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Pincelada del Casco Histórico de Almería


Antonio Torres
Director de Canal Sur en Almería
 
Reproducimos la intervención del periodista Antonio Torres ante los miembros de la Asociación Vecinos del Casco Histórico de Almería .
 
El otro día paseé tranquilamente por el casco histórico de Almería acompañado de unos amigos muy valiosos y conocedores del barrio, como José García, Pepillo el Barbero, de La Traíña. No dejo de pensar en Pepillo niño cuando su madre, con apenas 22 años, falleció por culpa de la tuberculosis y quedó, con cinco años, al cuidado de la abuela, La Estraperlista. Ahora, la atención médica es muy distinta desde que la Junta de Andalucía rehabilitó y modernizó el Hospital Provincial, edificio que existe desde la época de los Reyes Católicos. Los vecinos ya superaron esa enfermedad y la pobreza del tracoma que tan espléndidamente denunció el sacerdote de San Roque y profesor don Marino Mínguez y nos describió Juan Goytisolo en los primeros años sesenta.
 
El profesor Francisco Verdegay ha aseverado que si hoy conservamos nuestro pasado el futuro nos recordará. El concejal por IUCA Rafael Esteban, vecino y conocedor de primera mano, hace una reflexión muy interesante en el que coloca a la plaza de la Constitución en el corazón de la capital. "Si no se termina la rehabilitación del Ayuntamiento, la locomotora del Casco Histórico, y no se llena de contenido cultural toda esa estratégica zona no podemos hablar de una capital con personalidad porque el tesoro que marca la vida urbana estaría falto de personalidad". El portavoz del Grupo Municipal Socialista, Joaquín Jiménez, pide que haya más partidas para que La Alcazaba "deje de estar rodeada de ruinas".
 
En ese vistazo por las calles, echamos de menos la gran tarea de la rehabilitación tal como reitera el curtido observador Pedro Lozano, también viejo amigo. El barrio es más habitable y se nota en el ambiente con la gente donde todos los ciudadanos se conocen y siguen saludándose, un aspecto importante de convivencia notoria que desgraciadamente no se disfruta en otros sitios.
 
Iniciamos el recorrido por la Avenida del Mar y en los pies de La Alcazaba, en el cerro de San Cristóbal y el parque de la Hoya comprobamos varias imágenes de suciedad y abandono de varios solares. Hay previstas intervenciones a corto plazo como el entorno del Mesón Gitano. La presencia del alcalde de Almería en el Comité Económico y Social Europeo en Bruselas, junto a sus concejales Carolina Lafita y Manuel Guzmán, puede abrir nuevos caminos para inversiones en rehabilitar y ayudar al pequeño comercio. Con un poquito de sensibilidad y sin gastar mucho dinero tendríamos solucionados problemas que denotan dejadez. Ese es un ejemplo de ausencia de sentido común porque es la zona más visitada de Almería y un escaparate que habla a las caras de la indolencia o desidia con la que nos enfrentamos en un asunto cultural, turístico y de convivencia.
 
Esa falta de rigor constituye un escaparate que habla muy mal de todos nosotros. Ya nos lo dijo en una ocasión José Ángel Valente cuando afirmó que una sutil frontera de desconfianza se abre en el Paseo de Almería y en ciertos ciudadanos que no quieren captar la belleza de un barrio, ejemplo del patrimonio ciudadano donde todo el mundo se conoce.
 
Nos detuvimos en la Plaza de Pavía, abierta al público desde la época musulmana, y su mercado central diseñado por el arquitecto Guillermo Langle, zona donde nació el escritor Fermín Estrella, quien desarrolló su carrera literaria con éxito en Argentina. "En la Plaza de Pavia, frente a las blancas fachadas de las casas, los vecinos en sus sillitas de paja entretejían la noche con saeta de palabras (...)". Plaza Pavía es el punto de encuentro vivo de los pescadores, muchos de ellos frustrados futbolistas con ese sabor de autenticidad de vecindad que representa el punto de encuentro en El Tintero, con nuestro amigo desde hace un cuarto de siglo Mimun Amar. Allí se discute desde la situación de los pensionistas, de los carpinteros que no tienen trabajo o de cómo lleva año y media cerrada la fábrica de hielo, por falta de resolución de las organizaciones empresariales de la mar. De familias que no saben cómo captar un euro para llevar a la casa.
 
