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Qué hay de lo mío

Emilio Ruiz
Director de La Cimbra

Hace un par de semanas, el director de La Voz de Almería, Pedro Manuel de la Cruz, reflexionaba sobre la dualidad “interés particular/interés general” en el ejercicio de la función pública. Existe la duda,  venía a decir, de si algunas de las batallas que estos días se libran en los dos principales partidos de la provincia pretenden, como fin último, un deseo de servir o un deseo de servirse.

El ejercicio de la actividad política, querido director, no es lo que era. Y no digo que sea mejor o peor –aunque tengo mi opinión al respecto, faltaría más-, digo que es distinta. En los primeros años de la democracia, ser seleccionado para ocupar un cargo público suponía tal grado de satisfacción que a nadie se le ocurría preguntar, por ejemplo, que aquel acto cómo se traducía en billetes de curso legal. No había mejor pago que ser elegido o designado para servir a tu comunidad. Eran miles, decenas de miles, los concejales y alcaldes y cargos de partido que se arrancaban un trozo de su vida profesional o familiar para ponerla al servicio de la colectividad.

Hoy es distinto. La actividad pública se ha profesionalizado y, en algunos casos, se ha superprofesionalizado, pues de igual forma que sigue habiendo servidores públicos que detraen parte de su beneficio para prestárselo a los ciudadanos, también hay, y son muchos los casos, quienes, gracias a la política, han conseguido un status al que por formación, capacidad y esfuerzo muy difícilmente podían aspirar. Y al que, lógicamente, tampoco van a aspirar una vez que se extinga su situación. Pero, por otra parte, incentivar económicamente la prestación de un servicio público es lo propio para hacer posible la igualdad de oportunidades y el acceso de todos al poder. Si no, éste solo estaría reservado a quienes tradicionalmente lo han ejercido: los pudientes.

Postdata. Acuso recibo del delicado artículo que me dedica en su diario digital el director de Teleprensa. Dice que alguna vez ha publicado algo mío a pesar de que le advirtieron que no debe publicar a cualquiera. Lo reconozco: estos humildes comentarios apenas superan un parcial de primero de Periodismo. Pero no seas iluso, Javier, ni los tuyos están para la 3ª de ABC ni tu elenco de colaboradores es el de Cuadernos para el Diaólogo.

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