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El disputado voto del señor Megino

Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería

Miguel Delibes planteó con su peculiar llaneza literaria de hombre castellano la insólita historia del señor Cayo, lugareño preclaro sobre el que se lanzan los buscadores de voto en las primeras elecciones de la recuperada democracia. El fin sigue siendo el mismo en esencia, pero desde luego vivimos en una sociedad en la que resulta altamente difícil encontrar a un señor Cayo, alguien tan aislado y autárquico como el novelado, pero también es inconcebible que los partidos pierdan el tiempo intentando ganar un único voto aportado por el solitario habitante de un pueblo abandonado.

Juan Megino no es ni mucho menos comparable al personaje de Delibes, pero su apoyo sí que está siendo disputado por el Partido Popular y por Ciudadanos. Una bolsa de votos que podría rondar los dos millares de almerienses podría dejarse influir por una declaración expresa de quien ha sido ejemplo de rectitud política.

Juan Megino
Desde hace mes y medio aproximadamente el PP de la capital maneja una encuesta en la que se recoge que volvería a ganar con mayoría absoluta, pero que ésta sería muy ajustada, tanto que si no hay una potente movilización de sus partidarios podrían perderla y eso significaría tanto como perder la alcaldía. Lejos de Arriola, el PP de Almería no se encoge de hombros y se afana en prever posibles alianzas postelectorales que le puedan permitir seguir gobernando, si no que se pone las pilas para ver cómo recuperar a los desilusionados. En esa estrategia y no en otra es en la que hay que entender que se ronde a Juan Megino para figurar de modo testimonial en la candidatura que encabeza Luis Rogelio Rodríguez.

En aquella encuesta, y como luego han confirmado las urnas autonómicas, Ciudadanos es una formación en auge en la provincia y la capital, y al menos numéricamente los votos perdidos por el PP se asemejan a los ganados por la formación que lidera a nivel estatal Albert Rivera, y tampoco hay que perder de vista que tienen algunos puntos en común en lo ideológico (pocos, dicho sea de paso, se definen como "liberalismo progresista y socialismo democrático" y hasta Unificación Comunista de España apoyó esta opción política en junio de 2012).

El hecho es que quien lidera Ciudadanos en Almería capital, su candidato a la alcaldía, es Miguel Cazorla, que formó parte de GIAL, la formación que presidió Juan Megino tras escindirse del Partido Popular, y con la que logró la friolera de cinco concejales a la primera, y dos cuatro años después, y en ambos casos cogobernó con los populares antes que pactar con el PSOE. Megino entendía que sus cuitas personales con quienes le habían maltratado a él y a los suyos desde el PP no podía ser moneda de cambio, y que al margen de eso, ideológicamente él y los suyos, eran del PP, aunque ya no compartieran siglas.

No es que Megino se convierta en el punto de enlace entre el PP y un posible aliado como Ciudadanos, es todo lo contrario. Lo que busca el PP es que al menos Megino no sea relacionado con Cazorla, y evitar así que éste se beneficie de ese recuerdo positivo que tienen muchos almerienses. Ese puñado de votos puede ser decisivo en las actuales circunstancias para salvar un concejal que tal vez no fuera el crítico de la mayoría absoluta, pero sí el del "honor" de superarla con oxígeno.

Para Cazorla, el apoyo del señor Megino puede ser la diferencia entre estar dentro o quedarse fuera, entre estar dentro y ser llave de gobierno o ser un concejal más de la oposición.

La decisión sólo es de Megino, a quien hay que reconocer que no han tratado con cariño pese a su apoyo en las dos anteriores convocatorias municipales (recordemos que cuando dejó la política pidió seguir formando parte de la sociedad Almería Alta Velocidad -donde no se cobra ni un céntimo- y se lo negaron), pero aún así, y con su nombre sobre la mesa, él es quien va a tener que decir algo. En privado ya ha expresado su opinión sobre las opciones políticas, pero habrá que dejar que sea él quien también las diga en público. Será si quiere, claro.