Mi primera aproximación a estas calles estaba llena de temblor cuando descubrí en algún viaje con mis amigos de Los Gallardos los desaparecidos cines Roma y Moderno. En otro viaje cuando me concentraron como soldado en el Cuartel del Gobierno Militar para viajar en un tren que salía de Almería a la una de la tarde y llegó a Valencia a las seis de la mañana con 17 horas de viaje. En esto de las comunicaciones ferroviarias hasta hemos empeorado, porque ese tren que cruzaba la comarca del Almanzora y Almendricos ya no existe. Años después hallé la prolongación del pasillo de mi casa en la Peña El Taranto, el bar de Diego Zaragata, los desayunos en el desaparecido El Paso de la calle Mariana o el patrimonio cultural que representa Casa Puga, ese santuario que siempre tiene el mismo perfil de clientela.
 
Aquí vuelvo y entro en la historia por el enorme número de personajes que he conocido. He sido vecino del Casco Histórico por mis primeras prácticas en el colegio Giner de los Ríos en la etapa de profesor de EGB, antes de estudiar Periodismo. Ahí, en ese colegio, estaban curtidos profesores como don Andrés, don Manuel y don Elías, el suegro del desaparecido poeta Pepe Heredia Maya. El gitano granadino Pepe Heredia, que pasaba largas temporadas en Cabo de Gata, es autor de una obra que expresa denuncia y sufrimiento, Camelamos Naquerar.

Por los alumnos del colegio, entonces llamado Diego Ventaja en honor al Obispo natural de Ohanes, supe de la existencia de las hogueras en honor de las fiestas de San Antón, en el Casco Histórico, en honor a Antón Abad, un monje cristiano, nacido en Egipto en el año 251 y que se dice vivió 105 años. Tengo recuerdos y fotos de pasar buenos ratos en torno a una hoguera, la bendición de animales, subasta de rabicos, un chato de vino, habas y tocino "asao". Era costumbre que los niños fumaran cigarrillos de matalahúva mientras se degustaban los productos de la matanza alrededor de las lumbres. Se jugaba a la rueda alrededor de la hoguera. Han sido unas fiestas en las que los modestos bolsillos pueden llevarse en la zona del Reducto una bebida y una tapa generosa con el placer del punto de encuentro en la calle con amigos o vecinos.

Después, me convertí en corresponsal de RNE, emisora a la que entraba en directo desde el estudio de la extinta Radiocadena, en la sede que actualmente ocupa la UNED con patio precioso empapado en un jazmín al que me acerco cada vez que puedo. Han sido unos cinco años de los ochenta trabajando y conviviendo con los ciudadanos y ciudadanas de este sitio tan emblemático y auténtico. Lo digo de corazón: uno de los premios que más me llenan es el de Vecino de Honor de La Chanca.
 
He profundizado en la obra de la poetisa y periodista María Enciso con una publicación conjunta con el historiador que tanto está haciendo por recuperar las figuras de ilustres vecinos de esta tierra que tuvieron que exiliarse por razones políticas o por buscar un pedazo de pan, Antonio Sevillano. La obra se titula "María Pérez Enciso: una poeta en el olvido". "Pa cantar el fandanguillo que dé pena y alegría es preciso haber nacido en un barrio de Almería": estos versos octosílabos de Enciso aparecen en la placa de su casa natal del Reducto. Esa placa la descubrió el alcalde de Almería, Luís Rogelio Rodríguez Comendador, acompañando al homenaje la Banda Municipal de Música.
 
Es el Casco Histórico el que da personalidad con el Santuario de la Virgen del Mar, la Escuela de Artes, primer Instituto de Segunda Enseñanza en Almería y donde impartió clases la profesora Celia Viñas, la Plaza Campoamor donde se encuentra el Palacio de los Marqueses de Cabra, la Iglesia Convento de las Puras, declarada Bien de Interés Cultura,l y la fachada del Teatro Cervantes, entre otros.
 
