Más cerca de demoler el hotel del Algarrobico

El Correo de Andalucía

Editorial

Hace algo menos de un mes, se dijo aquí con ocasión del encierro de ecologistas en las instalaciones del hotel de El Algarrobico que por mucho que todas las Administraciones estén de acuerdo, no se puede demoler el edificio del Algarrobico sin antes contar con los pronunciamientos judiciales que permitan el derribo. Pues bien, desde ayer hay también un aval del Tribunal Supremo que abre la puerta al derribo. El Alto Tribunal rechaza el recurso presentado por la Junta contra la decisión del TSJA de anular el Plan de Ordenación de Recursos Naturales. El TSJA entendía que la ambigüedad del plan podría dar lugar a que se quedara el hotel en este emplazamiento del Cabo de Gata. El Supremo sostiene ahora que hay que dar más garantías para el reforzamiento de la protección del espacio natural almeriense, lo que implícitamente implica cerrar la posibilidad de que la propiedad del hotel encuentre un resquicio para mantenerlo en pie.

La cuestión jurídica es muy compleja, pero sí que queda claro algo fundamental: que tanto la Junta y el Estado como la Justicia entienden que hay que buscar la máxima protección para este entorno natural y que en él no cabe un hotel de esas dimensiones. Ahora hay que seguir actuando con cautela. Tanto unos como otros son partidarios del derribo del hotel, emblema de un urbanismo especulativo difícil de comprender, pero hay que ser justos y reconocer que quienes construyeron el hotel lo hicieron gracias a licencias urbanísticas concedidas al amparo de la legalidad. Hay un perjuicio para sus intereses que tiene que ser reparado. Pero siempre asumiendo que hay un interés general que debe prevalecer ante todo, y que no es otro que el de evitar que un paraje como el Cabo de Gata sea invadido por una edificación que rompe con todos los criterios de sostenibilidad medioambiental que deben presidir las actuaciones urbanísticas en un parque natural.