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El terqueño Antonio Cadenas Porras celebra su 101º cumpleaños tocando el piano


Marta Rodríguez
Periodista

⏩⏩⏩ Antonio Cadenas Porras nunca pensó que celebraría su 101 cumpleaños, menos en medio de una pandemia global. Pero lo cierto es que ese día tan esperado ha llegado y este domingo 10 de mayo soplará las velas acompañado de su hijo Antonio Manuel y su familia, con los que reside desde el fallecimiento de su esposa, Elvira López, en 2015.



Nacido en Terque el 10 de mayo de 1919, Cadenas ha hecho vida normal durante el confinamiento. De hecho, goza de una 'mala salud de hierro', como se suele decir a estas edades. Lo que no le faltan son las "ganas de ir al pueblo", como dice él.

El hombre vino al mundo en el seno de una de las familias notables de la zona. De ahí que a los seis años se iniciase en la música y el piano de la mano de su madre. Siendo estudiante de Bachillerato en Almería, en 1931 recibió clases de piano del entonces primer organista de la Catedral de Almería; un sacerdote que le impartió los primeros tres cursos de piano y dos de solfeo. Por eso ha querido festejar su aniversario interpretando una canción.

Antonio Cadenas, esta semana (Loa)

Tras la obligada pausa en sus estudios que supuso la Guerra Civil y durante su servicio militar en Sevilla, de los años 1942 al 1946 recibió clases particulares de piano de una profesora del Conservatorio de la ciudad hispalense, presentándose a los exámenes de forma libre. También allí decidió estudiar su carrera de Magisterio.

Antonio Cadenas no olvidaba su amor a la música y al piano, pero debido a su profesión de maestro, no fue hasta después de su matrimonio y traslado a la ciudad de Córdoba cuando terminó la carrera musical de piano en el Conservatorio de esta ciudad en 1964.

Siguió ejerciendo como maestro en Palma del Río, donde conoció a 'El Cordobés' y, como gran aficionado a los toros, compuso un pasodoble que le dedicó. Más tarde, volvió a su comarca con la familia ejerciendo su profesión docente en Íllar desde 1968 hasta su jubilación en 1984.

Desde entonces, fijó su residencia en Terque, donde la mayor parte de su tiempo la dedicó a su gran pasión: la música. Continuó estudiando y practicando a diario con el mismo entusiasmo de aquellas primeras clases que le daba su madre.

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