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El baile del candidato del PP

Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía

En la copa que se ofreció tras el 28 de febrero de 2009 los socialistas andaluces se esforzaban en exceso por actuar con absoluta normalidad, como si nada estuviera pasando. No era verdad. Aquel día las encuestas dieron muestras de un preocupante agotamiento del electorado andaluz y de la necesidad urgente de renovar la figura de Manuel Chaves tras dos décadas en el poder. Ferraz ya había hablado. El entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero quería que Chaves se incorporara a su Gobierno en la próxima crisis. Los socialistas andaluces, que se asomaban al abismo, lo negaban todo, sonreían en exceso, apelaban a la fantasía de los periodistas. Los líderes provinciales estaban en alerta. Dos meses después, la sucesión de Chaves se hizo realidad. Salvando todas las distancias, que son muchas, el estado anímico del Partido Popular de Andalucía en las pasadas semanas es muy parecido al que el PSOE afrontó cuando sabía que debía de dar paso a una nueva etapa. En el caso de los populares, el exceso de normalidad en la que intentan desenvolverse frente a la realidad de que Zoido es un líder de transición que está de salida y que debe dar paso a un nuevo liderazgo no sirve para ocultar el terremoto interno que vive el partido.

La plana mayor del PP andaluz
El alcalde de Sevilla salió al paso el viernes, durante la visita a un Belén en un centro de pensionistas de Huelva: “Las prisas no son buenas consejeras”, dijo enigmático. Su mensaje no estaba cifrado, ni mucho menos, era una advertencia a los populares malagueños, a su presidente provincial, Elías Bendodo, y a su alcalde rival, Francisco de la Torre, que habían apremiado a la dirección regional a definir de una vez por todas un camino político para el futuro del PP andaluz. No habían sido descorteses en sus declaraciones, simplemente habían puesto voz a lo que una parte mayoritaria del partido quiere: una hoja de ruta para hacer oposición, un liderazgo claro y fuerte en el momento más delicado para el partido en mucho tiempo. Han sido días revueltos. El expresidente Javier Arenas o Antonio Sanz también han hablado respaldando a Zoido pero dejando claro que tienen su propia opinión. El secretario general el PP-A, José Luis Sanz, ha salido dos veces a la palestra para negar que haya urgencia. Primero dijo que sería tras las elecciones municipales, a finales de 2015 e incluso en 2016. Su intento por zanjar la cuestión interna solo sirvió para animarla. Después, simplemente aseguró que no es el momento. Ese juego al despiste no es nada raro. Es una estrategia común a todos los partidos políticos cuando la vida interna es más animada de lo que quisieran. Tampoco hay que irse tan lejos, así está el PSOE en el ámbito nacional, con Alfredo Pérez Rubalcaba jugando a hacerse el enigmático y toda una corte de posibles sucesores moviéndose sigilosamente para copar su parcela de poder.

El PP andaluz va a vivir un 2013 muy importante para su futuro. En realidad, aunque hay tensiones provinciales y desde la sede de San Fernando quieren dejar claro que será Zoido quien decidirá cómo y cuándo abre otra etapa en el partido, no hay tantas diferencias internas: todos creen que cuanto antes se despeje el liderazgo del partido, mejor. Las voces consultadas en la dirección andaluza del PP aseguran que esperar a que pasen las municipales sería “un suicidio político”. Nadie sabe si el presidente andaluz, José Antonio Griñán, va a tener la tentación de adelantar los comicios autonómicos y hacerlos coincidir con las elecciones locales. Podría ser. Las encuestas le son favorables y resistir la cohabitación con IU en periodo electoral va a ser duro. Nunca se sabe. La convocatoria electoral es una prerrogativa del presidente y el PP andaluz no puede permitirse el lujo de andar descabezado y sin candidato claro a presidir la Junta.

Seguirán negándolo. Dirán que los periodistas están obsesionados por abrir la transición en el PP andaluz y mientras, los líderes provinciales, los alcaldes con más peso, los diputados de más renombre seguirán azuzando el debate, haciendo declaraciones off the record, arrimando el ascua del poder a su sardina, tomando posiciones, definiendo cuál es la mejor opción para suceder a Zoido. Ocurre así en todos los partidos. No es nada raro. La dirección andaluza, con el apoyo de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el visto bueno de Mariano Rajoy, quiere pilotar con autoridad y sin interferencias este momento crucial para el PP andaluz. Los presidentes provinciales recuerdan que ellos tienen mucho que decir, sobre todo en las provincias donde son electoralmente más fuertes. Los aspirantes jugarán a taparse para no quemarse y a moverse internamente para recabar apoyos. Esa situación interna es difícil de soportar mucho tiempo. Las prisas no son buenas, pero la indefinición tampoco y el PP andaluz lo sabe.

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