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La crisis del Popular y el vídeo del falso millón

Emilio Ruiz

La operación de compra de Banco Popular por el Banco Santander por un simbólico euro ha afectado a varios cientos de miles de personas. Aún está por ver si a los contribuyentes españoles esta operación nos saldrá gratuita. La palabra en este sentido del ministro de Economía, Luis de Guindos, tiene poca credibilidad. Recordemos que el ministro se hartó de repetir que la crisis bancaria no tenía coste alguno para los ciudadanos. Y vaya si la ha tenido: 40.000 millones de euros.


Los grandes damnificados de la operación de esta semana son principalmente los 305.000 socios del banco, que han perdido todo lo que tenían invertido en acciones, varios miles de millones de euros. Son principalmente inversores institucionales, grandes inversores, pero también hay, alrededor de una tercera parte, pequeños ahorradores. En las tres últimas ampliaciones de capital realizadas, por importe total de 7.500 millones de euros, la dirección del banco movilizó fuertemente a los directores de oficinas para captar a pequeños ahorradores.

No es verdad que la señora del vídeo ha perdido un millón de euros. Le ha puesto un cero de más

También han perdido su inversión los ahorradores que compraron bonos convertibles y deuda subordinada por importe de 1.250 millones de euros. Con carácter previo a la firma con el Santander, estos productos del Popular los convirtieron en títulos ordinarios. La mayoría de estos productos estaban colocados entre inversores particulares con desembolsos mínimos de 1.000 euros y rentabilidades que superaban el 8 %.

Todas las cadenas de televisión y todas las redes sociales están poniendo estos días el vídeo de una señora desesperada que se presenta en una oficina de Banco Popular pidiendo responsabilidades por la pérdida de sus ahorros. El vídeo es espeluznante por la magnitud de la tragedia. Según las imágenes, la señora entra enfurecida en la sucursal pidiendo explicaciones al empleado y diciéndole a voz en grito: “Lo he perdido todo y tú me dices que no ha pasado nada”. La clienta explica entre gritos que había estado en la oficina del banco en Almería y en Granada y que todo el mundo se encogía de hombros. “He perdido todos mis ahorros, un millón de euros que mi marido me dejó cuando murió, me he quedado en la ruina, mi madre se ha quedado en mi casa sin nadie que la atienda, porque ni siquiera tengo para pagar una mujer…”. El vídeo, digo, impresiona y está siendo tomado como el reflejo gráfico de una situación que para mucha gente es penosa.

La señora del vídeo ha sido localizada por el periódico digital ‘El Confidencial’. Responde al nombre de Otilia y es de Tahal. Es viuda de un profesor, del que heredó el supuesto millón de euros que dice. El vídeo tiene mucho de teatro y exceso de falsedad. No es verdad (esto no lo dice el periódico, lo digo yo) que la señora perjudicada haya perdido un millón de euros. Le ha puesto un cero de más. Y tampoco es cierto que Otilia esté en la ruina: tiene una decente pensión. Pero, bueno, para montar el circo está bien. Mientras haya gente que se crea todo…

Lo que dice 'El Confidencial':

La inversora que perdió un millón: "El Popular me dice que me informe por la tele"

Alfredo Pascual

"¿Que no pasa nada? ¡Lo habéis perdido todo! ¿He perdido un millón de euros y me dices que no pasa nada? ¿Que llamas a la policía? ¡Lo hemos perdido todo, mi hijo está en la ruina, ni siquiera tengo para pagarle una muchacha que cuide a mi padre! ¿Y encima tienes la poca vergüenza de decirme que no pasa nada?". El vídeo, que corresponde a una situación vivida ayer en una sucursal del Popular en Granada, se ha convertido en el icono del drama que están viviendo en torno a 300.000 inversores minoristas que, de la noche a la mañana, han visto cómo el valor de sus acciones se despeñaba hasta cero.

Este periódico ha localizado a la protagonista en Tahal, un pueblito almeriensede apenas 300 habitantes. Se llama Otilia y responde al teléfono en una situación curiosa: se ha dejado las llaves de la casa y el coche dentro del coche, que tiene cierre automático, y está atrapada en un garaje. "Tengo la cabeza ida, no como ni duermo, estoy pasando los peores días de mi vida", lamenta. Entrar en casa es lo que menos le preocupa en estos momentos: cuando supo que el Banco Popular, donde tenía depositados todos sus ahorros, había sido absorbido por el Santander se echó a la calle y aún no ha regresado a casa.

Visitó varias sucursales en Almería y también en Granada, a donde se había desplazado con su hijo, que presentaba un trabajo universitario: "Yo solo les pedía un extracto de las acciones y ni siquiera me lo han dado. Cuando les pregunto qué ha pasado con mis acciones me dicen que cómo no me he enterado, que mire la televisión, que ahí me informarán. ¿Me tengo que informar por la televisión de qué ha pasado con el dinero de mi hijo? Esto es un fraude con mayúsculas".

Otilia ni siquiera sabe que su arrebato en la sucursal está sumando miles de adhesiones en las redes sociales: "No me meto en internet ni sabía que me habían grabado. Yo desde luego no lo he hecho, no sé cómo hacerlo", explica. Lo que el vídeo no muestra es que después Otilia fue expulsada de la sucursal y se presentó en los juzgados, donde no la atendieron: "Me dicen que si no me han hecho nada, que si no me han agredido, no puedo ni denunciarlos. O sea, que nos estafan, nos quitan todo el dinero, nos echan como a perros y ni siquiera podemos denunciarlos", relata con un tono que evidencia rabia contenida.

La almeriense sostiene que su marido, un profesor de universidad fallecido en 2015, "tenía una fortuna grandísima". Rompe a llorar nada más mencionar el asunto. En el vídeo asegura que ha perdido un millón de euros, pero prefiere no hablar de cantidades en público. Siempre según su relato, su marido habría depositado todos sus ahorros en acciones y bonos del Popular que había heredado el hijo de la pareja, de 23 años y estudiante de Farmacia.

Como tantos otros inversores, Otilia y su hijo no saben qué hacer. Están buscando abogados, pero aseguran no tener dinero suficiente para pagarles. Además, lamenta la almeriense, sus vecinos no la apoyan: "Me dicen por la calle que lo tengo bien empleado, que para qué ahorro nada. Aquí en Andalucía los que mejor viven son los que no tienen nada a su nombre, que reciben sus pagas y viven mejor que nosotros, que no hacemos más que trabajar y ahorrar".