Esta sería una de las decenas de rutas con interés que se pueden realizar. A los amigos les muestro un árbol que ha quedado vivo en el chafán del Edificio de Investigaciones Científicas en la calle Arapiles, frente a la primera sede de Radio Almería que abrió sus puestas en 1934 en esta céntrica calle, gracias al ingeniero agrónomo don Manuel Mendizábal que pidió que no se perdiera en la construcción del edificio durante el pasado siglo dicho de una Jacaranda.
 
Algunos fines de semana es un placer pasear por el Casco Histórico y contemplar como poco a poco crece un turismo de calidad que le gusta contemplar nuestro patrimonio. Me recuerda esas mañanas festivas cuando uno tiene la oportunidad de viajar a Sevilla, Córdoba o Granada como se mima y nutre el comercio de la zona. Esa es otra cuestión que dejamos aquí para que ustedes busquen fórmulas que permitan avanzar.
 
He tenido el privilegio de gozar de la amistad de uno de los personajes más grandes e ilustres como José Ángel Valente, reconocido en el ámbito mundial de las Letras como uno de los grandes. Un día histórico para mí fue moderar una mesa redonda sobre el futuro de La Chanca a arquitectos y vecinos como Pepillo el Barbero y sentado en medio de Valente y de Juan Goytisolo o la comida que tuvimos en Los Sobrinos y la convivencia de 24 horas en el Casco Histórico. En su casa, a José Ángel Valente le realicé una entrevista para El País, publicada el 11 de febrero de 1986, una página para la sección de Cultura de ámbito nacional y que aparecerá próximamente en un libro que prepara la editorial Gutenberg.
 
Todas las semanas que estaba aquí echábamos un par de tardes con Valente, aquí, en su casa, o en la antigua sede de RTVA, en Oliveros. Valente no quería que se le relacionara con nadie cuando eligió Almería para vivir. El escritor describió la España de la dictadura como irrespirable. Una vez instalado en Almería aseguró que esta tierra le descondiciona: "Almería no me impone ninguna pertenencia, me acoge como una tierra nueva, tierra incógnita; me ofrece una pura receptividad.
 
En el tiempo que llevo aquí no ceso de asombrarme de la honda receptividad de este lugar al que he venido. Entiendo ahora que ya desde sus orígenes árabes tuviese Almería fama de lugar de acogida, de hospitalidad. Esa capacidad de acogida se percibe de modo difuso en la ciudad, sus gentes, pero tiene además en mi caso nombres propios, muy sólidos fundamentos". Citaba, entre otros, al arquitecto Ramón de Torres, al que vemos en este acto y saludamos, al desaparecido y añorado Manuel Falces quien representó la génesis del Centro Andaluz de la Fotografía, ubicado aquí en este barrio tan singular y de José Guirao Cabrera que residió en su etapa de Almería en la calle Mariana, a escasos metros de esta sede de la calle Almedina.
 
El discurso de Aroldo Gamper-Fischer (Suiza 1937, Berja, Almería, 2012) siempre ha estado comprometido con la realidad almeriense. Por el periodista Miguel Ángel Blanco un pensamiento de Gamper tiene gran vigencia: "(...) La degradación urbana y parte del paro son debidos a la falta de estímulos que reciben los ciudadanos para organizarse mejor, para aprender y elaborarse -¡ellos mismos!- un puesto en la Sociedad, una vida más creativa y productiva y un entorno social más digno".
 
Para concluir: Animamos a las instituciones para que el Casco Histórico mejore su aspecto y la calidad de vida de sus vecinos, espontáneos, tolerantes y únicos donde todo el mundo se conoce, como diría el gran Eduardo del Pino que con sus obras recupera costumbrismo y a personas especiales. La recuperación es tarea de todos y todas. Emulamos a nuestra compañera de Canal Sur Lola López cuando nos pide que las demandas de rehabilitación se cumplan y se salga a la calle para llenarla de vida. Por el bien del futuro y de los que trabajamos y vivimos en Almería. Ahora toca salir a la calle y disfrutar de la Fiesta.

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