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De cómo y por qué Ramón Rato terminó en la cárcel de Almería

Emilio Ruiz

El día 16 de abril de 2015 Rodrigo Rato Figaredo es detenido por agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera acusado de “la posible comisión de los delitos de blanqueo de capitales, alzamiento de bienes y fraude fiscal”. Casi medio siglo antes, el 3 de noviembre de 1966, una escena similar se producía: Ramón Rato Rodríguez-San Pedro y Ramón Rato Figaredo son detenidos por orden del juez Antonio Sánchez del Corral y del Río "por haberse comprobado la existencia de hechos susceptibles de ser calificados como delito monetario".

Ramón Rato ( Foto: Hola)
La historia se repite. El 1 de septiembre 1967 funcionarios de la Dirección General de Prisiones entregaron a Ramón Rato a la Guardia Civil, en las dependencias de la cárcel de Carabanchel, para su traslado a la cárcel de Almería, de acuerdo con la sentencia 8748, de 17 de febrero de 1967, que le condenaba a la pena de multa de 176 millones de pesetas y a tres años de prisión “como autor de un delito monetario de carácter continuado de exportación de billetes del Banco de España en cuantía probada de 81.500.000 pesetas”. El hijo de don Ramón y hermano de Rodrigo, Ramón Rato Figaredo, también sería condenado a pagar una multa de 44.000.000 de pesetas y a dos años de cárcel, con los mismos agravantes de su padre.

No es, pues, la escena del jueves desconocida para la familia Rato. Pero, ¿por qué fue encarcelado en Almería el patriarca de los Rato? La historia es extensa e intensa, y para aproximarse a ella habría que remontarse a principios del siglo pasado.

El ‘lúcido astuto y loco fanfarrón’ –que dijo su amigo Dionisio Ridruejo- Don Ramón nace en Gijón en 1907. Viene ‘con un pan bajo el brazo’, como se suele decir. Es heredero de una considerable fortuna procedente en la mayor parte de su abuelo Faustino Rodríguez-San Pedro, que fue alcalde de Madrid en 1890 y ministro de Antonio Maura en 1903. Su matrimonio con Aurora Figaredo Sela, miembro de una familia que tenía intereses en las explotaciones de carbón asturianas, incrementa su patrimonio.

Ramón pasa su infancia en Oviedo hasta que su familia lo envía a Madrid a estudiar Derecho. Finalizada la carrera, amplía estudios en Munich, donde entra en contacto con el movimiento hitleriano. A su regreso a España escribe varios libros exaltando las virtudes del nazismo. En 1933 es designado el primer abogado de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista bajo el gobierno republicano, hasta integrarse en el equipo de propaganda de Franco durante el golpe de 1936.

Ramón Rato y su hijo Rodrigo
(Foto: El Comercio)
Más tarde funda el club fascista Círculo Cultural Ramiro Ledesma Ramos. Participa en la fundación de Radio Nacional de España y ayuda a Manuel Aznar, abuelo del expresidente, a reactivar la Cadena Ser una vez finalizada la guerra civil. En 1941 compra su primera emisora, Radio Toledo EAJ-49, germen de lo que posteriormente sería la Cadena Rato -donde se integró Radio Almería-, vendida en 1990 a la ONCE, que conformó Onda Cero.

Ramón Rato siempre mezcló negocios y política. Su gran aspiración era hacerse banquero. “Como mi amigo Emilio Botín’, decía. En 1953 compró el Banco Siero y posteriormente el Banco Murciano y empezó a abrir sucursales en varios países extranjeros, con el consiguiente movimiento de divisas.

Ramón Rato siempre ha creído que sus problemas con la justicia se debían a un ajuste de cuentas de Franco. Y, ciertamente, en ello había algo de verdad, pero no toda. Una de las empresas de Nicolás Franco, Hércules Ibérica, no pudo hacer frente a un préstamo de cuatro millones de pesetas del Banco Siero. Rato embargó al hermano del dictador. Ahí empezó su calvario. Intentó enmendar la plana retirando la demanda, pero Franco no era amigo de perdones. El 21 de diciembre de 1966, el Juzgado de Pola de Siero declaraba la suspensión de pagos del banco. Los depositantes con más de 50.000 pesetas perdieron su dinero.

El indulto de 1971, que festejaba el 35º aniversario de la exaltación de Franco, salvó a Ramón Rato y su familia de mayores condenas. Nunca pudo ver ‘Don Ramón’ cumplido su sueño de ser uno de los grandes banqueros de España. Como su amigo Emilio Botín. Pero sí vio, en cambio, cómo el segundo de sus hijos, Rodrigo, se hizo con la cartera de Hacienda, la misma que llevó su abuelo Faustino.

El paso de Ramón Rato por la cárcel de Almería no fue un camino de rosas, pero lo parecía. Según cuenta Antonio Torres en su libro Soñar la radio, dedicaba el tiempo a jugar a las cartas con el director de la prisión y a pedir a los empleados de su emisora que pusieran en antena las canciones de Concha Piquer, que tanto le gustaban. En ocasiones el menú le era servido desde la cocina del Círculo Mercantil. Desde la cárcel de Almería el patriarca de los Rato continuó liderando sus negocios.