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Camilo José Cela, el 'empleado' de Juan Aparicio

Antonio Torres
Director de Canal Sur

Se conmemora el centenario de Camilo José Cela, que trabajó a las órdenes de un almeriense de adopción, Juan Aparicio López (Guadix, 1906-Madrid, 1987), el “puto” amo de  la prensa franquista, un periodista muy influyente. Ian Gibson hizo referencias en su libro El hombre que quiso ganar (Aguilar) y en un artículo de El País a las vinculaciones del  Nobel  con Aparicio. La vida de Aparicio estuvo vinculada a Fiñana. Fue el mandamás de la prensa franquista, de la censura y primer director de la Escuela de Periodismo, precursor de las facultades de  Ciencias de la Información. Antes de la contienda civil, Aparicio fue profesor de Redacción en la Escuela de Periodismo de  El Debate y editorialista en el católico Ya durante el periodo 1935-1936.

Juan Aparicio

Gibson explica cómo llegó el Nobel a la oficina de Aparicio: “…Otro compañero  era Eugenio Suárez, que ha recordado la apremiante necesidad que en aquellas fechas tenía Camilo José de ganar unos cuartos. El poeta José García Nieto, ya amigo de Cela, se lo comunicó a Suárez, que trabajaba en Censura bajo las órdenes del poderoso Juan Aparicio, delegado nacional de Prensa y Propaganda”. “…Suárez le presentó a Juan Aparicio, quien supo captar la valía del joven escritor y le ofreció el puesto del otro, que se iba destinado a Budapest. Y así fue cómo Cela entró en Censura. No era mucho el trabajo: echar un vistazo a las escasas revistas del Movimiento y a "algunas hojas religiosas o científicas". "Todo el mundo precisaba ganarse los garbanzos", añadió Suárez. (...) La versión dada por el propio Cela en Memorias, entendimientos y voluntades no discrepa en lo esencial del anterior relato.

Aparicio inventó el lema España, Una, Grande, Libre, según Justino Sinova. Colaboró en El Sol. Fue director de La Gazeta Regional, de Salamanca, y de Pueblo, entre otros medios.  Colaboré en  la exposición Mi querida Torrevieja, dedicada al centenario del periodista más influyente del franquismo, que impulsó el Cetamen Internacional de Habaneras  y de ahí que el Paseo Marítimo lleva su nombre.

Su vida familiar ha estado vinculada a Fiñana, donde se le recuerda con el nombre de la biblioteca. De esa exposición merece la pena conocer la riqueza fotográfica, con todos los directores de la época y su entrevista en Roma con el exiliado Rafael Alberti para intentar convencerle de que el franquismo se abría en sus últimos años. Alberti, en una carta, le agradeció muy amable el gesto aperturista de Aparicio y desconfió de las autoridades franquistas.

Hay que subrayar la correspondencia con el autor de Las greguerías, Ramón Gómez de la Serna, el compañero sentimental de la almeriense Colombine o  con José Cirre,  director de Yugo, nombre de este periódico hasta 1962. Si el expresidente Aznar nació en Bilbao es porque su padre fue nombrado por Aparicio para dirigir un periódico en esa capital.

Apoyó las exposiciones de los Indalianos por Madrid. Un día, Amalia S. Sampedro, que fue alumna, me confesó que era un tipo con sentido del humor y que organizó algunos matrimonios entre colegas de aquella época de emigración y silencio. En Almería reside su hija Ángeles, viuda del notario Miguel Gallego.