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El amargo bálsamo de Cabo de Gata

Marta Rodríguez
Periodista

En la primera parada de una huida sin destino definido, un camarero pone un periódico sobre la barra de un bar. Entre las ingobernables páginas aparece un mapa del tiempo descifrable para el lector extranjero. La mancha de color naranja más fuerte se sitúa al sureste, en un punto llamado Cabo de Gata. La referencia de una guía algo descatalogada termina de decidir al viajero: “El último pueblo de pescadores romántico de Andalucía” en un parque natural en el que se aprecia un “toque de África”.

Se presenta en Picasso

He aquí la sucesión de casualidades que trajo a Almería en 1998 a Eugen Ruge, extraño en su propio país desde “el cambio” que no es más, ni menos, que la caída del muro que lo obligó a crecer en la Alemania comunista. Un escritor que aún tardaría quince años en publicar su primera novela, En tiempos de luz menguante, título que le valdría el premio más importante de la literatura alemana.

En aquella época, este autor que todavía no lo era emprende la búsqueda del sur empujado por una profunda depresión. “Se va de Berlín porque tiene que hacer las paces con su pasado y su presente; viene para escribir un libro que nunca escribe, pero se encuentra con otro”, explica Mª Trinidad Plaza, la almeriense que ha traducido ese otro libro: Cabo de Gata, que acaba de publicar la editorial Confluencias y que se presenta hoy jueves 15 de junio a las 19 horas en Picasso Reyes Católicos.

Entre Ruge, de mentalidad matemática, educado en la disciplina soviética y poco viajado, y el Cabo de Gata del 98, al que todavía no había llegado la conciencia medioambiental y donde las bolsas y los escombros campaban a sus anchas, había un abismo. El choque cultural estaba servido. “Él piensa que con su hamaca va a ser el rey, pero no lo tratan bien: le cobran lo mismo por una habitación que por una paella, lo saludan desde la calle -una cosa muy almeriense que él no entiende-, el chófer del autobús que lo lleva allí le gasta una broma que no comprende; el choque es brutal”, reflexiona.

“Hay que acercarse al libro con cierta empatía para ponerse en la piel del autor y que no cause rechazo”, asegura la traductora que, en este punto, no puede evitar acordarse de Juan Goytisolo y el desprecio que suscitó en su día su relato de viajes Campos de Níjar y sus críticas a la explotación y el linchamiento de los trabajadores marroquíes de El Ejido tras los incidentes del año 2000. “No podemos rechazar a todo aquel que dice la verdad y la del alemán tiene bastante fundamento”, alega.

A pesar de no conectar con los habitantes de Cabo de Gata, ni de conseguir escribir nada de calidad -rompía cuaderno tras cuaderno-, Eugen Ruge interpreta ciertas “señales”, encuentra excusas para dilatar su marcha. “Aunque está deprimido, halla una especie de bálsamo. La población le parece inhóspita, pero es que él busca lo inhóspito. Solo consigue acercarse a una gato callejero que representa a su madre; atribuye una simbología a cosas que no la tienen, lo que constituye un recurso de la soledad”, analiza Mª Trinidad Plaza.

El escritor pospone su marcha de Cabo de Gata 123 días. Y quince años después -tras publicar la obra por la que pasará a la posteridad-, convierte las anotaciones que sobrevivieron a aquella estancia a orillas del Mediterráneo en una novela breve con tintes autobiográficos que se ha traducido a distintas lenguas. “Siento que la tristeza no le permitiera conocer nada de la historia del lugar, que fue cuna de civilizaciones, ni que apreciase la belleza de las vistas de su faro y de sus acantilados de roca volcánica, como el Arrecife de las Sirenas”, lamenta la traductora, a la que este proyecto le ha dado la posibilidad de reinventarse tras prejubilarse como profesora de Filosofía a causa de una parálisis en las cuerdas vocales. Eugen Ruge no quedó fascinado por Cabo de Gata, no en su primera visita, pero “quien lee este libro ama y se queda más pegado a esto”. Halla aquí una especie de bálsamo.

Nacido en los Urales en 1954, Eugen Ruge se crió en la Alemania del Este y estudió Matemáticas. Desde 1989 -año de la caída del Muro de Berlín-, se dedica al teatro y la radiotelevisión en calidad de autor y traductor. Descubrió Cabo de Gata en 1998 aunque no publicó su obra homónima hasta 2013. Fecha en que también lanzó su gran novela En tiempos de luz menguante (Anagrama), la historia de la antigua República Democrática Alemana a través de una saga familiar.