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Fragancias de campaña

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Entre las declaraciones del candidato del Partido Popular Juan José Matarí y las del consejero de Fomento habría que encontrar un punto intermedio de interés por desvelar las posiciones de las distintas Administraciones sobre el futuro de las obras del paso a nivel de El Puche. Uno dice que hay que sacar el tren del debate electoral; y el otro, que hay un “tufo electoral” en las reivindicaciones del PP. Idéntica estrategia a la que planteara Martín Soler cuando pedía sacar el agua del debate político. Y, se sacaran o se metieran los temas de interés en el debate político, lo cierto es que el agua sigue sin solucionarse y el paso de El Puche continúa generando un grave problema de seguridad e incomodidad para decenas de miles de almerienses que lo frecuentamos.

Paso a nivel de El Puche

La Junta se descolgó a última hora del proyecto de soterramiento del paso a nivel con la excusa de estudiar a fondo la propuesta del proyecto que acordaron acometer sin problemas el resto de partes implicadas: Ayuntamiento, Adif y Gobierno central. Todos de acuerdo, menos la Junta.

Por su parte, y actuando como disciplinada sucursal del poder de Sevilla, el portavoz socialista Pérez Navas emplea las mismas excusas que la Junta para justificar una forzada disidencia fundamentada en peregrinos argumentos; entre otros, que se garantice la progresión del soterramiento afecto a la llegada del AVE y que se garantice la conexión ferroviaria con el puerto. Precisamente, el proyecto acordado es el primer paso para la continuidad del soterramiento, y de ahí que resulte el más costoso por prever una continuidad homologable y compatible con el soterramiento integral, y por dar una solución definitiva al problema de seguridad comprometida en el cruce del paso a nivel.

No es precisamente Pérez Navas, por su trayectoria, quien ha de exigir profuso estudio del proyecto, interacción, conectividad y garantías para futuras actuaciones. Hay que recordar que, ejerciendo como concejal de Obras Públicas, inició las obras del parking de Obispo Orberá sin proyecto alguno y comprometiendo la seguridad de las edificaciones del entorno. Se comenzó a excavar sin saber cuántas plantas tendría el aparcamiento, salvo por las limitaciones impuestas por la Bahía de Auckland (Nueva Zelanda, las antípodas).

Hubiese sido interesante una indeclinable determinación del grupo socialista municipal a la hora de concretar el “afinado” proceso de fases y subfases de las obras del Consistorio y Plaza Vieja que han supuesto un choteo interminable. Tampoco he oído que se exigiesen garantías para terminar el Materno Infantil al inaugurar un centro de salud de barrio.

Eso sí, saludemos con enorme aplauso de “tufo electoral” la inmediata puesta en marcha del Puerto Seco de Níjar; una iniciativa que depende directamente de la consolidación comercial del AVE del Corredor Mediterráneo y, en términos de oportunidad de negocio, equivale a poner un carrillo de helados en el Kalahari.

En cuanto a la escasa credibilidad del proyecto presentado en “power point”, los Presupuestos Generales del Estado se presentan en un pen drive. Y sobre el “tufo electoral”, el Materno tuvo una maqueta -sin proyecto- que sirvió para unas elecciones, y una primera piedra para otras elecciones. O sea, hedionda pestilencia electoralista en las fragancias de campaña.