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Una pluma con alas

Javier Salvador
Director de Teleprensa

Cuando imaginé teleprensa.es por primera vez, convertir teleprensa.es en un periódico digital, que fue precisamente por estas fechas pero en el año 2005, lo primero que planteé fue cómo desarrollar un medio de comunicación distinto, revolucionario en su zona de impacto geográfico y, sobre todo, basando su crecimiento en las mismas estrategias que durante años había aprendido y aplicado en la consultoría de comunicación. Es decir, tenía que contener un poco de singularidad, la seguridad de que detrás había gente que sabía lo que hacía, mostrar una solidez del sistema en sí con la tecnología empleada, para que fuese de muy fácil acceso. Luego, había que aderezar la ensalada con una generosa pizca de ilusión, de visión de futuro con tintes de utopía, basando ese escenario futuro en algo a simple vista irrealizable, pero desde la creencia de que no hay nada imposible, sino planes mal trazados.

Así, una de las primeras cosas que pinté en un folio fue una especie de imagen, logotipo o sello, en el que pretendía copiar una señalización que poco antes había visto en un parque natural del sur de Estados Unidos en la que se advertía del riesgo de encontrarse con animales en libertad, pero con la particularidad de que se trataba de una especie en peligro de extinción. Mi idea fue hacer aquel cartelillo con forma de rombo, fondo amarillo y bordes negros, para dibujar en el centro una pluma con alas de paloma, como advirtiendo de que tuviesen cuidado, que en ese espacio se movían periodistas en libertad, en estado natural, con la particularidad de que se trataba de una especie en extinción. De toda idea surge un debate, y otros pensaron que era mejor una máquina de escribir con alas, algunos decían que debía ser una tecla de ordenador con la arroba como signo que más identificaba a internet, y luego surgió otra variación distinta, y alguna más.

La primera fase de la comunicación estaba en marcha, la comunicación interna para lanzar la motivación, y realmente ése era el objetivo y no sacar un logo que aún debe estar rondando por algún disco duro de esos que guardamos como imprescindibles y que nunca volvemos a revisar. Luego nos dedicamos a comunicar hacia el exterior con un planteamiento agresivo, llamando la atención, publicando lo de todos, pero diciendo a las claras lo que nos parecía cada cosa. Hoy somos líderes indiscutibles de audiencia en prensa digital en Almería. Avanzamos a pasos que nadie podía imaginar en todo el territorio andaluz, y encima nos hemos convertido en un modelo refugio para esos periodistas que se han
quedado en el paro pero no quieren dejar de escribir, que quieren lanzar su propio medio. La conclusión es que no viajamos en primera clase, pero se cobra todos los meses.

Les cuento esto porque hace unos días, un tipo al que no conozco personalmente pero al que hemos publicado varios artículos de opinión, -siempre me han dicho que no publique a cualquiera, pero creo que todos tienen derecho a ser escuchados si son valientes como para firmar lo que opinan-, se hacía una paja mental hablando de la independencia de los medios de papel frente a los periódicos digitales. Quizás lo que más me molestó es que en el mismo texto se me metía en el mismo saco con un individuo al que considero tan impresentable como indeseable y que espero que piense absolutamente lo mismo de mí, pero también me sorprendió la candidez del autor.

Vamos a ver, hablar de independencia en los medios de papel, con sus estructuras de costes y la situación económica que hay, unido a que aquí todos los empresarios hablan de medios de comunicación pero ninguno se rasca el bolsillo, es como decir que El Mundo es un periódico plural y no tiene nada en contra de Rubalcaba. Pero bueno, supongo que el tal Emilio Ruiz querría quedar bien con alguien y ésa era su mejor forma de pasar la lengua por el trasero de a quienes quería alabar, aunque todo tiene un límite.

Acepto la crítica sobre lo que escribo, sobre mis opiniones, pero no sobre el modelo cuando vienen de un empresario asociado con personas que han humillado a esta provincia con modelos tan honrados para ellos como las viviendas ilegales de los ingleses en el Valle del Almanzora. Acepto la crítica sobre el modelo procedente de cualquier profesional que viva de esto que llamamos periodismo y cuya única fuente de ingresos es la publicidad, y la institucional principalmente, porque esos empresarios que tanto hablan de medios no se gastan un euro en esos medios de comunicación que dicen que tanta falta les hace. Pero no, no acepto comparaciones entre un medio de comunicación como es teleprensa.es, que cumple con sus compromisos editoriales, sociales y laborales, que crea expectativas y seguridad en la gente que come de esto, con cualquier gualtrapa pagado por un partido para, precisamente, intentar reducir el impacto de teleprensa.es en la sociedad almeriense.
Por ahí no paso, que llegar hasta aquí ha tenido un precio y nuestro liderazgo no nos lo ha pagado nadie, ha salido del trabajo de unos pocos que por su actividad parecían y parecen una legión.
(Publicado en teleprensa.es) 

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