparativas sobre la calidad de los servicios sanitarios que se ofrecen entre las distintas comunidades autónomas. O entre una determinada comunidad autónoma y la nuestra. Tampoco sería acertado concluir que un mayor gasto sanitario lleva aparejada inequívocamente una mayor eficacia. El tema es más complejo. Sí puedo afirmar, y lo hago desde la perspectiva de un usuario de la sanidad pública, que ya nos gustaría a los andaluces tener en todos los ámbitos de nuestra vida asistencial los mismos problemas que tenemos con la atención sanitaria. Otro gallo nos cantaría. Cualquier servicio público siempre es mejorable. El sanitario, también. Pero no creo que la sanidad forme parte de la lista de preocupaciones de los ciudadanos andaluces. Es justo lo contrario.

Los andaluces somos conscientes –y, si no lo somos, tenemos que serlo- de que nuestra realidad socieconómica es la que es. Cada país, cada comunidad autónoma, cada entidad territorial en definitiva, tiene que distribuir sus recursos según  las necesidades de su gente. Susana Díaz dice con frecuencia que la sanidad es su ‘joya de la corona’. Sea joya o no, nadie puede negar el esfuerzo andaluz por mantener una sanidad digna. Según el CES, en 2014 el gasto sanitario en Andalucía alcanzaba el 6,3 % de nuestro PIB. La media española por comunidad autónoma era el 5,5 %. En el País Vasco, el 5,4 %. Y en Cataluña y en Madrid, del 4,7 % y 3,8 %, respectivamente.