La casa por el tejado

Mar Verdejo Coto

Ingeniero Paisajista

La Ciudad tiene estos días un paisaje urbano inusitado. Por la noche, el aspecto es fantasmagórico. Los coches de la ciudad han desaparecido, como si la ciudad hubiese huido al extrarradio porque alguna amenaza de película acechara sobre Almería. De día, miles de líneas azules han invadido la calzada, líneas solitarias que parecen que marcan el camino hacia el arco iris. ¡Qué intranquilidad dar un paseo estos días por la ciudad!

Desaparecen los coches, los peatones, pero también los comercios. En la Plaza San Pedro –zona de tradición comercial– se ven los establecimientos vacíos sin mercancías, pero también con carteles diversos como: liquidación, últimos días por cierre, traspaso…Y esto sí que da miedo, más bien pavor, indignación ante lo que se avecina. Nos dibujan nuestros políticos cada vez el futuro más incierto y, si fuese posible, más negro. Del Paseo de Almería, arteria principal, mejor ni hablamos.

Si los ingresos en los comerciantes del centro iba menguando con la crisis, desde que se instaló el ORA (Ordenanza y Regulación de Aparcamientos) aseguran que las ventas han caído en un sesenta por ciento desde que se aplicó. Los residentes se han quedado casi sin zona verde. Los trabajadores y comerciantes del centro tienen que rotar cada dos horas. Puede que sea el sistema más racional de ordenar el escaso espacio de la ciudad, pero que no se extrañen que los ciudadanos estemos recogiendo firmas, por mucho que haya compromiso para revisar el precio de los aparcamientos para los afectados por ORA.

Como siempre vamos parcheando, andamos a trompicones sin un camino claro, mediocres, en un querer hacer pero no llegar. Por ejemplo, no tenemos un Plan de Revitalización del Centro Histórico, y que tanta falta nos hace, y se nos muere, agoniza, y por mucho URBAN en la ciudad, no sabemos articularlo con toda su complejidad, porque seguimos viendo a la ciudad desde los reinos de taifas y con orejeras. Esto mismo es lo que ocurre con la movilidad. Es normal que los ciudadanos pensemos que el ORA solo tiene afán de recaudación, y hayamos puesto el grito en el cielo. No se ha dotado a la ciudad paralelamente de otras opciones, ¿o es que hay un Plan de Movilidad Urbana Sostenible y no nos hemos enterado?

Desde que la ciudad es ciudad, o más bien, desde que yo tengo memoria universitaria, no disponemos de un transporte público de calidad y eficiente. Sólo hay que ver las paradas llenas en El Zapillo con estudiantes horas y horas, y años tras año, la historia una y otra vez se repite. Ahora encima, han retirado los autobuses “jóvenes” y han dejado los “viejos”. Los carriles bici parecen que son sólo para la foto de la inauguración, no están conexionados, son insuficientes, el mantenimiento ineficaz, hay tramos peligrosos, con obstáculos. Las aceras de la ciudad, carentes de árboles, hacen el tránsito para los peatones una odisea, como ir de aventuras por cualquier desierto del mundo. Los padres que llevan a sus hijos al colegio se la juegan. En los últimos años se han hecho aparcamientos subterráneos municipales sin valorar bien la sostenibilidad de la actuación. Así que es normal que pensemos mal, y creamos que sólo hay fin recaudatorio.

Hay una gran posibilidad de que el PMUS dijera que hay que pintar la ciudad de líneas azules, pero sería una decisión colectiva de todos los agentes involucrados: Ayuntamientos, autoridades responsables, servicios técnicos, transportistas, comerciantes, población, asociaciones sindicales, vecinales, ecologistas, usuarios, consultoras, asociaciones de modos alternativos al coche… Como siempre en esta ciudad ponemos el techo sobre el tejado antes que los cimientos.

Sugerencia: Vayan a ciudades para ver qué hay a la vanguardia de movilidad sostenible. Una vueltecita por Barcelona, Sevilla, Madrid… para ver sistemas de estacionamiento regulado, renovación y recuperación del tranvía urbano, nuevos modelos de plataforma reservada, el sistema carsharing, sistema de alquiler de bicicletas…Viajen a  Londres, no para ir de compras, sino para ver los sistemas de Congestion Charge, y la London Cycle Network Plus, y, si quieren algo más de frío, a Estocolmo y su peaje urbano. Y lo más, en ciudades sin señales, en Drachten y Makkinga de Holanda y Bohmte en Alemania. ¡No hay nada cómo viajar! Eso sí, de manera sostenible.