Desde hace más de un mes se está vertiendo agua a la rambla del Charco de Costacabana, está el badén de la carretera inundado, los peatones cruzando por un puente metálico provisional y una laguna permanente entre la carretera y el mar.
El origen de estas aguas es la obra de viviendas que realiza la empresa municipal ‘Almería XXI’ en una parcela próxima. Con la excavación del sótano, las aguas del nivel freático afloran en el agujero y, para poder realizar la obra, es necesario un bombeo permanente de dichas aguas, una mezcla de agua dulce y marina. Para tal fin se ha colocado una red de tuberías que circundan la parcela y las conducen a un depósito arqueta desde donde se dirigen a la red municipal de pluviales, aflorando a unos cien metros de la desembocadura de la rambla.
Ante las quejas de vecinos, asociaciones ecologistas y partidos políticos, la concejala de Urbanismo, Ana Labella, ha decidido redirigir estas aguas hacia el norte y verterlas en una arqueta de alcantarillado situada junta a la carretera que linda con el aeropuerto. Ya no se ve el agua, ya no se “desperdicia”, ¡ahora también se contamina!
Para tener una idea de la magnitud del desatino solo hay que ver que el caudal que se está bombeando es de más de 10 m³/ hora, es decir 240 m³/dia, lo cual supone al mes 7.200 m³: el equivalente al gasto medio de 350 viviendas.
La solución inicial, aunque conducía las aguas a la rambla, no era la idónea por los problemas que ocasionaba indundando la carretera. Ahora, la solución es peor, pues introduce estas aguas en la red de fecales, sobrecarga la depuración de las mismas y, según afirma la concejala, no van a depuración sino que se envían directamente al emisario submarino. ¿Entonces quiere esto decir que estamos tirando aguas del acuífero mezcladas con aguas fecales directamente al mar? ¿Esta es la maravillosa solución del PP para evitar la pérdida de este recurso?
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